La plantilla a sueldo, fuera del sector rural, disminuyó en 93.000 personas. Esto es, 90% más que las 49.000 de julio. Pero los gurúes de Wall Street habían predicho un aumento de 12.000. Ahora se manifiestan sorprendidos, pero analistas más serios ya habían señalado que el aumento de productividad –uno de los índices que más entusiasman en la bolsa- anticipaba aquellas cifras.
Lo realmente inesperado ocurrió el jueves, al saberse que las nuevas solicitudes de subsidios por desempleo habían subido 3,8% en la última semana de agosto (de 398.000 a 413.000). Al terminar el mes, entonces, había en Estados Unidos 3.810.000 desocupados ostensibles.
Esas cifras evidencian una vulnerabilidad de fondo que relativiza las a señales de repunte económico: la productividad crece porque cada vez se toma menos mano de obra en el país (y más en el exterior). Así lo señala el propio departamento federal de Trabajo. La otra vulnerabilidad es la combinación de enormes déficit y endeudamiento público. Esto explica la palidez del mercado accionario, pese a las máximas registradas, especialmente en paneles tecnológicos. En general, se considera que un volumen de nuevos subsidios superior a 400.000 semanales denota deterioro laboral.
Los desajustes entre diversas bases estadísticas generan, aparte, una espejismo, según el cual la tasa de desempleo parece haber bajado de 6,2 a 6,1% también en agosto. No obstante, como los mercados especulativos reaccionan sobre la marcha, la semana se cerró con moderados descensos accionarios, el euro pasando de US$ 1,085 a 1,11 y la tasa T-10 cediendo de 4,51 a 4,38% anual.
En realidad, la plaza se había forjado algunas ilusiones sobre el nivel de empleo, debido a una serie de datos positivos en ventas minoristas, bienes durables, expectativas del consumidor y vivienda.
La plantilla a sueldo, fuera del sector rural, disminuyó en 93.000 personas. Esto es, 90% más que las 49.000 de julio. Pero los gurúes de Wall Street habían predicho un aumento de 12.000. Ahora se manifiestan sorprendidos, pero analistas más serios ya habían señalado que el aumento de productividad –uno de los índices que más entusiasman en la bolsa- anticipaba aquellas cifras.
Lo realmente inesperado ocurrió el jueves, al saberse que las nuevas solicitudes de subsidios por desempleo habían subido 3,8% en la última semana de agosto (de 398.000 a 413.000). Al terminar el mes, entonces, había en Estados Unidos 3.810.000 desocupados ostensibles.
Esas cifras evidencian una vulnerabilidad de fondo que relativiza las a señales de repunte económico: la productividad crece porque cada vez se toma menos mano de obra en el país (y más en el exterior). Así lo señala el propio departamento federal de Trabajo. La otra vulnerabilidad es la combinación de enormes déficit y endeudamiento público. Esto explica la palidez del mercado accionario, pese a las máximas registradas, especialmente en paneles tecnológicos. En general, se considera que un volumen de nuevos subsidios superior a 400.000 semanales denota deterioro laboral.
Los desajustes entre diversas bases estadísticas generan, aparte, una espejismo, según el cual la tasa de desempleo parece haber bajado de 6,2 a 6,1% también en agosto. No obstante, como los mercados especulativos reaccionan sobre la marcha, la semana se cerró con moderados descensos accionarios, el euro pasando de US$ 1,085 a 1,11 y la tasa T-10 cediendo de 4,51 a 4,38% anual.
En realidad, la plaza se había forjado algunas ilusiones sobre el nivel de empleo, debido a una serie de datos positivos en ventas minoristas, bienes durables, expectativas del consumidor y vivienda.