El costo de abordar el cambio climático

La reciente cumbre del clima de París determina una inversión de entre US$5 y US$10 billones en tecnologías "verdes", que crearía entre 20 y 45 millones de puestos mundiales de trabajo en los próximos 15 años, según PwC.

1 febrero, 2016

Un análisis de la Cumbre Climática en París (celebrada del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2015) realiza un artículo publicado en la sección Global coordinates del último número de enero de GPS, editada por PwC.

 

La conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático concluyó con la adopción de un acuerdo histórico para combatir el cambio climático e impulsar medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono, resiliente y sostenible.

 

Con ello, sin embargo, aparece la incertidumbre de cómo dicho acuerdo global se materializará en regulaciones nacionales concretas, con su consecuente impacto con riesgos y oportunidades para las empresas.

 

El objetivo principal del acuerdo universal es mantener el aumento de la temperatura en este siglo por debajo de los 2 grados centígrados, e impulsar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura incluso más, por debajo de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.

 

Considerando el índice de Economía de Carbono (Low Carbon Economy Index),el cual hace un seguimiento de los avances en descarbonizar sus economías de los países del G20 -que representan alrededor del 85% de las emisiones mundiales– se encuentra que, en general, el E72 redujo su intensidad de carbono a un ritmo más rápido que el G73 (en términos del PIB promedio ponderado); pero como el E7 crece económicamente, su necesidad de limitar el crecimiento de las emisiones también aumentará.

 

Actualmente, el E7 acumula el 35% del PIB mundial en términos de PPA4, pero teniendo en cuenta las expectativas de crecimiento para esos países, esta cifra podría aumentar a alrededor del 46% en 2050.

 

China, el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, logró una tasa de 6% de descarbonización entre 2013 y 2014, y se ha comprometido a reducir sus emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB en un 60 a 65% en 2030, en comparación con los niveles de 2005.

 

India, el tercer mayor emisor del mundo, se ha comprometido a reducir sus emisiones por unidad de PIB en un 33 a 35% en 2030.

 

Por su parte, Brasil se ha comprometido a una reducción absoluta de sus emisiones de CO2 en un 43% en 2030.

 

Luego de la conferencia en París, todas las miradas estarán puestas en cómo los gobiernos nacionales crean el marco político adecuado para alcanzar estos compromisos.

 

Algunas estimaciones prevén que será necesaria una inversión de entre US$5 y US$10 billones en tecnologías “verdes”, y lo que crearía entre 20 y 45 millones de puestos de trabajo alrededor del mundo en los próximos 15 años.

 

La financiación de estos procesos generará importantes oportunidades para bancos y otras entidades de crédito. Esto ya ha ocurrido en China e India donde las empresas han aprovechado los mercados de deuda para financiar sus transiciones hacia suministros de energía limpios.

 

Sin embargo, hay un límite en la cantidad que puede ser financiada con deuda bancaria, dadas las exigencias de capital cada vez más estrictas que las instituciones financieras deben enfrentar.

 

Los mercados de capitales tendrán que ampliarse, y para que eso suceda, será necesario crear modelos financieros innovadores, así como también estructuras financieras que cumplan con los requisitos de rentabilidad/riesgo.

 

Otro aspecto en el cual el acuerdo impactará en el mediano/largo plazo se relaciona con la incorporación por parte de las firmas financieras del riesgo de impacto del cambio climático en sus modelos operativos. Organismos regulatorios como los bancos centrales están realizando análisis para contemplar el impacto del riesgo climático en los modelos de negocios.

 

Por su parte, las compañías de seguros han comenzado a incorporar supuestos de cambio climático a largo plazo para permitir considerar la probabilidad de que fenómenos meteorológicos externos sean más severos o frecuentes.

 

En resumen, para las organizaciones de muchos sectores, un acuerdo global legalmente vinculante sobre el cambio climático no es un impulsor a la acción.

 

Sin embargo, la regulación y los incentivos que podrían desprenderse del acuerdo en París sí lo será.

 

Las empresas están motivadas por el crecimiento y nuevos mercados, y preocupadas por la regulación y la eficiencia de costos.

 

El cambio climático seguirá siendo un riesgo y una oportunidad en todos estos aspectos.

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