El gobierno apela a Moyano para armar un pacto social precario que le devuelva iniciativa política

Una gestión oficiosa estaría realizando Néstor Kirchner para que Hugo Moyano salga a avalar un acuerdo-marco salarial en torno a 20 % que sirva de guía a los convenios colectivos. Comprometió el apoyo del gobierno a la reelección del camionero en la CGT.

11 enero, 2008

Existen contactos directos entre el matrimonio Kirchner y el líder de la
CGT, Hugo Moyano, para armar cuanto antes la arquitectura de un pacto social que
le permita al gobierno recuperar la iniciativa política, tras la seguidilla
de tropiezos que empezaron con el valijagate, en Miami, más los cortes
de electricidad y faltante de combustibles de los últimos días en
el país.

“La Presidenta ha decidido mantener su esquema de trabajo y no salir al
exterior en estos dos meses”, señaló el canciller Jorge Taiana
luego de un acto en el Palacio San Martín, a modo de explicación
de por qué no viaja a Davos y a España.

El acto para el lanzamiento del plan de uso racional de la energía es
un aperitivo en la agenda de repechaje de imagen que se propusieron en la Casa
Rosada y que inclusive ha movilizado de nuevo al ex presidente Néstor
Kirchner, quien se había propuesto recluirse en sus oficinas de Puerto
Madero para no interferir a la luz pública con la gestión de su
esposa.

El plato fuerte doméstico por jugarse en breve consiste en cerrar un
acuerdo-marco con los actores sociales que atenúe la conflictividad en
cuestiones relacionadas con la distribución del ingreso, y la inminencia
de los convenios colectivos enciende luces de precaución al respecto.

En estos momentos, las posiciones del establishment empresarial y sindical
señalan un brecha importante, entre 17 % que pretendería la patronal
y un mínimo de 23 % que surge del sector obrero más moderado.

El gobierno se puso en el medio de estos extremos, al aceptar una discusión
en torno del 20 %. Pero hay que tener en cuenta que este borrador de pauta salarial
en realidad está muy lejos de las reales pretensiones de las bases sindicales,
que pujan por aumentos superiores al 30 %.

La gran diferencia reside en que no es creíble para los representantes
directos de los trabajadores que la inflación del 2007 haya sido de 8,7
% como difundió el Indec, y para los dirigentes de cúpula no será
fácil de atajar esas demandas, cuando a mitad de año se dirime
el comando de la CGT y hasta entonces campearán las internas gremiales.

Kirchner decidió ir a fondo con el aliado de su gobierno, Hugo Moyano,
pese a no ser santo de la devoción de su esposa y no contar con apoyos
sólidos en la mesa de conducción de la central obrera. El ex presidente
prometió impulsar la reelección del camionero, a cambio de que
el gobierno de su esposa reciba la gran mano de éste en el acomodamiento
de las demandas salariales.

El planteo de arranque para una negociación de la pauta salarial indica
que será muy difícil lograr un horizonte de previsibilidad para
los próximos tres años, como pretendía Cristina Kirchner.

Los dirigentes no están en condiciones de avalarlo, a pesar de que la
propuesta oficial contiene otras ventajas ocultas en el porcentaje buscado,
como por ejemplo, la garantía de que se seguirá incentivando el
consumo para mantener alta la tasa de crecimiento de la economía.

El costo de asumir una mayor inflación a cambio le sirve al “movimiento
organizado”, porque acrecienta el movimiento en las organizaciones, principalmente
en las obras sociales, cimiento de su poder. Pero en momentos de convulsión
política interna, la ponderación cruda de la mejora salarial sube
de plano, y la desconfianza que generan los índices del Indec atiza el
fuego.

El año pasado se pudo zanjar la enorme brecha entre la cifra oficial
y la que estimaban los gremios con una suerte de doble aguinaldo que, sobre
todo en la industria, otorgaron las empresas para compensar el escamoteo de
inflación.

