El gobierno apartó a Moreno, terminó el conflicto en el Indec y habrá nuevo índice para calcular inflación

La pacificación del Indec se produce con los datos de agosto ya “jugados”. Ya está en marcha el nuevo índice, a partir de una nueva encuesta de hogares. Empalmará con el aún vigente para octubre sin blanquear la brecha de todo el año.

29 agosto, 2007

La negociación que cerró el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, con la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para destrabar el conflicto dentro del Indec asegura que la semana que viene los técnicos de la repartición procesarán el índice de inflación correspondiente a agosto para que se pueda dar a conocer a más tardar el martes 4.

La vuelta a sus tareas del personal se produjo una vez que fue asegurada la estabilidad laboral de quienes se opusieron a los cambios que introdujera el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, dentro del instituto a comienzos de año. El propósito era imponer una nueva metodología para medir la evolución de los precios, a fin de que rubros como los alimentos (en especial carnes, lácteos y harinas), la salud, la educación privada y el turismo no impactaran, con su tradicional incidencia, en el indicador general.

Los reemplazos en las oficinas encargadas del seguimiento de precios fueron tenazmente resistidos por la planta permanente, lo que obligó a las autoridades a montar un Indec paralelo para ejecutar los designios oficiales en materia de inflación.

Era nada menos que la víspera de los convenios laborales, que el gobierno pretendía cerrar en torno de 15 %, cuando la percepción general y los estudios de analistas privados coincidían en que la brecha entre la inflación real y la oficial era de 50 %.

El golpe más duro a la credibilidad del índice se dio en el mercado financiero, donde sobre todo desde los fondos de inversión foráneos se impartió la recomendación de desprenderse de la cartera de bonos públicos en pesos ajustados por el cuestionado IPC y armar la posición en dólares.
La crisis de los mercados por las hipotecas norteamericanas reavivó el descrédito de los títulos indexados y su caída estrepitosa se reflejó en la trepada del riesgo país a casi 500 puntos.

Adjudican a una gestión directa de la candidata presidencial Cristina Kirchner el virtual desplazamiento de Moreno del ojo de la tormenta con los gremios estatales que defendían la posición de los técnicos del Indec.
Fue cuando Fernández tomó la posta y se sentó a conversar sobre todo con ATE, el más duro de todos.

El presidente ratificó ahora el cambio de caras para encarar el conflicto, tras haber puesto al ministro de Economía, Miguel Peirano, a elaborar una propuesta que empalme la forma de medición anterior con una nueva canasta que refleje las pautas de consumo que cambiaron a partir de los ´90.

Moreno, que era el factor irritante, cambió la sintonía mediática hacia la demanda que impulsa contra los directivos de Shell por presunto desabastecimiento de gasoil en las jornadas de escasez. Ya ni pasa por la vereda del Indec, frente a la estatua del general Julio Roca, aunque dejó destellos creativos de ocultamiento tales como embozar los aumentos en cuotas extraordinarias o facturaciones paralelas, como denunciaron los acopiadores.

Pero, eso sí, al final terminó imponiendo el sistema de medición de los precios que resulta más benigno que el anterior para el proceso inflacionario, aunque no puede disimular la fuerte influencia estacional de algunos productos de la canasta básica.

La estrategia del gobierno es pasar de un índice al otro cuando no haya una sustancial diferencia en ese mes entre ambos, que se espera sea en octubre, cuya difusión es posterior a la fecha de los comicios. La idea es hacer desaparecer en la serie de este año la brecha denunciada entre el crecimiento real de los precios y el medido por el Indec “paralelo”.
Por de pronto en agosto la inflación real se ubicará entre 1,3% y 1,6% impulsada por los fuertes incrementos que se registran en las verduras y el pan.

La suba en los alimentos es récord en lo que va del año. Las alternativas que se evalúan para frenar estos incrementos, van desde la importación de determinadas verduras (caso de la papa) al refuerzo de los subsidios a la industria alimentaria.

Las dudas entre los economistas que siguen la evolución de los precios radican en cómo se reflejará el convenio entre el jefe de Gabinete y los gremios en la labor del Indec de estos días: si el gobierno les impondrá “por última vez” que el índice vaya de 0,5 a 0,8 % como máximo, o si lo dejará pasar largamente el 1,3 % como primer paso en pos del blanqueo estadístico.

