El ejército egipcio no puede con la rebelión

Durante dos días seguidos, más de 120.000 personas en Tahrir y otras plazas exigieron el inmediato retiro militar y el fin de lo que ha sido por años un “estado dentro del estado”. También rechazaron al flamante primer ministro Kamal el-Ganzurí.

27 noviembre, 2011

<p>Faltan horas para las elecciones parlamentarias, o sea los primeros comicios realmente libres en la historia egipcia. Estados Unidos, la Uni&oacute;n Europea y la Liga &Aacute;rabe presionan sobre el consejo supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) para que transfiera el poder ejecutivo a una autoridad provisional.<br />
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Ante la tenaz renuencia de los coroneles a entregar el gobierno y renunciar a escandalosos privilegios heredados de Gamal Abdel Nasser y sus sucesores, la gente ha vuelto a las calles- Estas puebladas no reflejan las de Libia (6.500.000 habitantes), sino las de 85 millones de egipcios, el mayor bloque &aacute;rabe del mundo.<br />
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En general, el objetivo de la poblaci&oacute;n es el &ldquo;mariscal&rdquo; Mohammed Hus&eacute;in Tantaw&iacute;, cabeza del CSFA. A diferencia de lo sucedido hasta el jueves, la violencia social (cuarenta muertos, tres mil heridos) cede desde el viernes a m&eacute;todos m&aacute;s calmos, tanto entre la gente cuanto por parte de las uniformados.<br />
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Justamente, para serenar los &aacute;nimos la junta nombr&oacute; a el-Ganzur&iacute; &ldquo;primer ministro de un gobierno transicional&rdquo; en lugar de Esam Sharaf, que hab&iacute;a dimitido el lunes 21. Curiosamente, el martes otro presidente vitalicio, el yemen&iacute; Al&iacute; Saleh anunciaba su retiro en Sana&rsquo;a. Poco despu&eacute;s, el-Ganzur&iacute; informaba que &ldquo;ning&uacute;n gabinete ser&aacute; integrado antes de las elecciones legislativas&rdquo;.<br />
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&Eacute;stas ser&aacute;n en tres fases, desde el lunes, y llevar&aacute;n dos jornadas. La designaci&oacute;n de el-Ganzur&iacute; (78 a&ntilde;os, &ldquo;premier&rdquo; bajo Hosn&iacute; Mubarak, 1996/99) no cay&oacute; nada bien a las multitudes. Al conocerla, miles de civiles bloquearon la entrada a la sede del consejo ejecutivo para que el flamante funcionario no entrase. &ldquo;Echaron a un ladr&oacute;n y pusieron a otro&rdquo;, clamaban los egipcios v&iacute;a redes y medios sociales, aludiendo a los p&eacute;simos antecedentes de ambos personajes.<br />
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Por el contrario, el precandidato presidencial Mohammed el-Barad&eacute;i (premio Nobel de la paz) fue recibido este s&aacute;bado con v&iacute;tores y aplausos. En determinado momento, le echaron encima una bandera y lo llevaron en andas. Mientras, en la Casa Blanca el vocero de Barack Obama, Jay Carney, pidi&oacute; a los militares abandonar ya el poder. Todo eso en un marco bastante an&aacute;rquico: cincuenta partidos, coaliciones y la sombra de la Hermandad Musulmana. Como en Turqu&iacute;a, los religiosos se llaman &ldquo;partido Libertad y Justicia&rdquo; y aspiran a reunir cuarenta a cincuenta bancas. Ello les permitir&iacute;a formar gabinete sin apelar a alianzas.</p>
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