Elecciones 2004: Kerry, Bush y la política exterior norteamericana

Círculos de Washington creen que John Kerry representa, en política exterior, los deseos de su partido y las esperanzas de muchos gobiernos. Como lo muestra España, buena parte del mundo ya no quiere continuidad, sino cambios en la materia.

16 marzo, 2004

En opinión de Gerard Baker, comentarista británico, “muchos esperan que el obscuro unilateralismo estilo George W.Bush ceda lugar a un multilateralismo más iluminado. Por cierto, funcionarios europeos, asiáticos y latinoamericanos repitan, en privado, lo que Kerry suele decir en público: “Esta administración lleva adelanta la política internacional más arrogante, inepta, imprudente e ideologizada de nuestra historia moderna”.

Si bien en Estados Unidos las elecciones suelen ser decididas por temas domésticos, tirios y troyanos creen que este año será algo inusitado al respecto. Bush ya hace campaña apelando a su “liderazgo en momentos difíciles”. En tanto, Kerry es un condecorado veterano de Vietnam, lo cual le confiere algunas ventajas: su rival jamás pisó un campo de batalla.

En realidad, la superpotencia se ve hoy “ante el debate más sostenido y serios sobre política exterior, desde Vietnam”, señala Richard Holbroke, ex asesor principal de Willian Clinton y hoy colaborador de Kerry. “Diganles a los españoles, como insisten Bush y Donald Rumsfeld, que la captura de Saddam ha mejorado la seguridad mundial”, ironizaba días atrás el ex precandidato Howard Dean.

Entre las iniciativas que el senador por Massachusetts incluye en las lista para sus primeros cien días de gestión, se destaca “una nueva política internacional”. Kerry irá a las Naciones Unidas “para mostrar que EE.UU. habrá vuelto a la comunidad mundial”, propondrá una conferencia para llegar a un acuerdo multilateral sobre terrorismo y destacarás un “embajador presidencial” en Medio Oriente.

Según Holborrke, “el actual gobierno ha sido unilateral siempre que pudo y multilateral sólo donde le convenía. Kerry retomará la tradición de Franklin Rooselevalt a Clinto, incluyendo Ronald Reagan: multilateral donde puede, unilateral sólo donde debe”.

Pero, duda Baker, ¿se traducirá esta retórica en marcadas diferencias de gestión? ¿retornará Kerry al compromiso transatlántico y la cooperación multilateral? ¿o será, como sospechan algunos expertos, que le legado del terrorismo en gran escala ha alterado las prioridades norteamericanas y la continuidad se impondrá al cambio? ¿será posible que la división entre EE.UU. y el planeta sea más honda que la división entre norteamericanos?

Aparte, Kerry mismo –insisten en el campo republicano- tiene antecedentes de inconsistencia. Como dijo Bush hace veinte días, en su primer discurso de campaña, “los precandidatos demócratas son un grupo interesante, con opiniones diversas: contra el Tratado de Libre Comercio y en favor, contra la guerra en Irak y en favor. Y eso considerando uno solo de ellos, el senador por Massachusetts”.

Robert Kagan, pensador del ultraconservadurismo, sostiene que “Kerry no adoptará planteos muy diferentes de los de Bush. Además, existe similitudes entre algunos demócratas y el lenguaje de Rumsfeld, el secretario de Defensa”.

“Nuevos halcones” como Kagan, Rumsfeld o el vicepresidente Richard Cheney se basan en ciertas características peculiares a EE.UU.; tomar responsabilidades globales, usar la fuerza ante amenazas incipientes y una sensación de vulnerabilidad posterior al 11 de septiembre de 2001. Por ende, creen que esas nuevas “realidades” definirán las decisiones de cualquier presidente, no a la inversa. En síntesis, como apunta Kagan, “la resolución multilateral e institucional de conflictos es cosa del pasado”.

“En este sentido –observaba hace poco James Carter-, el gobierno piensa igual que Al Qa’eda y los fundamentalistas de cualquier cuño. No me parece que Kerry comparta esa filosofía”. La reacción al ataque islámico contra Madrid parece confirmar las impresiones del ex presidente.

