El desastre hace zozobrar imagen y prestigio de BP

Se sabe que este negocio no se distingue por su celo ecológico. Pero ahora British Petroleum pierde en dos frentes críticos: imagen internacional y programa de reformas. Aunque lograse frenar un derrame que podría golpear la costa oeste de Florida.

4 mayo, 2010

<p>Por supuesto, Anthony Hayward, su director ejecutivo, asegura que lograr&aacute; desactivar la mancha creada por la plataforma &ldquo;Deepwater horizon&rdquo; antes de que alcance el litoral floritano. Pero, admite, &ldquo;todo depende de nuestra respuesta a una cat&aacute;strofe que castiga a la empresa y a todo el sector. Si manejamos la crisis logrando limitar los efectos ambientales, habr&aacute; un debate m&aacute;s o menos controlable. Si no, quedar&aacute; comprometido el futuro de las perforaciones mar afuera&rdquo;.<br />
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Toneladas de crudos por hora siguen avanzando hacia las costas de Luisiana, Misisisipi y Alabama. Recorriendo la zona, Barack Obama confirm&oacute; lo que todos saben: es el peor desastre de su tipo en la historia de Estados Unidos, si no del mundo. El presidente exigi&oacute; a BP hacerse responsable de los costos y, a la actividad en general, replantear sus m&eacute;todos, ya puestos en la picota por el buque tanque &ldquo;Exxon Valdez&rdquo; (Alaska, marzo de 1989).<br />
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Veinti&uacute;n a&ntilde;os despu&eacute;s, la explosi&oacute;n de la plataforma brit&aacute;nica caus&oacute; once muertes (20 de abril). Precisamente mientras Hayward avanzaba en un ambicioso plan de reformas, con pretensiones de elevar rentabilidad operativa y, de paso, niveles de seguridad.<br />
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En cambio, todav&iacute;a la prefectura naval norteamericana y los estados ribere&ntilde;os a&uacute;n no consiguen estimar fehacientemente cu&aacute;nto petr&oacute;leo sale de tres agujeros que estallaron unos 1.500 metros bajo el nivel del mar. Seg&uacute;n se le explic&oacute; a Obama, s&oacute;lo puede calcularse la velocidad a la cual la mancha se acerca a Luisiana. Como Catalina y otros huracanes en 2004/5, es la costa m&aacute;s expuesta y ni hablar de Nueva Orle&aacute;ns, su principal ciudad. <br />
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Hayward no perdi&oacute; el humor. Comiendo tallarines y pescado en Houma &ndash;base de BP en la lucha contra el derrame-, tuvo el dudoso gusto de citar una frase de Winston Churchill (&ldquo;cuando se cruza el infierno, mejor no detenerse&rdquo;). No obstante, el directivo acaba de finiquitar un programa de seguridad. Iniciado tras la tr&aacute;gica explosi&oacute;n de una refiner&iacute;a (Texas city, marzo de 2005), produjo el despido de John Browne, antecesor de Hayward, en 2007. Este plan queda comprometido junto con su mentor. Tambi&eacute;n se cuestiona ahora la reactivaci&oacute;n de plataformas como Thunder Horse (Caballo de trueno) o Atlantis, pospuestas luego de Texas city. <br />
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Eso s&iacute;, como puntualizaba Obama, la compa&ntilde;&iacute;a tiene recursos m&aacute;s que suficientes. Siete d&iacute;as despu&eacute;s del desastre, BP declaraba ingresos netos por US$ 6.080 millones en el primer trimestre, 138% sobre los 2.560 millones de un a&ntilde;o antes. Hasta la cat&aacute;strofe, la empresa extra&iacute;a unos 450.000 barriles diarios en el golfo de M&eacute;xico y dos plataformas (Thunder Horse, Atlantis) estaban entre las m&aacute;s rendidoras de la cartera.<br />
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