Mientras que el presidente de los Estado Unidos, Bill Clinton, anunció ayer la desclasificación de imágenes satelitales secretas de la Antártida que evidenciarán los cambios en el ambiente del continente blanco, a raíz del calentamiento global, el iceberg B-10A, de 60 kilómetros de largo y 21 de ancho -dimensiones que superan las de la Capital Federal-, sigue su navegación a la deriva por el Atlántico sur hacia aguas cálidas: más cerca de Tierra del Fuego, ahora su dirección apunta a las islas Georgias del Sur. Los técnicos de la Armada y varios científicos del Instituto Antártico Argentino sostienen que se trata de un fenómeno normal, originado en 1992, a partir del desprendimiento del glaciar Thwaites, ubicado en la tierra de Mary Byrd. La masa de hielo recorre 1.885 kilómetros por año, es decir, el equivalente a la distancia que separa a la ciudad de Buenos Aires con Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.
(Clarín, La Nación)
Mientras que el presidente de los Estado Unidos, Bill Clinton, anunció ayer la desclasificación de imágenes satelitales secretas de la Antártida que evidenciarán los cambios en el ambiente del continente blanco, a raíz del calentamiento global, el iceberg B-10A, de 60 kilómetros de largo y 21 de ancho -dimensiones que superan las de la Capital Federal-, sigue su navegación a la deriva por el Atlántico sur hacia aguas cálidas: más cerca de Tierra del Fuego, ahora su dirección apunta a las islas Georgias del Sur. Los técnicos de la Armada y varios científicos del Instituto Antártico Argentino sostienen que se trata de un fenómeno normal, originado en 1992, a partir del desprendimiento del glaciar Thwaites, ubicado en la tierra de Mary Byrd. La masa de hielo recorre 1.885 kilómetros por año, es decir, el equivalente a la distancia que separa a la ciudad de Buenos Aires con Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.
(Clarín, La Nación)