<p>Por supuesto, Anthony Hayward, su director ejecutivo, asegura que logrará desactivar la mancha creada por la plataforma “Deepwater horizon” antes de que alcance el litoral floritano. Pero, admite, “todo depende de nuestra respuesta a una catástrofe que castiga a la empresa y a todo el sector. Si manejamos la crisis logrando limitar los efectos ambientales, habrá un debate más o menos controlable. Si no, quedará comprometido el futuro de las perforaciones mar afuera”.<br />
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Toneladas de crudos por hora siguen avanzando hacia las costas de Luisiana, Misisisipi y Alabama. Recorriendo la zona, Barack Obama confirmó lo que todos saben: es el peor desastre de su tipo en la historia de Estados Unidos, si no del mundo. El presidente exigió a BP hacerse responsable de los costos y, a la actividad en general, replantear sus métodos, ya puestos en la picota por el buque tanque “Exxon Valdez” (Alaska, marzo de 1989).<br />
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Veintiún años después, la explosión de la plataforma británica causó once muertes (20 de abril). Precisamente mientras Hayward avanzaba en un ambicioso plan de reformas, con pretensiones de elevar rentabilidad operativa y, de paso, niveles de seguridad.<br />
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En cambio, todavía la prefectura naval norteamericana y los estados ribereños aún no consiguen estimar fehacientemente cuánto petróleo sale de tres agujeros que estallaron unos 1.500 metros bajo el nivel del mar. Según se le explicó a Obama, sólo puede calcularse la velocidad a la cual la mancha se acerca a Luisiana. Como Catalina y otros huracanes en 2004/5, es la costa más expuesta y ni hablar de Nueva Orleáns, su principal ciudad. <br />
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Hayward no perdió el humor. Comiendo tallarines y pescado en Houma –base de BP en la lucha contra el derrame-, tuvo el dudoso gusto de citar una frase de Winston Churchill (“cuando se cruza el infierno, mejor no detenerse”). No obstante, el directivo acaba de finiquitar un programa de seguridad. Iniciado tras la trágica explosión de una refinería (Texas city, marzo de 2005), produjo el despido de John Browne, antecesor de Hayward, en 2007. Este plan queda comprometido junto con su mentor. También se cuestiona ahora la reactivación de plataformas como Thunder Horse (Caballo de trueno) o Atlantis, pospuestas luego de Texas city. <br />
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Eso sí, como puntualizaba Obama, la compañía tiene recursos más que suficientes. Siete días después del desastre, BP declaraba ingresos netos por US$ 6.080 millones en el primer trimestre, 138% sobre los 2.560 millones de un año antes. Hasta la catástrofe, la empresa extraía unos 450.000 barriles diarios en el golfo de México y dos plataformas (Thunder Horse, Atlantis) estaban entre las más rendidoras de la cartera.<br />
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El desastre hace zozobrar imagen y prestigio de BP
Se sabe que este negocio no se distingue por su celo ecológico. Pero ahora British Petroleum pierde en dos frentes críticos: imagen internacional y programa de reformas. Aunque lograse frenar un derrame que podría golpear la costa oeste de Florida.