El informe de la Unctad trasunta menos optimismo

Injustamente eclipsados por borrascosos e inútiles debates en otros foros (asamblea semestral FMI-Banco Mundial, grupos de los 7 o los 20), los análisis de la Unctad representan el mayor reducto neokeynesiano subsistente. Pero no son color de rosa.

13 octubre, 2010

<p>En efecto, la comisi&oacute;n de Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (en ingl&eacute;s, Unctad) produjo hace algunas semanas la revisi&oacute;n anual para 2010. Su escueto panorama general profundiza posiciones del informe 2009, desde su acostumbrado punto de vista estructural en la tradici&oacute;n de quien la fundara en 1948, Ra&uacute;l Pr&eacute;bisch.<br />
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&ldquo;Sigue fr&aacute;gil la reactivaci&oacute;n en los pa&iacute;ses centrales, tras lo que se considera la peor crisis sist&eacute;mica &ndash;o sea, econ&oacute;mica y financiera- desde los a&ntilde;os treinta. En varios casos, el abandono prematuro de pol&iacute;ticas macroecon&oacute;micas, para estimular la demanda y reducir el d&eacute;ficit presupuestario, puede frenar una reacci&oacute;n incipiente. Es preciso, entonces, continuar con medidas fiscales expansivas para evitar una espiral deflacionaria y ulteriores aumentos del desempleo&rdquo;.<br />
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A criterio de la UNCTAD, &ldquo;es cada d&iacute;a m&aacute;s claro que no todos los pa&iacute;ses pueden apoyarse en las exportaciones para promover crecimiento y ocupaci&oacute;n&rdquo;. Al contrario, &ldquo;deben prestar atenci&oacute;n al fortalecimiento de la demanda interna. Esto es especialmente cierto en la actualidad, porque no es probable que alg&uacute;n otro pa&iacute;s o grupo de ellos pueda desempe&ntilde;ar el papel que antes cumpl&iacute;a Estados Unidos como motor de expansi&oacute;n mundial&rdquo;.<br />
En semejante situaci&oacute;n, este documento recomienda &ldquo;cambiar enfoques y optar por crecer impuls&aacute;ndose en los mercados locales. Tanto en las econom&iacute;as centrales cuanto, mucho m&aacute;s, en las emergentes que poseen grandes excedentes en cuenta corriente y un potencial productivo subutilizado&rdquo;. Eso es clave para &ldquo;no reincidir en desequilibrios similares a los que provocaron las crisis financiera occidental (2007/09) y el sobre-endeudamiento europeo (desde este a&ntilde;o)&rdquo;. Pero estas pol&iacute;ticas &ldquo;son tambi&eacute;n relevantes para pa&iacute;ses en desarrollo, que dependen hoy en gran medida de la demanda externa para expandirse y crear empleo en contextos de alto crecimiento vegetativo&rdquo;.<br />
Por cierto, coinciden la comisi&oacute;n y el grupo de los 20, &ldquo;el desempleo es el problema sociopol&iacute;tico y econ&oacute;mico m&aacute;s acuciante del momento. Entre otras cosas, porque se halla estrechamente ligado a la pobreza, end&eacute;mica en pa&iacute;ses subdesarrollados y muchos en desarrollo. Las secuelas de ambas crisis occidentales han empeorado la situaci&oacute;n en los mercados laborales, ya estancados antes del colapso de malas hipotecas en 2006&rdquo;.<br />
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Desde 2008, la relaci&oacute;n mundial empleo/poblaci&oacute;n activa registra fuerte descenso y muchas econom&iacute;as de variadas dimensiones &ldquo;padecen las mayores tasas de desocupaci&oacute;n en los &uacute;ltimos cuarenta a&ntilde;os. Por consiguiente, la creaci&oacute;n o recreaci&oacute;n de empleo tiene que ser prioritaria en pol&iacute;tica econ&oacute;mica. En este marco, es indispensable &ndash;afirma la comisi&oacute;n- reforzar pol&iacute;ticas o medidas macroecon&oacute;micas, fundamentalmente en pa&iacute;ses en desarrollo y subdesarrollados&rdquo;. Pero tambi&eacute;n existen problemas de ese tipo en EE.UU, y parte de la Uni&oacute;n Europea.<br />
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&ldquo;La experiencia y la teor&iacute;a ense&ntilde;an que, para aplicar estrategias de crecimiento sostenibles, debe tenerse en cuenta la demanda interna mucho m&aacute;s de lo hecho durante los pasados treinta a&ntilde;os&rdquo;, o sea desde que el ofertismo se adue&ntilde;&oacute; de la econom&iacute;a norteamericana. Sin duda, &ldquo;la multiplicaci&oacute;n de puestos laborales debe resultar de un c&iacute;rculo virtuoso, donde la elevada inversi&oacute;n de capital diera lugar a un incremento m&aacute;s r&aacute;pido de la productividad. Ello generar&iacute;a aumentos salariales que, a su vez, impulsasen la demanda real&rdquo;. No es, claro, la receta que el Fondo Monetario Internacional sigue recomendando &ndash;por boca de John Lipsky- a pa&iacute;ses en problemas.</p>
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