EE.UU. le teme a la acción china en el cono sur y Venzuela

En lo que parece reacción a la intransigencia cambiaria de Beijing, Washington ahora teme que ese gobierno “desestabilice a Brasil y Argentina”. Por su parte, el FMI parece muy apurado por lograr concesiones respecto del canje de deuda.

7 abril, 2005

“Se nota creciente influencia china en Brasil, Argentina, Venezuela y gran parte de Latinoamérica. Ello representa una preocupación para la democracia”. Esta frase, que retrotrae a los mejores días de Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson, se hizo “trascender” a varios medios desde los departamentos de Estado y Defensa.

El cubano Rogelio Noriega, subsecretario para la región, trató de atenuar el mal efecto de ese parrafo en los países nombrados, Méjico y Uruguay (aunque no en Chile ni en Colombia, por sus “relaciones especiales” con Estados Unidos. Sólo empeoró las cosas, al aclarar que la presencia china es escasa, aunque en expansión, y no debe minimizarse”.

Casi al mismo tiempo, el máximo asesor del Pentágono para asuntos regionales, Rogelio Pardo Maurer, se ocupó de calentar más el clima. Sin trepidaciones, sostuvo estar “inquieto por el peso chino en aumento. Debemos ponernos alerta ante esas actividades”. Ambos funcionarios estaban exponiendo ante el subcomité para el hemiferio occidenral, cámara de representantes. El panel se halla dominbada por neoconservadores y había resuelto hacer una sesión especial contra el peligro chino.

Hubo alusiones específicas a los gobiernos argentino, brasileño y chileno por sus recientes acuerdos económicos o comerciales con Beijing. Al preguntársele si creía que esos países podrían pasar a regímenes totalitarios, Pardo fue casi brutal: “Les recuerdo que tienes líderes de izquierda que, apoyados por China, podrían desestabilizar la región”.

La respuesta es aún más absurda que comparar –como lo hizo el “Economist”- Argentina o Venezuela con Zimbabwe. En cierto modo, empalma con la feroz campaña local, donde convergen derechas e izquierdas, contra la decisión de Néstor Kirchner de no asistir a las exequias papales. Nadie ha notado que varios países latinoamericanos tomaron igual decisión: Chile, El Salvador y Perú envían cancilleres, Colombia, Guatemala y Paraguay mandan vicepresidentes y Uruguay sólo la esposa del presidente.

Volviendo a la sesión en el senado norteamericano, el demóicrata Roberto Menéndez adhirió entusiastamente a Pardo y vanzó otro paso. “Alguien debe sonar la alarma antes de que esto se nos vaya de las manos. En especial, observando las actividades de inteligencia, comunicaciones y guerra cibernética que –según la tórrida imaginación del diputado- los chinos vienen desarrollando”.

Pardo, entonces, retomó la posta: “Alentamos a otros países del hemisferio a seguir de cerca acciones que pudieran tornarse contra EE.UU.”. Para no ser menos, Noriega contrastó “los indudables beneficios de los vínculos comerciales entre países hemisféricos y EE.UU. con los inconvenientes pactos chinos con Venezuela, Brasil, Chile, Argentina y Uruguay”. El funcionario no explicó cuáles son las ventajas del proteccionisto agrícola y textil mantendio por Wasgington.

No por casualidad, todos los funcionarios y legisladores aludidos son miembros o asesores de tres fundaciones de derecha, Heritage, Woodrow Wilson y Carnegie Endowment, que acabn de ciricar duramenmte dosd actitudes de Beijing. Una, rechazar presiones de EE.UU., Gran Bretaña y la Unión Europeo ñara que revalúe el yüan. Otra, no asistir a la reunió nde ministros económicos del G-7 ni a la subsiguiente asamblea semestral FMI-Banco Mundial. Por lovisto, la intrnasijencia cambiaria unica a China en el “eje del mal” predicado por Paul Wolfowitz mucho antes de padar a presidrir el BIRF.

En lo tocante a Rodrigo Rato, algunos observadores creen que la ausencia de la invitada estelart (China) centre la asamblea mencionada en los problemas internos del Fondo y su larga serie de errores o fracasos en materia de crisis financieras o pías sobrendeudados. De ahí que el director gerente reitere presiones para que Argentina reabra el canje y reformule su programa fiscal 2005 para elevar a 4,5% del PBI el superávit primario. Naturalmente, el rebrote inflacionario -en parte producto de un gobierno que se ocupó demasiado del canje y poco de la economía real- le da al FMI argumentos para interferir.

Por supuesto, el ministerio de Economía reaccionó fijándoles límites a las futuras negociaciones con el Fondo. Además, adelantó que en la asamblea del 16 y el 17 de mayo, rechjazará los cotidianos cuestionamientos que recibe sobre el caje de deuda. Esta vez, agregó una amenaza: si, en dos meses, no se llega a acuerdo contingente, el país dejará de pagarles a los organismos multilaterales de crédito a partir de julio.

Mientras tanto, es posible que el embargo de US$ 7.000 millones sobre bonos argentinos se destrabe en tres semanas. Esa perspectiva, lógicamente, impulsó a varios fondos buitres y sus abogados a reactivar demandas pendientes. En realidad, el propio juez Thoma Griesa los indujo a hacerlo, señalando la conveniencia de “agilizar viejas causas”. En parte, cajoneadas por él mismo.

