EE.UU: la elección sigue indefinida

El diálogo de sordos entre los dos candidatos, el demócrata Al Gore y el republicano George Bush, dejó en manos de la justicia la resolución del crucial escrutinio de Florida. Por José A. Delgado (*)

16 noviembre, 2000

(EFE).- El republicano George W. Bush y el demócrata Albert Gore protagonizan hoy (jueves 16) un diálogo de sordos sobre el recuento de nunca acabar de Florida, que ha dejado en manos judiciales la aclaración del resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Los equipos de campaña de Bush y Gore se mantienen inamovibles y parecen preocuparse más por la imagen de sus candidatos que por presentar nuevas iniciativas para solucionar la crisis política.

Los demócratas se esfuerzan por que Gore no parezca muy agresivo en su insistencia de que haya recuentos manuales en tres condados de Florida, mientras los republicanos no cesan de proyectar a Bush como si fuera ya el presidente electo.

Para los demócratas, el rechazo de Bush a los recuentos manuales en Florida, incluida la oferta de Gore para que el escrutinio a mano se haga en todo el estado, les ha obligado a volver a utilizar los tribunales como árbitro de la controversia.

Más aun después de que la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, descartó tomar en cuenta los recuentos manuales pendientes en Broward y Palm Beach, y programó para el sábado el anuncio oficial sobre el resultado de los comicios.

“El único recurso que nos queda para conseguir un resultado justo es continuar litigando, lo que es infortunado e innecesario”, dijo el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joseph Lieberman, en declaraciones a la cadena de televisión ABC.

Gore concedió una entrevista a una emisora de radio, en la que rechazó que se considere que los republicanos, con la oposición a los recuentos manuales, buscan “robar” las elecciones de Florida y el pase de entrada a la Casa Blanca.

“Cualquiera que sea el resultado, todos apoyaremos al ganador”, sostuvo Gore, aunque Lieberman advirtió que “un resultado injusto hará que Estados Unidos entre al nuevo siglo dividido, con un presidente que no tendría legitimidad”.

Con su propuesta, Gore recobró fuerza ante la opinión pública y minimizó las denuncias republicanas de que los demócratas sólo quieren recuentos manuales en distritos electorales en los que tienen una mayoría de electores.

“La propuesta de Gore estuvo correcta en sustancia e inteligente en términos tácticos”, indicó hoy, en un editorial, el diario The New York Times, que considera que el gobernador Bush debió de haber aceptado el recuento manual en los 67 condados de Florida.

Otro periódico que apoyó la candidatura de Gore, The Washington Post, afirmó hoy en otro editorial que el vicepresidente actuó positivamente y criticó que Bush dependa de una ventaja “artificial” sujeta a revisión judicial.

El jefe de campaña de Gore, William Daley, dijo que la idea de proponer un recuento manual en todo el estado de Florida surgió del propio vicepresidente, que consideró necesario hacer una oferta “e incluir algo para ellos (los republicanos)”.

La iniciativa de Gore, de haber sido aceptada, hubiese concluido las batallas legales y asegurado que el ganador de Florida, sus 25 votos electorales y la presidencia de Estados Unidos se conocieran en una semana.

Pero Bush repitió los argumentos utilizados por su representante en el recuento de Florida, el ex secretario de Estado James Baker, quien una y otra vez ha descripto el escrutinio manual voto a voto como un proceso “injusto e impreciso”.

Bush señaló que “eso significa que cada voto en Florida será evaluado por personas diferentes, con criterios diferentes y quizá diversas normas o quizá ninguna”, en un nuevo intento por proyectarse lo más presidenciable posible.

El tono del debate reciente ha reflejado además el nivel de tensión. Los republicanos acusan a Gore de querer “reinventar” el sistema electoral y los demócratas describen a la secretaria Harris, incondicional de Bush, de actuar como “una comisaría soviética”.

El colapso de un posible acuerdo político ha vuelto a trasladar el debate al Tribunal Supremo de Florida y la Corte de Apelaciones de Atlanta, que seguramente servirán de trampolín hacia el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

La opinión pública, mientras tanto, aguarda con paciencia el resultado, aunque una encuesta de la cadena NBC advierte hoy que alrededor de 70% de los estadounidenses quiere que esta situación se resuelva a más tardar el sábado.

