EE.UU y el gobierno local quieren que siga Mubarak
Hay dos cambios notables en el desarrollo de la crisis egipcia. De un lado, el entorno oficial insiste en que hay que negociar la transición con Mubarak en la presidencia, aunque no corte ni pinche. Del otro, la urgencia de Washington por sacar al Faraón de la escena, cede paso a una transición más lenta que lo mantiene en el poder hasta septiembre, por lo menos.
6 febrero, 2011
<p>El vicepresidente, Omar Suleiman, actuando como titular del ejecutivo, se ha reunido con diversas figuras opositoras y partidos políticos, especialmente la Hermandad Musulmana. La tesis es simple: Mubarak merece una salida elegante y así la tendrá. Seguirá como una figura emblemática hasta las elecciones presidenciales de septiembre, mientras el gobierno normaliza la vida y la economía locales, y acuerda con los opositores el mecanismo a utilizar para hacer transparentes las elecciones, y sus resultados.<br />
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Entre tanto, el gobierno de Estados Unidos ha dado dos volteretas impresionantes en las casi dos semanas de la crisis. El primer día, defendió a Mubarak como un aliado confiable. Pocos días después, le soltó la mano y demandó un inmediato comienzo de la transición, previa renuncia del Presidente. Ahora, persuadido por el equipo de gobierno y por sus propios enviados, Washington gira 180 grados e insiste en la transición, pero pausada, previsible, para lo cual no ve nada mejor que mantener a Mubarak en su puesto durante los próximos meses.<br />
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Esta coincidencia no estaría mal, si el gran protagonista, la multitud que sigue velando armas en la plaza de la Liberación, estuviera de acuerdo. Pero no lo está. Claramente insiste en la renuncia inmediata del viejo líder.<br />
Nada importa que la clase política y buena parte de la próspera clase media estén de acuerdo con la nueva postura del elenco oficial y de la diplomacia estadounidense. Si la multitud continúa su presión, el desarrollo de la crisis será imprevisible y puede terminar en el caos que –se dice- se quiere evitar.<br />
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<p>En todo caso, el éxito de una revolución democrática en estas condiciones, parece bastante improbable. Pero para Frank Wisner, el enviado especial de Obama que llegó hace una semana para convencer a Mubarak de abandonar inmediatamente el poder, el análisis en el terreno lo llevó a persuadir a su propio gobierno de asumir que la presencia del presidente en el poder es esencial para un tránsito ordenado y pacífico. Falta ver si su criterio de especialista en temas egipcios es realmente acertado.</p>
<p>La inquietud en la Casa Blanca es que los últimos dos años se han dedicado a estudiar cómo manejar y contener a Irán, y ahora –sin previo aviso- les explota la bomba egipcia que tiene el potencial de desestabilizar a toda la región.</p>
<p>La Hermandad Musulmana, el principal grupo opositor que todavía sigue proscripto, se reunió con el vicepresidente Suleiman. Si bien sus voceros insisten en la renuncia inmediata de Mubarak, entre otras demandas, aceptaron conversar – así lo dijeron- para conocer las verdaderas intenciones del gobierno en materia de diálogo.</p>
<p>Con cautela, los directivos de la Hermandad no quieren dar un paso en falso frente a otros opositores, pero muy especialmente a los activistas de la plaza. Muchos de ellos insisten en que este partido es, a su manera, parte del régimen y una secuela del régimen que se pretende reemplazar.</p>