El dilema de la deuda externa

Fue cuestionada duramente la deuda externa en un acto celebrado en el Congreso Nacional.El arzobispo de La Plata planteó la posición de la Iglesia. En Brasil el clero toma similar posición.

26 agosto, 2000

El dilema de la deuda externa llegó el martes a sacudir las paredes del Congreso Nacional, donde se reunió la Comisión Bicameral del Jubileo, con la presencia de invitados externos, entre los cuales tuvo un especial protagonismo el arzobispo de La Plata–Héctor Aguer–. El prelado conmovió a la concurrencia cuando sintetizó su opinión sobre el tema con el remedo de una suerte de epitafio: “Aquí yace la República Argentina; vivió pagando, murió debiendo”.

De esa manera, el debate sobre el origen de la deuda tomaba un cariz apasionado y abría ,aún más, las aguas entre aquellos que sostienen la necesidad de aceptar sin renuencia los reclamos de los acreedores y aquellos que reclaman contra un sistema de tasas móviles que permiten al acreedor manejar a voluntad la amortización de los préstamos. En ambos bandos militan políticos y economistas que responden a distintas interpretaciones de una misma realidad, basadas en posiciones ideológicas o actitudes simplemente pragmáticas.

La convocatoria al debate surgió de la comisión, presidida por el diputado Mario Cafiero. Integró una agenda precedida por sendas reuniones, en las que se habló sobre libertad religiosa y dignidad de las personas, en el marco del debate de los grandes temas propuestos para su consideración mundial por la Iglesia Católica.

Cafiero había iniciado el acto coincidiendo ,en términos generales, con la exposición que haría inmediatamente después el ex gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. Ambos cuestionaron la legitimidad del monto de la deuda y las tasas, a su juicio discriminatorias, que se aplican a la Argentina y a otras naciones, justificadas con la fórmula de riesgo país.

Duhalde habló de tasas diferenciadas que permiten que algunos países paguen 3% y otros 12%. Para el orador los términos deuda, usura y pobreza con tres aspectos del mismo dilema. Afirmó que la solución sería posible en la medida en que se creara un fondo de garantía de pago sin usura, criterio que, de haberse aplicado hace 15 años, habría permitido la cancelación de la deuda externa argentina a la fecha. La deuda argentina ascendía ,al 31 de marzo último a US$ 144.488 millones –135% más que en diciembre de 1991–; su monto representa algo más de 50% del PBI y por intereses se deberán pagar este año unos US$ 12 mil millones.

El arzobispo de La Plata recordó la posición mantenida por Juan Pablo II sobre esta cuestión, quien censuró la modificación unilateral de los intereses aplicada por los acreedores y sostuvo que no se puede pretender que las deudas sean pagadas con sacrificios insoportables. Monseñor Aguer afirmó que la Argentina se encuadra dentro de estas consideraciones de la Iglesia .Los últimos perdones a países paupérrimos – sostuvo – que se produjeron cuando ya no había manera de seguir pagando y de seguir en el plano inclinado actual, la Argentina llegaría a una situación semejante. Exhortó a los legisladores a elaborar fórmulas congruentes con la magnitud del problema, conscientes de que “no habrá paz ni amistad social duradera mientras se desconozca la justicia y se olvide la caridad”.

En Brasil, la Iglesia Católica también se presenta con duras críticas. Consultará a la población si el país debe reevaluar el pago de la deuda externa, al que atribuye la desatención a los problemas sociales, en una acción que generó preocupación en el gobierno. La consulta, promovida también por sindicatos y entidades sociales de todo el país, pretende recoger la opinión de los brasileños sobre el pago de la deuda externa publica, calculada en US$ 96.000 millones, y la continuación del convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Para pagar la deuda externa, el gobierno está aumentando la deuda social´´— dijo el miércoles a la prensa el padre Alfredo Goncalves, de la Pastoral Social católica— y agregó “Lo que se paga en deuda está faltando para invertir en educación, salud y reforma agraria´´.

El ministro de Hacienda brasileño—Pedro Malan— reaccionó airado a la iniciativa de la iglesia, respondiendo que sus promotores le hacen “un flaco favor al país al plantear el tema”. El presidente Fernando Henrique Cardoso citó el martes al presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB)–Jaime Chemello– para discutir el referendo, tras lo cual, el portavoz presidencial –Georges Lamaziere– dijo que el mandatario coincide con la apreciación del ministro Malan.

