“Efecto Argentina”

Argentina preocupa mucho más de lo que parece. En la reciente reunión del Grupo de los 7 (las siete economías principales) más Rusia, la crisis argentina fue objeto de conversaciones y propuestas aún no difundidas en el país.

21 abril, 2002

Por ejemplo, una evaluación –en manos de canadienses e italianos-, según la cual un colapso definitivo implicaría para la banca mundial costos similares el caso Enron (alrededor de US$ 50.000 millones).

“Argentina, Japón, el petróleo y el terrorismo, en este orden, seguirán siendo temas dominantes en el G-7 y el Fondo Monetario Internacional. Máxime si prospera una propuesta lanzada en Brasil hace varias semanas –salvo MERCADO, sin eco en medios locales-, para convertir el real en “moneda fiduciaria de transición” y atenuar las presiones sobre el dólar. La agudización de la crisis argentina ha hecho que expertos canadienses e italianos hablen ahora de transformar el Mercosur en un “pequeño Maastricht”.

En otro plano, Joseph Stiglitz (flamante Nobel económico) y dos ex funcionarios del FMI creen que los grandes bancos internacionales con filiales en Argentina deberían ser presionados para actuar como “prestamistas de última instancia”. El FMI ha adoptado ese temperamento en Tailandia, Malasia, Ucrania, Turquía y similares.

Pero hay un obstáculo: la crisis que vive el sistema financiero japonés y el costo que les significa a los diez o quince mayores bancos occidentales la cadena de ceses de pagos, insolvencias y quebrantos protagonizados por grandes grupos económicos privados. No sólo Enron sino, además, Kirch, NTL, Global Crossing, Vivendi, France Télécom, Qwest, NTT DoCoMo, etc.

Por ejemplo, una evaluación –en manos de canadienses e italianos-, según la cual un colapso definitivo implicaría para la banca mundial costos similares el caso Enron (alrededor de US$ 50.000 millones).

“Argentina, Japón, el petróleo y el terrorismo, en este orden, seguirán siendo temas dominantes en el G-7 y el Fondo Monetario Internacional. Máxime si prospera una propuesta lanzada en Brasil hace varias semanas –salvo MERCADO, sin eco en medios locales-, para convertir el real en “moneda fiduciaria de transición” y atenuar las presiones sobre el dólar. La agudización de la crisis argentina ha hecho que expertos canadienses e italianos hablen ahora de transformar el Mercosur en un “pequeño Maastricht”.

En otro plano, Joseph Stiglitz (flamante Nobel económico) y dos ex funcionarios del FMI creen que los grandes bancos internacionales con filiales en Argentina deberían ser presionados para actuar como “prestamistas de última instancia”. El FMI ha adoptado ese temperamento en Tailandia, Malasia, Ucrania, Turquía y similares.

Pero hay un obstáculo: la crisis que vive el sistema financiero japonés y el costo que les significa a los diez o quince mayores bancos occidentales la cadena de ceses de pagos, insolvencias y quebrantos protagonizados por grandes grupos económicos privados. No sólo Enron sino, además, Kirch, NTL, Global Crossing, Vivendi, France Télécom, Qwest, NTT DoCoMo, etc.

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