Egipto: cumple 84 años la Hermandad Musulmana
La fraternidad data de 1928. Fue creada en el país de los Faruk, dinastía impuesta por Londres en 1882. Ese nexo explica que la monarquía la tolerase hasta su caída, en 1956, cuando fue declarada ilegal por Mohammed Naghib y Gamal Abdel Nasser.
19 octubre, 2011
<p>Más tarde, El Cairo y la hermandad siguieron el camino de muchos estados árabes y se mimetizaron en regímenes o grupos autoritarios, teocráticos, etc. En Egipto y Saudiarabia, sus militantes eran perseguidos, detenidos, condenados y ejecutados. Naturalmente, ya en los años 70, la organización fue fanatizándose y haciéndose cada vez más violenta.<br />
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Sus objetivos solían ser empresas, oficinas, ejecutivos occidentales y soviéticos. ¿Por qué éstos? Porque la entidad buscaba instaurar la Shariyá (ley coránica) y rechazaba el comunismo ateo. Curiosamente, el asesinato público del tercer ra’ís –Anwar as-Sadat-, en 1981, no fue obra de sus sicarios.<br />
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En los últimos decenios, tras haber renunciado al uso de la violencia, la hermandad pasó a una especie de limbo. El gobierno egipcio continuaba sin reconocerla oficialmente y no le permitía establecerse como partido político aunque, según sondeos independientes, obtendría 20% del voto en elecciones limpias. En otro plano, se le permitió armar una eficaz red asistencial compuesta de escuelas, dispensarios, sociedades benéficas y ayuda jurídica.<br />
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En un giro copernicano, cuando Hosni Mubarak privatizó el sistema médico –un dislate-, la HM se convirtió en un ”estado de bienestar” informal, tomando elementos de los modelos libio e israelí. Pese a que empleaba los servicios de la entidad, el hoy depuesto cuarto ra’ís aprovechaba sus obras de caridad y asistencia social. Por ejemplo, esos dromedarios que recorrían plaza Tahir en febrero eran ambulancias de la HM.<br />
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Obviamente, la entidad goza de amplio consenso entre la población, cristianos inclusive. Por otra, parte su acción universitaria se imbrica en un renacimiento religioso que abarca varios países árabes. Al respecto, debe recordarse que una transición democrática sin partidos islámicos resulta inconcebible, detalle que Occidente y en particular EE.UU. no tienen en cuenta.</p>
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