Cualquier verdura

Según los datos del Centro de Educación al Consumidor (CEC), durante agosto la canasta básica registró un incremento del 3,1%. Los principales aumentos se registraron dentro de las verduras, que en conjunto subieron casi 49%. En particular en el zapallito (100%), la papa (74%), y el tomate (50%).

El caso de la papa preocupa especialmente por su elevada ponderación minorista, ya que representa 0,41%. La escasez de papas se extendería por lo menos hasta noviembre, lo cual hace pensar en una inminente importación.

La harina fue el otro rubro que mostró fuertes subas este mes –según el CEC–, ya que aumentó 10,7%, seguido por los lácteos con un incremento del 2,4%, pese a su escasez en los supermercados. La carne vacuna también avanzó 1,8% en promedio.

Además de los colegios privados, ajustarán este mes las cuotas los alquileres, y habrá retoques en la carta menú de los restaurantes.
La ropa y el turismo permanecieron quietos, por la última etapa de las liquidaciones otoño-invierno para la primera, y por la comparación con julio en el caso del turismo, cuando las vacaciones de invierno impactaron con mayor fuerza.

La semana que viene se sabrá si el gobierno se decide por un dato de inflación un poco más realista –aunque lejos del real–, como un guiño oficial a los mercados, pocas de horas después de acordar una tregua con los trabajadores del Indec.

Alimentos

La consultora Equis advirtió la semana pasada sobre los fuertes aumentos en los alimentos. Sólo en la primera semana de agosto la canasta básica alimentaria que confecciona Equis (y que replica a la que releva el Indec) aumentó 6,9%, mientras que en la segunda semana del mes se disparó un 4% adicional. De esta forma, desde comienzos del mes pasado los alimentos acumulan un alza del 16,8%.

La inflación oficial que divulga todos los meses el Indec es el indicador mediante el cual se indexa 42% de la deuda pública. Por ello, se trata de un dato clave para los inversores que se ven perjudicados por la manipulación del Gobierno sobre los precios.

Según “Clarín”, la medición oficial marcaría una inflación de entre 0,5% y 0,6% para agosto, ya que en los despachos oficiales no hay señales de que los aumentos se reflejen en el índice de precios en elaboración.
En los primeros siete meses, el Indec intervenido por el secretario de Comercio registró una suba del Indice de Precios al Consumidor de 4,4%. Y aunque las recorridas por supermercados y almacenes lo desmienten todos los días, se asegura que los alimentos aumentaron tan sólo 5,4%.

La negociación que cerró el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, con la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para destrabar el conflicto dentro del Indec asegura que la semana que viene los técnicos de la repartición procesarán el índice de inflación correspondiente a agosto para que se pueda dar a conocer a más tardar el martes 4.

La vuelta a sus tareas del personal se produjo una vez que fue asegurada la estabilidad laboral de quienes se opusieron a los cambios que introdujera el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, dentro del instituto a comienzos de año. El propósito era imponer una nueva metodología para medir la evolución de los precios, a fin de que rubros como los alimentos (en especial carnes, lácteos y harinas), la salud, la educación privada y el turismo no impactaran, con su tradicional incidencia, en el indicador general.

Los reemplazos en las oficinas encargadas del seguimiento de precios fueron tenazmente resistidos por la planta permanente, lo que obligó a las autoridades a montar un Indec paralelo para ejecutar los designios oficiales en materia de inflación.

Era nada menos que la víspera de los convenios laborales, que el gobierno pretendía cerrar en torno de 15 %, cuando la percepción general y los estudios de analistas privados coincidían en que la brecha entre la inflación real y la oficial era de 50 %.

El golpe más duro a la credibilidad del índice se dio en el mercado financiero, donde sobre todo desde los fondos de inversión foráneos se impartió la recomendación de desprenderse de la cartera de bonos públicos en pesos ajustados por el cuestionado IPC y armar la posición en dólares.
La crisis de los mercados por las hipotecas norteamericanas reavivó el descrédito de los títulos indexados y su caída estrepitosa se reflejó en la trepada del riesgo país a casi 500 puntos.

Adjudican a una gestión directa de la candidata presidencial Cristina Kirchner el virtual desplazamiento de Moreno del ojo de la tormenta con los gremios estatales que defendían la posición de los técnicos del Indec.
Fue cuando Fernández tomó la posta y se sentó a conversar sobre todo con ATE, el más duro de todos.

