Una década de dinero fácil ha dejado al mundo con una deuda récord de US$ 250 billones, o sea 250 millones de millones de dólares. Esa cifra comprende deuda soberana, empresarial y familiar. Significa casi tres veces la producción económica del mundo entero y equivale a US$ 32.500 por cada hombre, mujer y niño del planeta.
- La deuda total de los gobiernos superó los US$65 billones en 2018, frente a los US$37 billones hace diez años, y aumentó más rápidamente en los mercados maduros
- La deuda corporativa no financiera aumentó a más de US$72 billones el año pasado, ahora cerca de un máximo histórico del 92 por ciento del PIB
- La deuda familiar creció más del 30 por ciento a US$46 billones gracias al fuerte crecimiento en los mercados emergentes, especialmente de China; aunque República Checa, India, México, Corea, Malasia y Chile registraron aumentos de más del 20 por ciento desde 2016
- El endeudamiento del sector financiero aumentó a alrededor de US$60 billones, un 10 por ciento más que en la década anterior.
Gran parte de esta herencia surge de los esfuerzos deliberados de los gobiernos por recurrir a préstamos para mantener a flote la economía mundial después de la crisis financiera de 2008. Las tasas de interésa nivel casi cero que imperó desde entonces mantuvo la carga manejable para muchos y permitió que se acumularan montañas de deuda.
Ahora, en un momento en que el mundo enfrente el menor crecimiento desde aquella oportunidad todas las opciones que se presentan para reavivar la economía tienen un denominador común: más deuda. El argumento es que los bancos centrales están agotados y que hace falta un enorme gasto fiscal para sacar a las empresas y las familias del atolladero.