Por su parte, los conservadores subrayan que Kerry apoyó a Bush en senado (octubre de 2002), en cuanto a autorizar el uso de tropas contra Irak. También sostienen que el candidato ha atenuado duras críticas sobre el proceso de paz en Palestina-Israel y que, ante grupos judíos en Nueva York, defendió a Tel Aviv.

Siempre en la óptica oficialista, el mayor reto para cualquier gobierno (estabilizar y democratizar Irak) no parece dividir a Bush y Kerry. Por el contrario, recientes observaciones del segundo coinciden con el primero, en cuanto a modernizar Saudiarabia y Pakistán.

Observadores menos afines a Bush temen que, aun si Kerry realmente pretendiera renovar en política exterior, chocaría contra la mayoría republicanas en el Congreso. Como se vio durante la gestión de Clinton, ese partido es capaz de todo para trabar a un presidente demócrata. Sobre todo en materias como el tratado de Kyoto o la Corte Penal Internacional.

Por lo demás, Baker detecta “convergencias entre ambos partidos sobre política exterior, en los últimos meses. En parte, porque ni el más halcón de los halcones espera ya que Bush invada otros países, en tanto casi la mitad del ejército está empantanado en Irak”.

En verdad, durante los recientes doce meses las duras realidades iraquíes fueron forzando una reevaluación del esquema oficial. Se explica, así, que hayan surgido de la Casa Blanca señales positivas sobre el papel de la ONU o las relaciones con Alemania y Francia. En el segundo caso, EE.UU. pidió cooperación en la crisis de Haití.

No obstante, en lo objetivo Kerry presidente será muy distinto de Bush. A pesar de Kagan, ambos ofrecen visiones contrapuestas del mundo, si bien cualquier política ejecutiva será influida por los acontecimientos. Cabe recordar, por otra parte, que el unilateralismo de Bush es muy anterior al 11/9/0, pues data de 1997, cuando ni soñaba con la Casa Blanca.

El analista británico admite que calificar a Keery de unilateralista por su voto sobre Irak carece de fundamento. Su discurso del 9 de octubre de 2002 deja bien en claro que el senador no aprobaba ir a la guerra sin mandato de la ONU ni apoyo total de sus aliados europeos. Ya en los 80, el actual candidato se oponía a Reagan en materia de guerra fría y, meses atrás, votó contra US$ 87.000 millones adicionales, pedido al Congreso la reconstruir Irak. Más a propósito, Kerry votó en 1991 contra la primara invasión de Irak, pidiendo dar más tiempo a los diplomáticos. Con ello se distanció de “halcones” demócratas como Albert Gore, Joseph Lieberman o Robert Graham.

En otro plano, la dinámica interna del partido descarta toda posibilidad de que Kerry presidente se acerque a la concepción imperial de Bush. Dean puede haber perdido la carrera, pero sus encendidas críticas a la guerra cambiaron el tono de la campaña. Lieberman, que apoya en alto grado las políticas oficiales, fue aplastado en las primarias.

Al mismo tiempo, los propios republicanos admiten que, si gana, Bush –sin posibilidades de volver a reelegirse- se tornará más agresivo en cuanto a cambiar EE.UU. y el mundo según su visión parroquial. “El presidente seguirá adelante. No se volverá a lo que los europeos creen normal”, afirma William Kristol, director del “Weekly Standard”, una revista de ultraderecha con gran influencia sobre Bush.

En lo tocante a Kerry, pese a un brillante equipo y al revés de Bush, en varios sentidos es su propio asesor en temas internacionales. Miembro del comité senatorial específico durante mucho tiempo, ha forjado estrechos nexos con relevantes arquitectos de política exterior en ambos partidos. Trabajó además con John McCain, senador republicano disidente, en el levantamiento del embargo sobre Vietnam, decretado por Clinton a mediados de los 80.

McCain –si no integra la fórmula con Kerry- y Holbrooke tienen serias posibilidades para la secretaría de estado o el Consejo Nacional de Seguridad. Sea como fuera, “para cualquiera que ocupe el despacho oval en enero de 2005, el terrorismo seguirá siendo clave, sobre todo después de Madrid”, piensa Nancy Soderberg, ex asegura de Clinton en seguridad y actual integrante del International Crisis Group, un grupo dedicado a política internacional.

