Sea como fuere, los fiscales milaneses han completado la causa por lavado de dinero, fraude contable y obstrucción de la justicia contra directivos y ex de Mediaset, el grupo que controla Berlusconi. Antes de 1996, se llamaba Fininvest. El cargo principal hace al ocultamiento de € 280 millones al fisco, obtenidos de la compraventa de derechos sobre películas y programas de TV en Estados Unidos.
También se han incorporado a autos unos FS 140 millones (alrededor de US$ 80 millones), detectados en cinco cuentas suizas. Todas, a nombre de Faruk Agrama, “socio oculto de Berlusconi”, según la fiscalía.
Pero, en este momento, un juez de primera instancia – Fabio Paparella- debe resolver si continuar la causa en Milán o transferirla a Brescia. Ocurre que, en la jurisdicción originaria, más de sesenta magistrados han sido o son accionistas de Mediaset a partir de 1996, si bien la mayoría vendió en 2004.
Dicho de otro modo, Berlusconi, su títere empresario Fedele Confalonieri y una docena de imputados más podrían contar con demasiados jueces adictos cuando la causa llegase a segunda instancia. En ese momento, esos magistrados podrían constituirse en partes civiles y armar un escudo contra el ministerio público. Por revelar esas cosas, ahora Mediaset querella al diario conservador “Corriere della sera”. Pero las informaciones publicadas en ese medio y otros provenían de los tribunales mismos.
Sea como fuere, los fiscales milaneses han completado la causa por lavado de dinero, fraude contable y obstrucción de la justicia contra directivos y ex de Mediaset, el grupo que controla Berlusconi. Antes de 1996, se llamaba Fininvest. El cargo principal hace al ocultamiento de € 280 millones al fisco, obtenidos de la compraventa de derechos sobre películas y programas de TV en Estados Unidos.
También se han incorporado a autos unos FS 140 millones (alrededor de US$ 80 millones), detectados en cinco cuentas suizas. Todas, a nombre de Faruk Agrama, “socio oculto de Berlusconi”, según la fiscalía.
Pero, en este momento, un juez de primera instancia – Fabio Paparella- debe resolver si continuar la causa en Milán o transferirla a Brescia. Ocurre que, en la jurisdicción originaria, más de sesenta magistrados han sido o son accionistas de Mediaset a partir de 1996, si bien la mayoría vendió en 2004.
Dicho de otro modo, Berlusconi, su títere empresario Fedele Confalonieri y una docena de imputados más podrían contar con demasiados jueces adictos cuando la causa llegase a segunda instancia. En ese momento, esos magistrados podrían constituirse en partes civiles y armar un escudo contra el ministerio público. Por revelar esas cosas, ahora Mediaset querella al diario conservador “Corriere della sera”. Pero las informaciones publicadas en ese medio y otros provenían de los tribunales mismos.