(EFE).- El republicano George W. Bush y el demócrata Albert Gore protagonizan hoy (jueves 16) un diálogo de sordos sobre el recuento de nunca acabar de Florida, que ha dejado en manos judiciales la aclaración del resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Los equipos de campaña de Bush y Gore se mantienen inamovibles y parecen preocuparse más por la imagen de sus candidatos que por presentar nuevas iniciativas para solucionar la crisis política.

Los demócratas se esfuerzan por que Gore no parezca muy agresivo en su insistencia de que haya recuentos manuales en tres condados de Florida, mientras los republicanos no cesan de proyectar a Bush como si fuera ya el presidente electo.

Para los demócratas, el rechazo de Bush a los recuentos manuales en Florida, incluida la oferta de Gore para que el escrutinio a mano se haga en todo el estado, les ha obligado a volver a utilizar los tribunales como árbitro de la controversia.

Más aun después de que la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, descartó tomar en cuenta los recuentos manuales pendientes en Broward y Palm Beach, y programó para el sábado el anuncio oficial sobre el resultado de los comicios.

“El único recurso que nos queda para conseguir un resultado justo es continuar litigando, lo que es infortunado e innecesario”, dijo el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joseph Lieberman, en declaraciones a la cadena de televisión ABC.

Gore concedió una entrevista a una emisora de radio, en la que rechazó que se considere que los republicanos, con la oposición a los recuentos manuales, buscan “robar” las elecciones de Florida y el pase de entrada a la Casa Blanca.

“Cualquiera que sea el resultado, todos apoyaremos al ganador”, sostuvo Gore, aunque Lieberman advirtió que “un resultado injusto hará que Estados Unidos entre al nuevo siglo dividido, con un presidente que no tendría legitimidad”.

Con su propuesta, Gore recobró fuerza ante la opinión pública y minimizó las denuncias republicanas de que los demócratas sólo quieren recuentos manuales en distritos electorales en los que tienen una mayoría de electores.

“La propuesta de Gore estuvo correcta en sustancia e inteligente en términos tácticos”, indicó hoy, en un editorial, el diario The New York Times, que considera que el gobernador Bush debió de haber aceptado el recuento manual en los 67 condados de Florida.

Otro periódico que apoyó la candidatura de Gore, The Washington Post, afirmó hoy en otro editorial que el vicepresidente actuó positivamente y criticó que Bush dependa de una ventaja “artificial” sujeta a revisión judicial.

El jefe de campaña de Gore, William Daley, dijo que la idea de proponer un recuento manual en todo el estado de Florida surgió del propio vicepresidente, que consideró necesario hacer una oferta “e incluir algo para ellos (los republicanos)”.

La iniciativa de Gore, de haber sido aceptada, hubiese concluido las batallas legales y asegurado que el ganador de Florida, sus 25 votos electorales y la presidencia de Estados Unidos se conocieran en una semana.

Pero Bush repitió los argumentos utilizados por su representante en el recuento de Florida, el ex secretario de Estado James Baker, quien una y otra vez ha descripto el escrutinio manual voto a voto como un proceso “injusto e impreciso”.

Bush señaló que “eso significa que cada voto en Florida será evaluado por personas diferentes, con criterios diferentes y quizá diversas normas o quizá ninguna”, en un nuevo intento por proyectarse lo más presidenciable posible.

El tono del debate reciente ha reflejado además el nivel de tensión. Los republicanos acusan a Gore de querer “reinventar” el sistema electoral y los demócratas describen a la secretaria Harris, incondicional de Bush, de actuar como “una comisaría soviética”.

El colapso de un posible acuerdo político ha vuelto a trasladar el debate al Tribunal Supremo de Florida y la Corte de Apelaciones de Atlanta, que seguramente servirán de trampolín hacia el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

La opinión pública, mientras tanto, aguarda con paciencia el resultado, aunque una encuesta de la cadena NBC advierte hoy que alrededor de 70% de los estadounidenses quiere que esta situación se resuelva a más tardar el sábado.

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