En opinión de Gerard Baker, comentarista británico, “muchos esperan que el obscuro unilateralismo estilo George W.Bush ceda lugar a un multilateralismo más iluminado. Por cierto, funcionarios europeos, asiáticos y latinoamericanos repitan, en privado, lo que Kerry suele decir en público: “Esta administración lleva adelanta la política internacional más arrogante, inepta, imprudente e ideologizada de nuestra historia moderna”.

Si bien en Estados Unidos las elecciones suelen ser decididas por temas domésticos, tirios y troyanos creen que este año será algo inusitado al respecto. Bush ya hace campaña apelando a su “liderazgo en momentos difíciles”. En tanto, Kerry es un condecorado veterano de Vietnam, lo cual le confiere algunas ventajas: su rival jamás pisó un campo de batalla.

En realidad, la superpotencia se ve hoy “ante el debate más sostenido y serios sobre política exterior, desde Vietnam”, señala Richard Holbroke, ex asesor principal de Willian Clinton y hoy colaborador de Kerry. “Diganles a los españoles, como insisten Bush y Donald Rumsfeld, que la captura de Saddam ha mejorado la seguridad mundial”, ironizaba días atrás el ex precandidato Howard Dean.

Entre las iniciativas que el senador por Massachusetts incluye en las lista para sus primeros cien días de gestión, se destaca “una nueva política internacional”. Kerry irá a las Naciones Unidas “para mostrar que EE.UU. habrá vuelto a la comunidad mundial”, propondrá una conferencia para llegar a un acuerdo multilateral sobre terrorismo y destacarás un “embajador presidencial” en Medio Oriente.

Según Holborrke, “el actual gobierno ha sido unilateral siempre que pudo y multilateral sólo donde le convenía. Kerry retomará la tradición de Franklin Rooselevalt a Clinto, incluyendo Ronald Reagan: multilateral donde puede, unilateral sólo donde debe”.

Pero, duda Baker, ¿se traducirá esta retórica en marcadas diferencias de gestión? ¿retornará Kerry al compromiso transatlántico y la cooperación multilateral? ¿o será, como sospechan algunos expertos, que le legado del terrorismo en gran escala ha alterado las prioridades norteamericanas y la continuidad se impondrá al cambio? ¿será posible que la división entre EE.UU. y el planeta sea más honda que la división entre norteamericanos?

Aparte, Kerry mismo –insisten en el campo republicano- tiene antecedentes de inconsistencia. Como dijo Bush hace veinte días, en su primer discurso de campaña, “los precandidatos demócratas son un grupo interesante, con opiniones diversas: contra el Tratado de Libre Comercio y en favor, contra la guerra en Irak y en favor. Y eso considerando uno solo de ellos, el senador por Massachusetts”.

Robert Kagan, pensador del ultraconservadurismo, sostiene que “Kerry no adoptará planteos muy diferentes de los de Bush. Además, existe similitudes entre algunos demócratas y el lenguaje de Rumsfeld, el secretario de Defensa”.

“Nuevos halcones” como Kagan, Rumsfeld o el vicepresidente Richard Cheney se basan en ciertas características peculiares a EE.UU.; tomar responsabilidades globales, usar la fuerza ante amenazas incipientes y una sensación de vulnerabilidad posterior al 11 de septiembre de 2001. Por ende, creen que esas nuevas “realidades” definirán las decisiones de cualquier presidente, no a la inversa. En síntesis, como apunta Kagan, “la resolución multilateral e institucional de conflictos es cosa del pasado”.

“En este sentido –observaba hace poco James Carter-, el gobierno piensa igual que Al Qa’eda y los fundamentalistas de cualquier cuño. No me parece que Kerry comparta esa filosofía”. La reacción al ataque islámico contra Madrid parece confirmar las impresiones del ex presidente.

Por su parte, los conservadores subrayan que Kerry apoyó a Bush en senado (octubre de 2002), en cuanto a autorizar el uso de tropas contra Irak. También sostienen que el candidato ha atenuado duras críticas sobre el proceso de paz en Palestina-Israel y que, ante grupos judíos en Nueva York, defendió a Tel Aviv.

