<p>En teoría, la eventual secesión terminará con una guerra étnica -llevaba poco más de medio siglo- entre el norte islámico (Jartum) y el sur africano (Dyuba). Este referendo se centra en realiza en la franja meridional y parte del “lejano oeste”. Pero ¿la guerra en realidad habrá sido dejada atrás? Muchos dudan.<br />
<br />
A criterio de analistas británicos e israelíes, el próximo choque desbordará Sudán y será entre musulmanes y africanos, no ya entre occidente y el Islam. Harto de los abusos de Jartum, el tercio meridional de un país con 2.500.000 km2 quiere terminar con una unión forzada por Gran Bretaña en 1899 e institucionalizada en 1956. <br />
<br />
Desde entonces, las antiguas Nubia y Meroe viven una guerra civil a varias puntas, hoy centrada en la rebelión separatista de Dar Fur. Esta provincia occidental es étnicamente africana y tuareg, pero también musulmana. <br />
<br />
Continuamente, el norte descarga sangrientos ataques –en especial aéreos y con napalm- sobre las áreas secesionistas. En esta oportunidad, si no hubiera fraude o violencia, dos condiciones muy difíciles de reunir, es probable que se imponga el sur. Cabe consignar que este plebiscito responde a un pacto de 2005, que no ha obstado para desactivar agresiones norteñas.<br />
<br />
Atendiendo a la clase feudal de Jartum y su actual gobernante, ‘Ummar al-Bashir, la reacción de jeques y ulemas quizá sea la peor imaginable. Primero, está el tráfico de esclavos desde el siglo X, negocio de un régimen teocrático más rígido que el saudí. Segundo, el sur posee la única riqueza relevante en Sudán (sabana en árabe), los hidrocarburos.<br />
<br />
</p>
<p>Empero, si el referendo favorece a los africanos y sus aliados de Dar Fur, el Movimiento pro Liberación Popular (MLP), fundado por Salva Kiir, intentará armar un estado viable con una lengua común (moru) y un nombre no árabe (Adsaña), Los separatistas confían en la ayuda sotto voce de Estados Unidos e Israel y, en forma explícita, de la Unión Europea, la cristiana Etiopía, Kenia, Uganda y otros estados africanos.</p>
<p>Paralelamente, la casi inevitable guerra –sea cual fuere el resultado de un referendo que durará una semana e involucra cuatro millones de personas- promoverá vastos movimientos humanos, como viene sucediendo en Dar Fur. Emigrantes negros deberán abandonar viviendas y puestos laborales en el norte, un éxodo bajo el continuo bombardeo árabe. A su vez, el estado musulmán se quedará sin mano de obra, en tanto los africanos heredarán un territorio casi sin caminos ni ferrocarriles.</p>
<p>Desde la independencia, en 1956, la oligarquía árabe sólo se ha ocupado de rutas y ductos petroleros. Por supuesto, la situación de al-Bashir es otra incógnita. Procesado en La Haya por genocidio, el dictador cuenta con respaldo en la península arábiga y, desde hace algunos años, afluyen inversiones chinas al sector hidrocarburos.<br />
<br />
No obstante, la experiencia en Dar Fur indica que Beijing trepidará en involucrarse más allá de gestos amistosos. Sucede que hay dos brotes separatistas en China misma, aunque ni Tibet ni Xi Jiang pesen por tamaño humano. La guerra post referendo no será “un choque de civilizaciones” como le gustaban a Samuel Huntington, sino otro acto del drama entre árabes y africanos.<br />
<br />
Ahora bien ¿cómo sería la futura Adsaña? En primer lugar, tan petrolera como pobre, más que Angola, Nigeria, ambos Congos y otros países africanos ricos en minerales e hidrocarburos. Casi 90% de sus ocho millones de población total –se excluyen esclavos- sobrevive con un dólar diario, hay 90% de analfabetos y la mortalidad asciende a 14%. <br />
</p>