La economía nacional creció 9,4% en octubre respecto del mismo
mes del año anterior; y se perfila para cerrar el 2007 con una expansión
cercana al 8,5%. Así, de forma inédita, ya registra 59 meses de
crecimiento económico continuado.
Gran parte de la explicación de este crecimiento se debe al gran ímpetu
consumista de los argentinos desarrollado en los últimos cinco años.
Aún así, ha tenido también una importancia relevante el
nivel de la inversión
bruta interna fija (IBIF).
Según un informe de la consultora Abeceb.com, esta inversión finalizaría
este año en 22,7% del PBI, cuando hace sólo cinco años
era de 11,3% y el promedio en los 90 fue de 18,3%. A precios constantes de 1993,
la IBIF superaría en 2007 los $ 81.000 millones, 13,4% más que
en 2006; aunque desacelerando su crecimiento.
En este repunte, la construcción y la inversión en equipos y maquinaria
de producción han sido las figuras destacadas.
Aún cuando la construcción ha visto caer su participación
en la explicación del aumento a menos de 50%, verificación que
últimamente se había erigido en dato común. En tanto, la
inversión en equipo durable de producción ha crecido hasta explicar
este año más del 64% de la expansión de la IBIF (en proyección
para el cuarto trimestre) y explicar 9,3% del PBI.
El problema de estos alentadores números es que no son compatibles a
largo plazo con la destacable expansión económica que experimenta
el país. Según una comparación de la consultora dirigida
por Dante Sica, para sostener el crecimiento del PBI en torno al 8,5% anual,
el porcentaje de inversión en relación al producto bruto argentino
debería ser superior a 30%, como sucede en China e India, que alcanzan
guarismos de 36,4%.
Por el contrario, países que tienen un nivel más bajo en su relación
IBIF/PBI manejan una economía creciente en torno a niveles de 2 y 3%
anual.
Así, según se explica en el informe, “con un cociente IBIF/PBI
de 23%, no es sostenible una tasa de crecimiento de 9% del PBI sin que conlleve
efectos negativos sobre otras variables (precios, balanza comercial, tipo de
cambio nominal y real, etc.).”
Argentina se encuentra en una situación calificada como excepcional,
cercana bajo estos parámetros a países como Singapur, Turquía
y Chile. En el pelotón de países con crecimiento moderado e IBIF
menor a 20% se encuentran Estados Unidos, Israel, Brasil y Alemania.
La recuperación de la inversión local ha encontrado explicación
en el aumento del ahorro privado, cercano al 22% del PBI, en comparación
con el promedio histórico registrado entre 1970-2001, que es de 15,4%.
A esto se
suma el ahorro también generado en el sector público, que en años
anteriores había funcionado como absorbente del ahorro privado. Pero
éste último ha dejado de crecer y el ahorro público, según
informa Abeceb.com,
“difícilmente alcance niveles en términos del PBI superiores
a los observados en los últimos años”.
Es por esto que, según deducen en la consultora, será necesario
recurrir a las restringidas fuentes de financiamiento internacional, fundamentalmente
a través de la Inversión Extranjera Directa, que cerraría
el 2007 en US$ 4.700 millones, unos US$ 150 millones menos que en 2006.
La economía nacional creció 9,4% en octubre respecto del mismo
mes del año anterior; y se perfila para cerrar el 2007 con una expansión
cercana al 8,5%. Así, de forma inédita, ya registra 59 meses de
crecimiento económico continuado.
Gran parte de la explicación de este crecimiento se debe al gran ímpetu
consumista de los argentinos desarrollado en los últimos cinco años.
Aún así, ha tenido también una importancia relevante el
nivel de la inversión
bruta interna fija (IBIF).
Según un informe de la consultora Abeceb.com, esta inversión finalizaría
este año en 22,7% del PBI, cuando hace sólo cinco años
era de 11,3% y el promedio en los 90 fue de 18,3%. A precios constantes de 1993,
la IBIF superaría en 2007 los $ 81.000 millones, 13,4% más que
en 2006; aunque desacelerando su crecimiento.
En este repunte, la construcción y la inversión en equipos y maquinaria
de producción han sido las figuras destacadas.
Aún cuando la construcción ha visto caer su participación
en la explicación del aumento a menos de 50%, verificación que
últimamente se había erigido en dato común. En tanto, la
inversión en equipo durable de producción ha crecido hasta explicar
este año más del 64% de la expansión de la IBIF (en proyección
para el cuarto trimestre) y explicar 9,3% del PBI.
El problema de estos alentadores números es que no son compatibles a
largo plazo con la destacable expansión económica que experimenta
el país. Según una comparación de la consultora dirigida
por Dante Sica, para sostener el crecimiento del PBI en torno al 8,5% anual,
el porcentaje de inversión en relación al producto bruto argentino
debería ser superior a 30%, como sucede en China e India, que alcanzan
guarismos de 36,4%.
Por el contrario, países que tienen un nivel más bajo en su relación
IBIF/PBI manejan una economía creciente en torno a niveles de 2 y 3%
anual.
Así, según se explica en el informe, “con un cociente IBIF/PBI
de 23%, no es sostenible una tasa de crecimiento de 9% del PBI sin que conlleve
efectos negativos sobre otras variables (precios, balanza comercial, tipo de
cambio nominal y real, etc.).”
Argentina se encuentra en una situación calificada como excepcional,
cercana bajo estos parámetros a países como Singapur, Turquía
y Chile. En el pelotón de países con crecimiento moderado e IBIF
menor a 20% se encuentran Estados Unidos, Israel, Brasil y Alemania.
La recuperación de la inversión local ha encontrado explicación
en el aumento del ahorro privado, cercano al 22% del PBI, en comparación
con el promedio histórico registrado entre 1970-2001, que es de 15,4%.
A esto se
suma el ahorro también generado en el sector público, que en años
anteriores había funcionado como absorbente del ahorro privado. Pero
éste último ha dejado de crecer y el ahorro público, según
informa Abeceb.com,
“difícilmente alcance niveles en términos del PBI superiores
a los observados en los últimos años”.
Es por esto que, según deducen en la consultora, será necesario
recurrir a las restringidas fuentes de financiamiento internacional, fundamentalmente
a través de la Inversión Extranjera Directa, que cerraría
el 2007 en US$ 4.700 millones, unos US$ 150 millones menos que en 2006.