A su vez, partidos de oposición presentaron en junio un proyecto de ley para realizar una consulta similar, cuyos resultados serían vinculantes para el gobierno.

El dilema de la deuda externa llegó el martes a sacudir las paredes del Congreso Nacional, donde se reunió la Comisión Bicameral del Jubileo, con la presencia de invitados externos, entre los cuales tuvo un especial protagonismo el arzobispo de La Plata–Héctor Aguer–. El prelado conmovió a la concurrencia cuando sintetizó su opinión sobre el tema con el remedo de una suerte de epitafio: “Aquí yace la República Argentina; vivió pagando, murió debiendo”.

De esa manera, el debate sobre el origen de la deuda tomaba un cariz apasionado y abría ,aún más, las aguas entre aquellos que sostienen la necesidad de aceptar sin renuencia los reclamos de los acreedores y aquellos que reclaman contra un sistema de tasas móviles que permiten al acreedor manejar a voluntad la amortización de los préstamos. En ambos bandos militan políticos y economistas que responden a distintas interpretaciones de una misma realidad, basadas en posiciones ideológicas o actitudes simplemente pragmáticas.

La convocatoria al debate surgió de la comisión, presidida por el diputado Mario Cafiero. Integró una agenda precedida por sendas reuniones, en las que se habló sobre libertad religiosa y dignidad de las personas, en el marco del debate de los grandes temas propuestos para su consideración mundial por la Iglesia Católica.

Cafiero había iniciado el acto coincidiendo ,en términos generales, con la exposición que haría inmediatamente después el ex gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. Ambos cuestionaron la legitimidad del monto de la deuda y las tasas, a su juicio discriminatorias, que se aplican a la Argentina y a otras naciones, justificadas con la fórmula de riesgo país.

Duhalde habló de tasas diferenciadas que permiten que algunos países paguen 3% y otros 12%. Para el orador los términos deuda, usura y pobreza con tres aspectos del mismo dilema. Afirmó que la solución sería posible en la medida en que se creara un fondo de garantía de pago sin usura, criterio que, de haberse aplicado hace 15 años, habría permitido la cancelación de la deuda externa argentina a la fecha. La deuda argentina ascendía ,al 31 de marzo último a US$ 144.488 millones –135% más que en diciembre de 1991–; su monto representa algo más de 50% del PBI y por intereses se deberán pagar este año unos US$ 12 mil millones.

El arzobispo de La Plata recordó la posición mantenida por Juan Pablo II sobre esta cuestión, quien censuró la modificación unilateral de los intereses aplicada por los acreedores y sostuvo que no se puede pretender que las deudas sean pagadas con sacrificios insoportables. Monseñor Aguer afirmó que la Argentina se encuadra dentro de estas consideraciones de la Iglesia .Los últimos perdones a países paupérrimos – sostuvo – que se produjeron cuando ya no había manera de seguir pagando y de seguir en el plano inclinado actual, la Argentina llegaría a una situación semejante. Exhortó a los legisladores a elaborar fórmulas congruentes con la magnitud del problema, conscientes de que “no habrá paz ni amistad social duradera mientras se desconozca la justicia y se olvide la caridad”.

En Brasil, la Iglesia Católica también se presenta con duras críticas. Consultará a la población si el país debe reevaluar el pago de la deuda externa, al que atribuye la desatención a los problemas sociales, en una acción que generó preocupación en el gobierno. La consulta, promovida también por sindicatos y entidades sociales de todo el país, pretende recoger la opinión de los brasileños sobre el pago de la deuda externa publica, calculada en US$ 96.000 millones, y la continuación del convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Para pagar la deuda externa, el gobierno está aumentando la deuda social´´— dijo el miércoles a la prensa el padre Alfredo Goncalves, de la Pastoral Social católica— y agregó “Lo que se paga en deuda está faltando para invertir en educación, salud y reforma agraria´´.

El ministro de Hacienda brasileño—Pedro Malan— reaccionó airado a la iniciativa de la iglesia, respondiendo que sus promotores le hacen “un flaco favor al país al plantear el tema”. El presidente Fernando Henrique Cardoso citó el martes al presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB)–Jaime Chemello– para discutir el referendo, tras lo cual, el portavoz presidencial –Georges Lamaziere– dijo que el mandatario coincide con la apreciación del ministro Malan.

A su vez, partidos de oposición presentaron en junio un proyecto de ley para realizar una consulta similar, cuyos resultados serían vinculantes para el gobierno.

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