La nueva actitud israelí, por lo menos, abandona la absoluta rigidez impuesta hace casi siete años. Por otra parte, entonces el gobierno no estaba encabezado por Olmert ni había sufrido un fracaso como el de la aventura libanesa, este año.
Las expresiones del primer ministro son, en todo caso, otra señal de que Israel apuesta más al diálogo –mientras George W.Bush tarda en hacerlo respecto de Irak-, que a la fuerza lisa y llana. En otras palabras, la política que llevó a Líbano y a intervenir demasiado en Gaza tal vez esté cediendo al pragmatismo, bajo un Olmert cuyo capital político se había deteriorado bastante.
La clave del gesto es que sigue en dos días a la primera reunión pública con el presidente Majmud Abbás (“Abú Mazén”). Resultado de ese encuentro fue la restitución de fondos fiscales a Palestina. También se levantaron sesenta de los 400 bloqueos en rutas de Cisjordania, territorio todavía ocupado por los israelíes.
“Espero que podamos alcanzar el diálogo con Damasco en un futuro razonable”, señaló Olmert. Pero “Siria debe cesar sus compromisos con grupos violentos”. Si as-Assad limita el respaldo ostensible a Hamás (que cogobierna Palestina tras una elección democrática, detalle que Tel Aviv suele omitir) y a Hezbollá, habrá condiciones para un proceso diplomático”.
Pero el primer ministro israelí incurre de inmediato en un error: exigir que Damasco se desvincule de Tehrán. Al respecto, observadores en Bruselas, París y Riyadh sospechan una peligrosa segunda intención: bloquear indirectamente posibilidades de un diálogo sobre Irak entre Estados Unidos, Siria, Irán y otros países de Levante. Sucede que, así como el fracaso mesopotámico limita la hegemonía militar global de los norteamericanos, el fracaso libanés reduce la de Israel en la zona.
En enero de 2002, a la sazón, Hafez as-Assad –padre del actual presidente vitalicio- exigió la restitución del Golán, ocupado desde 1967 por Israel. Eso aún no ocurre y Siria siendo siendo “sede social” de Hamás, Dyijad islámica y Hezbollá. Pero las tensiones no aflojan. El domingo, un proyectil Kassam fue disparado desde la faja de Gaza y dio contra una “instalación estratégica” en la israelí Ascalón (antigua capital filistea).
La nueva actitud israelí, por lo menos, abandona la absoluta rigidez impuesta hace casi siete años. Por otra parte, entonces el gobierno no estaba encabezado por Olmert ni había sufrido un fracaso como el de la aventura libanesa, este año.
Las expresiones del primer ministro son, en todo caso, otra señal de que Israel apuesta más al diálogo –mientras George W.Bush tarda en hacerlo respecto de Irak-, que a la fuerza lisa y llana. En otras palabras, la política que llevó a Líbano y a intervenir demasiado en Gaza tal vez esté cediendo al pragmatismo, bajo un Olmert cuyo capital político se había deteriorado bastante.
La clave del gesto es que sigue en dos días a la primera reunión pública con el presidente Majmud Abbás (“Abú Mazén”). Resultado de ese encuentro fue la restitución de fondos fiscales a Palestina. También se levantaron sesenta de los 400 bloqueos en rutas de Cisjordania, territorio todavía ocupado por los israelíes.
“Espero que podamos alcanzar el diálogo con Damasco en un futuro razonable”, señaló Olmert. Pero “Siria debe cesar sus compromisos con grupos violentos”. Si as-Assad limita el respaldo ostensible a Hamás (que cogobierna Palestina tras una elección democrática, detalle que Tel Aviv suele omitir) y a Hezbollá, habrá condiciones para un proceso diplomático”.
Pero el primer ministro israelí incurre de inmediato en un error: exigir que Damasco se desvincule de Tehrán. Al respecto, observadores en Bruselas, París y Riyadh sospechan una peligrosa segunda intención: bloquear indirectamente posibilidades de un diálogo sobre Irak entre Estados Unidos, Siria, Irán y otros países de Levante. Sucede que, así como el fracaso mesopotámico limita la hegemonía militar global de los norteamericanos, el fracaso libanés reduce la de Israel en la zona.
En enero de 2002, a la sazón, Hafez as-Assad –padre del actual presidente vitalicio- exigió la restitución del Golán, ocupado desde 1967 por Israel. Eso aún no ocurre y Siria siendo siendo “sede social” de Hamás, Dyijad islámica y Hezbollá. Pero las tensiones no aflojan. El domingo, un proyectil Kassam fue disparado desde la faja de Gaza y dio contra una “instalación estratégica” en la israelí Ascalón (antigua capital filistea).