El presidente ratificó ahora el cambio de caras para encarar el conflicto, tras haber puesto al ministro de Economía, Miguel Peirano, a elaborar una propuesta que empalme la forma de medición anterior con una nueva canasta que refleje las pautas de consumo que cambiaron a partir de los ´90.

Moreno, que era el factor irritante, cambió la sintonía mediática hacia la demanda que impulsa contra los directivos de Shell por presunto desabastecimiento de gasoil en las jornadas de escasez. Ya ni pasa por la vereda del Indec, frente a la estatua del general Julio Roca, aunque dejó destellos creativos de ocultamiento tales como embozar los aumentos en cuotas extraordinarias o facturaciones paralelas, como denunciaron los acopiadores.

Pero, eso sí, al final terminó imponiendo el sistema de medición de los precios que resulta más benigno que el anterior para el proceso inflacionario, aunque no puede disimular la fuerte influencia estacional de algunos productos de la canasta básica.

La estrategia del gobierno es pasar de un índice al otro cuando no haya una sustancial diferencia en ese mes entre ambos, que se espera sea en octubre, cuya difusión es posterior a la fecha de los comicios. La idea es hacer desaparecer en la serie de este año la brecha denunciada entre el crecimiento real de los precios y el medido por el Indec “paralelo”.
Por de pronto en agosto la inflación real se ubicará entre 1,3% y 1,6% impulsada por los fuertes incrementos que se registran en las verduras y el pan.

La suba en los alimentos es récord en lo que va del año. Las alternativas que se evalúan para frenar estos incrementos, van desde la importación de determinadas verduras (caso de la papa) al refuerzo de los subsidios a la industria alimentaria.

Las dudas entre los economistas que siguen la evolución de los precios radican en cómo se reflejará el convenio entre el jefe de Gabinete y los gremios en la labor del Indec de estos días: si el gobierno les impondrá “por última vez” que el índice vaya de 0,5 a 0,8 % como máximo, o si lo dejará pasar largamente el 1,3 % como primer paso en pos del blanqueo estadístico.

Cualquier verdura

Según los datos del Centro de Educación al Consumidor (CEC), durante agosto la canasta básica registró un incremento del 3,1%. Los principales aumentos se registraron dentro de las verduras, que en conjunto subieron casi 49%. En particular en el zapallito (100%), la papa (74%), y el tomate (50%).

El caso de la papa preocupa especialmente por su elevada ponderación minorista, ya que representa 0,41%. La escasez de papas se extendería por lo menos hasta noviembre, lo cual hace pensar en una inminente importación.

La harina fue el otro rubro que mostró fuertes subas este mes –según el CEC–, ya que aumentó 10,7%, seguido por los lácteos con un incremento del 2,4%, pese a su escasez en los supermercados. La carne vacuna también avanzó 1,8% en promedio.

Además de los colegios privados, ajustarán este mes las cuotas los alquileres, y habrá retoques en la carta menú de los restaurantes.
La ropa y el turismo permanecieron quietos, por la última etapa de las liquidaciones otoño-invierno para la primera, y por la comparación con julio en el caso del turismo, cuando las vacaciones de invierno impactaron con mayor fuerza.

La semana que viene se sabrá si el gobierno se decide por un dato de inflación un poco más realista –aunque lejos del real–, como un guiño oficial a los mercados, pocas de horas después de acordar una tregua con los trabajadores del Indec.

Alimentos

La consultora Equis advirtió la semana pasada sobre los fuertes aumentos en los alimentos. Sólo en la primera semana de agosto la canasta básica alimentaria que confecciona Equis (y que replica a la que releva el Indec) aumentó 6,9%, mientras que en la segunda semana del mes se disparó un 4% adicional. De esta forma, desde comienzos del mes pasado los alimentos acumulan un alza del 16,8%.

La inflación oficial que divulga todos los meses el Indec es el indicador mediante el cual se indexa 42% de la deuda pública. Por ello, se trata de un dato clave para los inversores que se ven perjudicados por la manipulación del Gobierno sobre los precios.

Según “Clarín”, la medición oficial marcaría una inflación de entre 0,5% y 0,6% para agosto, ya que en los despachos oficiales no hay señales de que los aumentos se reflejen en el índice de precios en elaboración.
En los primeros siete meses, el Indec intervenido por el secretario de Comercio registró una suba del Indice de Precios al Consumidor de 4,4%. Y aunque las recorridas por supermercados y almacenes lo desmienten todos los días, se asegura que los alimentos aumentaron tan sólo 5,4%.

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