Siempre en la óptica oficialista, el mayor reto para cualquier gobierno (estabilizar y democratizar Irak) no parece dividir a Bush y Kerry. Por el contrario, recientes observaciones del segundo coinciden con el primero, en cuanto a modernizar Saudiarabia y Pakistán.

Observadores menos afines a Bush temen que, aun si Kerry realmente pretendiera renovar en política exterior, chocaría contra la mayoría republicanas en el Congreso. Como se vio durante la gestión de Clinton, ese partido es capaz de todo para trabar a un presidente demócrata. Sobre todo en materias como el tratado de Kyoto o la Corte Penal Internacional.

Por lo demás, Baker detecta “convergencias entre ambos partidos sobre política exterior, en los últimos meses. En parte, porque ni el más halcón de los halcones espera ya que Bush invada otros países, en tanto casi la mitad del ejército está empantanado en Irak”.

En verdad, durante los recientes doce meses las duras realidades iraquíes fueron forzando una reevaluación del esquema oficial. Se explica, así, que hayan surgido de la Casa Blanca señales positivas sobre el papel de la ONU o las relaciones con Alemania y Francia. En el segundo caso, EE.UU. pidió cooperación en la crisis de Haití.

No obstante, en lo objetivo Kerry presidente será muy distinto de Bush. A pesar de Kagan, ambos ofrecen visiones contrapuestas del mundo, si bien cualquier política ejecutiva será influida por los acontecimientos. Cabe recordar, por otra parte, que el unilateralismo de Bush es muy anterior al 11/9/0, pues data de 1997, cuando ni soñaba con la Casa Blanca.

El analista británico admite que calificar a Keery de unilateralista por su voto sobre Irak carece de fundamento. Su discurso del 9 de octubre de 2002 deja bien en claro que el senador no aprobaba ir a la guerra sin mandato de la ONU ni apoyo total de sus aliados europeos. Ya en los 80, el actual candidato se oponía a Reagan en materia de guerra fría y, meses atrás, votó contra US$ 87.000 millones adicionales, pedido al Congreso la reconstruir Irak. Más a propósito, Kerry votó en 1991 contra la primara invasión de Irak, pidiendo dar más tiempo a los diplomáticos. Con ello se distanció de “halcones” demócratas como Albert Gore, Joseph Lieberman o Robert Graham.

En otro plano, la dinámica interna del partido descarta toda posibilidad de que Kerry presidente se acerque a la concepción imperial de Bush. Dean puede haber perdido la carrera, pero sus encendidas críticas a la guerra cambiaron el tono de la campaña. Lieberman, que apoya en alto grado las políticas oficiales, fue aplastado en las primarias.

Al mismo tiempo, los propios republicanos admiten que, si gana, Bush –sin posibilidades de volver a reelegirse- se tornará más agresivo en cuanto a cambiar EE.UU. y el mundo según su visión parroquial. “El presidente seguirá adelante. No se volverá a lo que los europeos creen normal”, afirma William Kristol, director del “Weekly Standard”, una revista de ultraderecha con gran influencia sobre Bush.

En lo tocante a Kerry, pese a un brillante equipo y al revés de Bush, en varios sentidos es su propio asesor en temas internacionales. Miembro del comité senatorial específico durante mucho tiempo, ha forjado estrechos nexos con relevantes arquitectos de política exterior en ambos partidos. Trabajó además con John McCain, senador republicano disidente, en el levantamiento del embargo sobre Vietnam, decretado por Clinton a mediados de los 80.

McCain –si no integra la fórmula con Kerry- y Holbrooke tienen serias posibilidades para la secretaría de estado o el Consejo Nacional de Seguridad. Sea como fuera, “para cualquiera que ocupe el despacho oval en enero de 2005, el terrorismo seguirá siendo clave, sobre todo después de Madrid”, piensa Nancy Soderberg, ex asegura de Clinton en seguridad y actual integrante del International Crisis Group, un grupo dedicado a política internacional.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades