El estimado mensual de actividad –en realidad, otra forma de medir el producto bruto interno, en la jerga del Indec- cierra noviembre con ese 8,5%, lo cual permite suponer algo menos de 9% para todo el año pasado. Dado que las entidades privadas que dibujan el PBI lo hacen a partir de estadísticas oficiales, no cabe esperar sorpresas en diciembre.
Por supuesto, el estimado es realmente un puntaje arbitrario con base cien en 1993. Pero el alza de 8,5% parece abarcar trece meses, pues el Indec la calcula entre 133,6 puntos en noviembre 2005 y 144,9 para igual mes de 2006 (salvo que, en verdad, la primera cifra corresponda a diciembre de 2005, que sería lo lógico).
Un dato paralelo parece convalidar las expectativas para todo 2006. En efecto, el estimado industrial aumentó en diciembre 9% -estacionalizado- sobre doce meses antes. La versión sin ese factor es parecida: 8,9%.
Sea como fuere, entre noviembre y diciembre últimos el PBI acumulaba ya 47 a 48 meses –cuatro años- de expansión ininterrumpida. En buena parte, porque Argentina no ha aplicado ninguna de las “reformas pro mercados” planteadas por la burocracia del Fondo Monetario, pese a presiones de analistas y gurúes locales, entre ellos un actual precandidato de la derecha bonaerense.
Justamente esa persistente actitud del equipo económico, bajo Roberto Lavagna primero y, después, Felisa Miceli, explica el cambio de opinión manifestado por las huestes de Dallara. “El crecimiento de la economía real –señala el IIF- contribuye a mejorar el perfil financiero argentino, junto con favorables condiciones externas”. Pero, por supuesto, las fuentes reales son el JP Morgan Chase, Standard & Poor’s y Moody’s, medidores o calificadores de riesgo soberano. Esta semana, el primero lo ubicó bajo 200 puntos por primera vez desde que existe el registro (1972).
El estimado mensual de actividad –en realidad, otra forma de medir el producto bruto interno, en la jerga del Indec- cierra noviembre con ese 8,5%, lo cual permite suponer algo menos de 9% para todo el año pasado. Dado que las entidades privadas que dibujan el PBI lo hacen a partir de estadísticas oficiales, no cabe esperar sorpresas en diciembre.
Por supuesto, el estimado es realmente un puntaje arbitrario con base cien en 1993. Pero el alza de 8,5% parece abarcar trece meses, pues el Indec la calcula entre 133,6 puntos en noviembre 2005 y 144,9 para igual mes de 2006 (salvo que, en verdad, la primera cifra corresponda a diciembre de 2005, que sería lo lógico).
Un dato paralelo parece convalidar las expectativas para todo 2006. En efecto, el estimado industrial aumentó en diciembre 9% -estacionalizado- sobre doce meses antes. La versión sin ese factor es parecida: 8,9%.
Sea como fuere, entre noviembre y diciembre últimos el PBI acumulaba ya 47 a 48 meses –cuatro años- de expansión ininterrumpida. En buena parte, porque Argentina no ha aplicado ninguna de las “reformas pro mercados” planteadas por la burocracia del Fondo Monetario, pese a presiones de analistas y gurúes locales, entre ellos un actual precandidato de la derecha bonaerense.
Justamente esa persistente actitud del equipo económico, bajo Roberto Lavagna primero y, después, Felisa Miceli, explica el cambio de opinión manifestado por las huestes de Dallara. “El crecimiento de la economía real –señala el IIF- contribuye a mejorar el perfil financiero argentino, junto con favorables condiciones externas”. Pero, por supuesto, las fuentes reales son el JP Morgan Chase, Standard & Poor’s y Moody’s, medidores o calificadores de riesgo soberano. Esta semana, el primero lo ubicó bajo 200 puntos por primera vez desde que existe el registro (1972).