La tabla del 20

Según relevó la consultora SEL entre 128 compañías
líderes que emplean 184.000 personas dentro de convenio y que ya comenzaron
a negociar con los sindicatos con miras a las paritarias que arrancarán
en marzo, el número que rondará en la mesa será 20 %, aunque
plantearán de entrada un 17 %.

De todos modos, los resultados de las opiniones no admiten un resumen que los
unifique, ya que debe tenerse en cuenta que un tercio de las empresas asegura
que el sindicato de su sector no aceptará una pauta oficial limitativa.

“Para las compañías, en el trade-off entre un rápido
crecimiento del consumo y una inflación más baja en el corto plazo,
el gobierno optará en favor del primer objetivo, en parte por razones
de prioridad política y en parte por la dificultad de imponer una pauta
que pueda derivar en ajustes salariales nominales inferiores a los de los años
anteriores”, estimó el informe elaborado por Ernesto Kritz. Además
sugiere que “aunque 2008 no es un año electoral, la competencia
por la conducción de la CGT puede influir al alza, o cuando menos poner
un freno a la baja, en las demandas salariales”.

La mejora promedio de los salarios, según el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (Indec), fue de 22,2 % entre noviembre de 2007 y el mismo mes de 2006.
Las estimaciones privadas no pasan de los 3 ó 4 puntos.

Pero si aquel guarismo se pusiera sobre la mesa de una negociación salarial,
sería descalificado hasta por los dirigentes más comprometidos
con el gobierno de los Kirchner, porque doblaría más de dos veces
el cuestionado IPC del Indec.

Los empleados públicos encabezan la nómina y luego vendrían
los trabajadores en negro, cuya ventaja comparativa ahora es que representan
un costo laboral menor por eludir los aportes previsionales. Los salarios registrados
que mostraron una mejora más significativa fueron los del sector energético,
la construcción, el turismo y la administración pública.

Según el economista de Fiel, José Luis Bour, como el índice
general de precios aumentará alrededor de 22%., el sector empresario
verá incrementados sus costos, más allá del reclamo puntual
de alza de los salarios de convenio.

Lo atribuye a: la progresiva incorporación de los pagos que hoy se hacen
en tickets a la remuneración de los empleados, y las demandas adicionales
por el costo de la suba del 7 al 11% del aporte personal al sistema jubilatorio
de capitalización, que se producirá este mes.

Existen contactos directos entre el matrimonio Kirchner y el líder de la
CGT, Hugo Moyano, para armar cuanto antes la arquitectura de un pacto social que
le permita al gobierno recuperar la iniciativa política, tras la seguidilla
de tropiezos que empezaron con el valijagate, en Miami, más los cortes
de electricidad y faltante de combustibles de los últimos días en
el país.

“La Presidenta ha decidido mantener su esquema de trabajo y no salir al
exterior en estos dos meses”, señaló el canciller Jorge Taiana
luego de un acto en el Palacio San Martín, a modo de explicación
de por qué no viaja a Davos y a España.

El acto para el lanzamiento del plan de uso racional de la energía es
un aperitivo en la agenda de repechaje de imagen que se propusieron en la Casa
Rosada y que inclusive ha movilizado de nuevo al ex presidente Néstor
Kirchner, quien se había propuesto recluirse en sus oficinas de Puerto
Madero para no interferir a la luz pública con la gestión de su
esposa.

El plato fuerte doméstico por jugarse en breve consiste en cerrar un
acuerdo-marco con los actores sociales que atenúe la conflictividad en
cuestiones relacionadas con la distribución del ingreso, y la inminencia
de los convenios colectivos enciende luces de precaución al respecto.

En estos momentos, las posiciones del establishment empresarial y sindical
señalan un brecha importante, entre 17 % que pretendería la patronal
y un mínimo de 23 % que surge del sector obrero más moderado.

El gobierno se puso en el medio de estos extremos, al aceptar una discusión
en torno del 20 %. Pero hay que tener en cuenta que este borrador de pauta salarial
en realidad está muy lejos de las reales pretensiones de las bases sindicales,
que pujan por aumentos superiores al 30 %.

