El recorte presupuestario llega al Pentágono

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Tras más de una década de expansión militar, el presupuesto de las Fuerzas Armadas estadounidenses podría sufrir un fuerte ajuste el año próximo, que reduciría el número de soldados, pero reforzaría las tropas de élite y la superioridad tecnológica.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, explicó en una conferencia de prensa que recomendó a la Casa Blanca reducir de 600.000 millones a 496.000 millones de dólares el presupuesto militar para el año próximo porque “es el momento de ser realista”, informó la agencia de noticias EFE.

  

De aprobarlo el Congreso estadounidense, la fuerza más afectada por el ajuste sería el Ejército, que pasaría de tener 570.000 miembros, su máximo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, a entre 440.000 y 450.000 soldados.

  

Si se concreta esta reducción, el Ejército norteamericano alcanzará el nivel más bajo desde el período de entre guerras.

  

Sin embargo, en el contexto mundial actual, esto no se traducirá necesariamente en un debilitamiento de la fuerza militar estadounidense.

  

“No vamos a dimensionar nuestras Fuerzas Armadas para que realicen grandes y largas operaciones de estabilidad”, explicó Hagel, en referencia al despliegue masivo de tropas que requerían las guerras tradicionales, como Vietnam y la primera guerra de Irak, o demandaron las ocupaciones de Afganistán e Irak.

  

Según el secretario de Defensa, la prioridad de las Fuerzas Armadas norteamericanas será mantener la hegemonía tecnológica frente a potenciales adversarios.

  

Por ejemplo, el Péntagono se despedirá del avión espía U2, un hito de la aviación y de la Guerra Fría, y concentrará sus recursos en mantener la aeronave no tripulada Global Hawk.

  

Pese a la lluvia de críticas nacionales e internacionales que provocan sus ataques en Pakistán, Yemen y Somalia, principalmente, los drones, como se conoce a los aviones no tripulados, seguirán ganando terreno en la nueva estrategia militar norteamericana.

 

Además, el énfasis humano estará puesto en el fortalecimiento de los grupos de élite, conocidos en Estados Unidos como fuerzas especiales, que pese al ajuste general, seguirán creciendo en los próximos años hasta rondar los 70.000 hombres y mujeres.

  

Desde el fin de las guerras tradicionales, estos grupos de élite se convirtieron en los protagonistas de los ataques “quirúrgicos” y encubiertos, y suelen ser los primeros en desembacar para preparar el terreno antes de una ofensiva militar importante.

  

Hagel anunció que la superpotencia relegará su fuerte presencia militar en Medio Oriente y reforzará la que existe en la región Asia-Pacífico, donde el poderío militar chino preocupa al Pentágono y a sus aliados japoneses, surcoreanos y filipinos.

  

En parte por ello, el plan presupuestario para 2015 mantiene el costoso programa de desarrollo del caza F-35, las inversiones en ciberdefensa y evita reducir la actual flota de once portaaviones estadounidenses, algo que podría cambiar si el Congreso aumenta los recortes en 2016.

  

Habrá cambios y ajustes en los próximos años, pero Hagel destacó que no afectarán la “fuerte base industrial militar”, más conocida como el complejo industrial militar compuesto por algunas de las empresas bélicas más poderosas del mundo.

  

Prueba de ello es que Estados Unidos seguirá teniendo el mayor presupuesto militar del mundo, aún sumando los de las principales potencias mundiales: China, Rusia, Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, India y Brasil.

 

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