EE.UU.: más ventas de bienes durables y menos de viviendas

Los pedidos de vehículos, máquinas herramientas y otras bienes durables repuntaron más de lo previsto en enero. Esto trasunta mayores gastos de las empresas. Pero la venta de viviendas sufrió una brusca caída.

1 marzo, 2003

Al cabo de algunos meses en descenso, en efecto, la demanda de productos destinados a usarse no menos de tres años ascendió 3,3% en enero, según estadísticas del departamento federal de Comercio. Pero, como las nuevas solicitudes de subsidios por desempleo también subieron, la compra de vivienda a estrenar experimentó el mayor retroceso mensual en nueve años. Esto convalida el amplio reflujo notado durante febrero en la confianza de los consumidores (índice confeccionado por la Conference Board).

Las cifras sobre bienes durables y el aumento de producción industrial en enero “confirman la impresión que el gobierno tiene en cuanto a mejoras en la manufactura. Es posible que enero-marzo sea el cuarto trimestre seguido de alza en inversiones de capital; o sea en máquinas y equipos”. Esto presume un informe de Bear Stearns & Co, una firma de Wall Street conocida por su tradicional apoyo a las políticas económicas ofertistas de Ronald Reagan y ambos Bush.

De ser así, las señales no pueden más oportunas, pues coinciden con síntomas opuestos entre el público usuario, cliente o consumidor. En este nivel, la persistencia del desempleo urbano y las incertidumbres asociadas al clima bélico tienden a postergar o dejar de lado compras. Como se sabe, la escuela ofertista postula –desde 1979- rebajas de impuestos a sectores de altos ingresos y grandes empresas, suponiendo que la menor presión tributaria derivará fondos a la inversiones que, a su vez, creen empleo o mejores salarios. Ninguno de los ensayos ofertistas anteriores al actual dio esos resultados.

Al cabo de algunos meses en descenso, en efecto, la demanda de productos destinados a usarse no menos de tres años ascendió 3,3% en enero, según estadísticas del departamento federal de Comercio. Pero, como las nuevas solicitudes de subsidios por desempleo también subieron, la compra de vivienda a estrenar experimentó el mayor retroceso mensual en nueve años. Esto convalida el amplio reflujo notado durante febrero en la confianza de los consumidores (índice confeccionado por la Conference Board).

Las cifras sobre bienes durables y el aumento de producción industrial en enero “confirman la impresión que el gobierno tiene en cuanto a mejoras en la manufactura. Es posible que enero-marzo sea el cuarto trimestre seguido de alza en inversiones de capital; o sea en máquinas y equipos”. Esto presume un informe de Bear Stearns & Co, una firma de Wall Street conocida por su tradicional apoyo a las políticas económicas ofertistas de Ronald Reagan y ambos Bush.

De ser así, las señales no pueden más oportunas, pues coinciden con síntomas opuestos entre el público usuario, cliente o consumidor. En este nivel, la persistencia del desempleo urbano y las incertidumbres asociadas al clima bélico tienden a postergar o dejar de lado compras. Como se sabe, la escuela ofertista postula –desde 1979- rebajas de impuestos a sectores de altos ingresos y grandes empresas, suponiendo que la menor presión tributaria derivará fondos a la inversiones que, a su vez, creen empleo o mejores salarios. Ninguno de los ensayos ofertistas anteriores al actual dio esos resultados.

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