La gran diferencia reside en que no es creíble para los representantes
directos de los trabajadores que la inflación del 2007 haya sido de 8,7
% como difundió el Indec, y para los dirigentes de cúpula no será
fácil de atajar esas demandas, cuando a mitad de año se dirime
el comando de la CGT y hasta entonces campearán las internas gremiales.

Kirchner decidió ir a fondo con el aliado de su gobierno, Hugo Moyano,
pese a no ser santo de la devoción de su esposa y no contar con apoyos
sólidos en la mesa de conducción de la central obrera. El ex presidente
prometió impulsar la reelección del camionero, a cambio de que
el gobierno de su esposa reciba la gran mano de éste en el acomodamiento
de las demandas salariales.

El planteo de arranque para una negociación de la pauta salarial indica
que será muy difícil lograr un horizonte de previsibilidad para
los próximos tres años, como pretendía Cristina Kirchner.

Los dirigentes no están en condiciones de avalarlo, a pesar de que la
propuesta oficial contiene otras ventajas ocultas en el porcentaje buscado,
como por ejemplo, la garantía de que se seguirá incentivando el
consumo para mantener alta la tasa de crecimiento de la economía.

El costo de asumir una mayor inflación a cambio le sirve al “movimiento
organizado”, porque acrecienta el movimiento en las organizaciones, principalmente
en las obras sociales, cimiento de su poder. Pero en momentos de convulsión
política interna, la ponderación cruda de la mejora salarial sube
de plano, y la desconfianza que generan los índices del Indec atiza el
fuego.

El año pasado se pudo zanjar la enorme brecha entre la cifra oficial
y la que estimaban los gremios con una suerte de doble aguinaldo que, sobre
todo en la industria, otorgaron las empresas para compensar el escamoteo de
inflación.

La tabla del 20

Según relevó la consultora SEL entre 128 compañías
líderes que emplean 184.000 personas dentro de convenio y que ya comenzaron
a negociar con los sindicatos con miras a las paritarias que arrancarán
en marzo, el número que rondará en la mesa será 20 %, aunque
plantearán de entrada un 17 %.

De todos modos, los resultados de las opiniones no admiten un resumen que los
unifique, ya que debe tenerse en cuenta que un tercio de las empresas asegura
que el sindicato de su sector no aceptará una pauta oficial limitativa.

“Para las compañías, en el trade-off entre un rápido
crecimiento del consumo y una inflación más baja en el corto plazo,
el gobierno optará en favor del primer objetivo, en parte por razones
de prioridad política y en parte por la dificultad de imponer una pauta
que pueda derivar en ajustes salariales nominales inferiores a los de los años
anteriores”, estimó el informe elaborado por Ernesto Kritz. Además
sugiere que “aunque 2008 no es un año electoral, la competencia
por la conducción de la CGT puede influir al alza, o cuando menos poner
un freno a la baja, en las demandas salariales”.

La mejora promedio de los salarios, según el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (Indec), fue de 22,2 % entre noviembre de 2007 y el mismo mes de 2006.
Las estimaciones privadas no pasan de los 3 ó 4 puntos.

Pero si aquel guarismo se pusiera sobre la mesa de una negociación salarial,
sería descalificado hasta por los dirigentes más comprometidos
con el gobierno de los Kirchner, porque doblaría más de dos veces
el cuestionado IPC del Indec.

Los empleados públicos encabezan la nómina y luego vendrían
los trabajadores en negro, cuya ventaja comparativa ahora es que representan
un costo laboral menor por eludir los aportes previsionales. Los salarios registrados
que mostraron una mejora más significativa fueron los del sector energético,
la construcción, el turismo y la administración pública.

Según el economista de Fiel, José Luis Bour, como el índice
general de precios aumentará alrededor de 22%., el sector empresario
verá incrementados sus costos, más allá del reclamo puntual
de alza de los salarios de convenio.

Lo atribuye a: la progresiva incorporación de los pagos que hoy se hacen
en tickets a la remuneración de los empleados, y las demandas adicionales
por el costo de la suba del 7 al 11% del aporte personal al sistema jubilatorio
de capitalización, que se producirá este mes.

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