El FMI respaldó a la Argentina
La Argentina fue aprobada por los organismos internacionales. Reclamos de los políticos sobre las consecuencias sociales de los ajustes reiterados. El BID promete apoyar obras públicas.
Una de las metas que se asignó el Presidente argentino se vio complacida sin ambages durante el desayuno de trabajo realizado con las autoridades financieras internacionales en Washington. El Fondo Monetario Internacional, por boca de su titular Horst Köhler, manifestó su cálido respaldo a la política económica de su gobierno. El banquero alemán agregó: “Quiero decirle que esto se traducirá en decisiones concretas hacia la Argentina”.
Köhler adelantaba la aprobación de las metas del acuerdo de facilidades extendidas del primer semestre. Algo que había creado dudas en el ánimo de no pocos analistas financieros de Buenos Aires y de Wall Street. Con lo cual, de la Rúa ganaba algo importante: consolidar la confianza de los mercados.
No faltó el espaldarazo del uruguayo Enrique Iglesias, titular del Banco Interamericano de Desarrollo: “Las últimas medidas del gobierno argentino fueron heroicas”.
Hacía referencia al reajuste del gasto público y expresaba la opinión generalizada en Wall Street de que, sin ellas, la Argentina hubiera enfrentado una fuerte turbulencia financiera y un embate contra su estabilidad.
No faltaron apreciaciones de los políticos que acompañaban al visitante. Aliancistas y justicilalistas se mancomunaron para manifestar su preocupación por los efectos sociales de las medidas exigidas por los centros financieros a la Argentina. Fue un reclamo que mostró en el exterior un infrecuente marco de unidad de criterios entre fracciones políticas que rivalizan.
1. Carlos Ruckauf, el político peronista de mayor nivel presente, se mostró categórico: “Ustedes no pueden obviar la situación social de la Argentina a la hora de evaluar los ajustes” .
2. No menos sugestiva fue la frase de Marcelo Stubrin: “Queremos saber si ustedes son bancos de fomento. Y si es así, queremos que nos den ayuda para el desarrollo”.
3. El senador justicialista Ricardo Branda agregó lo suyo: “Para combatir la pobreza necesitamos crecer. Y para eso debemos aplicar políticas activas, que ustedes permanentemente descalifican”.
4. Como corresponde a su investidura y a su responsabilidad, Fernando de la Rúa había sido más cuidadoso en el uso de la palabra. Se limitó a decir que es su propósito mejorar la situación social y que la única manera de lograrlo es mediante el desarrollo de la economía.
5. Köhler pronunció palabras de circunstancias al expresar que el FMI era consciente de las necesidades sociales de la Argentina y que ése es un tema que el organismo considerará a partir de ahora.
6. Enrique Iglesias avanzó en terreno algo más concreto. Al referirse al Fondo de Infraestructura con el que el gobierno proyecta financiar obras públicas, afirmó que el BID lo garantizará.
7. El programa al que hizo referencia tiene su autoría en la Cámara Argentina de la Construcción y se propone crear en un año una demanda inicial de 100.000 puestos de trabajo y, en tres años, llegar a 500.000.
Una de las metas que se asignó el Presidente argentino se vio complacida sin ambages durante el desayuno de trabajo realizado con las autoridades financieras internacionales en Washington. El Fondo Monetario Internacional, por boca de su titular Horst Köhler, manifestó su cálido respaldo a la política económica de su gobierno. El banquero alemán agregó: “Quiero decirle que esto se traducirá en decisiones concretas hacia la Argentina”.
Köhler adelantaba la aprobación de las metas del acuerdo de facilidades extendidas del primer semestre. Algo que había creado dudas en el ánimo de no pocos analistas financieros de Buenos Aires y de Wall Street. Con lo cual, de la Rúa ganaba algo importante: consolidar la confianza de los mercados.
No faltó el espaldarazo del uruguayo Enrique Iglesias, titular del Banco Interamericano de Desarrollo: “Las últimas medidas del gobierno argentino fueron heroicas”.
Hacía referencia al reajuste del gasto público y expresaba la opinión generalizada en Wall Street de que, sin ellas, la Argentina hubiera enfrentado una fuerte turbulencia financiera y un embate contra su estabilidad.
No faltaron apreciaciones de los políticos que acompañaban al visitante. Aliancistas y justicilalistas se mancomunaron para manifestar su preocupación por los efectos sociales de las medidas exigidas por los centros financieros a la Argentina. Fue un reclamo que mostró en el exterior un infrecuente marco de unidad de criterios entre fracciones políticas que rivalizan.
1. Carlos Ruckauf, el político peronista de mayor nivel presente, se mostró categórico: “Ustedes no pueden obviar la situación social de la Argentina a la hora de evaluar los ajustes” .
2. No menos sugestiva fue la frase de Marcelo Stubrin: “Queremos saber si ustedes son bancos de fomento. Y si es así, queremos que nos den ayuda para el desarrollo”.
3. El senador justicialista Ricardo Branda agregó lo suyo: “Para combatir la pobreza necesitamos crecer. Y para eso debemos aplicar políticas activas, que ustedes permanentemente descalifican”.
4. Como corresponde a su investidura y a su responsabilidad, Fernando de la Rúa había sido más cuidadoso en el uso de la palabra. Se limitó a decir que es su propósito mejorar la situación social y que la única manera de lograrlo es mediante el desarrollo de la economía.
5. Köhler pronunció palabras de circunstancias al expresar que el FMI era consciente de las necesidades sociales de la Argentina y que ése es un tema que el organismo considerará a partir de ahora.
6. Enrique Iglesias avanzó en terreno algo más concreto. Al referirse al Fondo de Infraestructura con el que el gobierno proyecta financiar obras públicas, afirmó que el BID lo garantizará.
7. El programa al que hizo referencia tiene su autoría en la Cámara Argentina de la Construcción y se propone crear en un año una demanda inicial de 100.000 puestos de trabajo y, en tres años, llegar a 500.000.