“Se nota creciente influencia china en Brasil, Argentina, Venezuela y gran parte de Latinoamérica. Ello representa una preocupación para la democracia”. Esta frase, que retrotrae a los mejores días de Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson, se hizo “trascender” a varios medios desde los departamentos de Estado y Defensa.

El cubano Rogelio Noriega, subsecretario para la región, trató de atenuar el mal efecto de ese parrafo en los países nombrados, Méjico y Uruguay (aunque no en Chile ni en Colombia, por sus “relaciones especiales” con Estados Unidos. Sólo empeoró las cosas, al aclarar que la presencia china es escasa, aunque en expansión, y no debe minimizarse”.

Casi al mismo tiempo, el máximo asesor del Pentágono para asuntos regionales, Rogelio Pardo Maurer, se ocupó de calentar más el clima. Sin trepidaciones, sostuvo estar “inquieto por el peso chino en aumento. Debemos ponernos alerta ante esas actividades”. Ambos funcionarios estaban exponiendo ante el subcomité para el hemiferio occidenral, cámara de representantes. El panel se halla dominbada por neoconservadores y había resuelto hacer una sesión especial contra el peligro chino.

Hubo alusiones específicas a los gobiernos argentino, brasileño y chileno por sus recientes acuerdos económicos o comerciales con Beijing. Al preguntársele si creía que esos países podrían pasar a regímenes totalitarios, Pardo fue casi brutal: “Les recuerdo que tienes líderes de izquierda que, apoyados por China, podrían desestabilizar la región”.

La respuesta es aún más absurda que comparar –como lo hizo el “Economist”- Argentina o Venezuela con Zimbabwe. En cierto modo, empalma con la feroz campaña local, donde convergen derechas e izquierdas, contra la decisión de Néstor Kirchner de no asistir a las exequias papales. Nadie ha notado que varios países latinoamericanos tomaron igual decisión: Chile, El Salvador y Perú envían cancilleres, Colombia, Guatemala y Paraguay mandan vicepresidentes y Uruguay sólo la esposa del presidente.

Volviendo a la sesión en el senado norteamericano, el demóicrata Roberto Menéndez adhirió entusiastamente a Pardo y vanzó otro paso. “Alguien debe sonar la alarma antes de que esto se nos vaya de las manos. En especial, observando las actividades de inteligencia, comunicaciones y guerra cibernética que –según la tórrida imaginación del diputado- los chinos vienen desarrollando”.

Pardo, entonces, retomó la posta: “Alentamos a otros países del hemisferio a seguir de cerca acciones que pudieran tornarse contra EE.UU.”. Para no ser menos, Noriega contrastó “los indudables beneficios de los vínculos comerciales entre países hemisféricos y EE.UU. con los inconvenientes pactos chinos con Venezuela, Brasil, Chile, Argentina y Uruguay”. El funcionario no explicó cuáles son las ventajas del proteccionisto agrícola y textil mantendio por Wasgington.

No por casualidad, todos los funcionarios y legisladores aludidos son miembros o asesores de tres fundaciones de derecha, Heritage, Woodrow Wilson y Carnegie Endowment, que acabn de ciricar duramenmte dosd actitudes de Beijing. Una, rechazar presiones de EE.UU., Gran Bretaña y la Unión Europeo ñara que revalúe el yüan. Otra, no asistir a la reunió nde ministros económicos del G-7 ni a la subsiguiente asamblea semestral FMI-Banco Mundial. Por lovisto, la intrnasijencia cambiaria unica a China en el “eje del mal” predicado por Paul Wolfowitz mucho antes de padar a presidrir el BIRF.

En lo tocante a Rodrigo Rato, algunos observadores creen que la ausencia de la invitada estelart (China) centre la asamblea mencionada en los problemas internos del Fondo y su larga serie de errores o fracasos en materia de crisis financieras o pías sobrendeudados. De ahí que el director gerente reitere presiones para que Argentina reabra el canje y reformule su programa fiscal 2005 para elevar a 4,5% del PBI el superávit primario. Naturalmente, el rebrote inflacionario -en parte producto de un gobierno que se ocupó demasiado del canje y poco de la economía real- le da al FMI argumentos para interferir.

Por supuesto, el ministerio de Economía reaccionó fijándoles límites a las futuras negociaciones con el Fondo. Además, adelantó que en la asamblea del 16 y el 17 de mayo, rechjazará los cotidianos cuestionamientos que recibe sobre el caje de deuda. Esta vez, agregó una amenaza: si, en dos meses, no se llega a acuerdo contingente, el país dejará de pagarles a los organismos multilaterales de crédito a partir de julio.

Mientras tanto, es posible que el embargo de US$ 7.000 millones sobre bonos argentinos se destrabe en tres semanas. Esa perspectiva, lógicamente, impulsó a varios fondos buitres y sus abogados a reactivar demandas pendientes. En realidad, el propio juez Thoma Griesa los indujo a hacerlo, señalando la conveniencia de “agilizar viejas causas”. En parte, cajoneadas por él mismo.

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