Ecuador: el sucre se resiste a morir

A partir del 9 de septiembre cualquier transacción deberá hacerse en dólares, aunque algunos sectores pretenden implantar un sistema que suponga la coexistencia de esta moneda con el sucre.

3 septiembre, 2000

(EFE).- La moneda nacional ecuatoriana, el sucre, se resiste a morir, en su última semana de vida, y a quedar sólo como una reliquia de coleccionistas, historiadores y nostálgicos ciudadanos que, al parecer, han sucumbido ante la fortaleza del patrón dólar.

El próximo sábado, 9 de septiembre, se cumple el plazo para que los ecuatorianos puedan usar el sucre como especie de intercambio, pues a partir de esa fecha ninguna transacción podrá hacerse en moneda nacional, sólo en dólares.

Desde ese día, los ecuatorianos que aún tengan en su poder sucres podrán canjearlos por la divisa estadounidense sólo en las oficinas del Banco Central o ciertas instituciones previstas por el instituto emisor que le ayuden en esa tarea.

El proceso de canje en el Banco Central se extenderá hasta el 9 de marzo del próximo año.

El sucre, con 188 años de existencia, se resiste a morir, pues según sus máximos defensores, los frentes sociales, las protestas que llevarán a cabo también alientan la posibilidad de revertir el proceso de dolarización para implantar un sistema dual que suponga la coexistencia de las dos divisas (dólares y sucres).

La poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) ha presentado firmas de respaldo para que las autoridades electorales convoquen una consulta popular sobre el asunto.

También algunos expertos financieros y empresarios condenan el sistema, pero sobre todo a su gestor, el ex presidente Jamil Mahuad, que el 9 de enero pasado, a 12 días antes de ser derrocado, anunció la aplicación de la dolarización en el peor momento de su corto mandato de 17 meses.

El economista Washington Herrera manifiesta que “esa locura de Mahuad”, seguida por su sucesor, Gustavo Noboa, no ha logrado cumplir sus objetivos.

Si bien no existe devaluación, por el cambio fijo de 25.000 sucres por dólar, la inflación se ha disparado a 104%en los últimos 12 meses, aunque con tendencia a bajar a un dígito en el próximo año, según las autoridades.

Herrera considera que una “hiperinflación” en dolarización es un crimen, pero señala que ahora ya es tarde para dar marcha atrás.

Quizá en el futuro, según el analista, puedan darse condiciones para resucitar a la moneda nacional, pero la reversión sería perjudicial.

También el presidente de la Federación de Exportadores, Luis Maldonado, asegura que la dolarización no funcionará y que el desencanto se apreciará en la medida que transcurra el tiempo y la población constate sus desventajas.

Maldonado también considera que la aparente estabilidad del sistema monetario se debe al aporte de divisas adicionales que ha dejado las exportaciones petroleras.

Otros analistas consideran que la dolarización ha convertido al país en un vertedero de dólares falsos y de divisas de dudosa procedencia.

Sin embargo, el Gobierno, muy por el contrario, afirma que la población ha asumido la moneda estadounidense porque le ha dado la estabilidad que el sucre nunca le ofreció.

Las autoridades también consideran que la dolarización, tarde o temprano, será una estrategia continental.

De hecho, en Costa Rica o la Argentina ya se han oído voces que alientan esos procesos, aunque la región vigila de cerca el proceso ecuatoriano.

Varios ciudadanos, en las postrimerías de la existencia del sucre, le han permitido revitalizarse, confeccionando vistosos álbumes con billetes y monedas nacionales.

Dichos álbumes, en sucres reportan una inversión de US$ 3,46, pero la venta supone un pago de entre cinco y diez dólares, dependiendo de la calidad del producto.

Los coleccionistas y los nostálgicos los adquieren sin regatear el precio, pues consideran que el documento será una reliquia y una historia para contar a las futuras generaciones.

(EFE).- La moneda nacional ecuatoriana, el sucre, se resiste a morir, en su última semana de vida, y a quedar sólo como una reliquia de coleccionistas, historiadores y nostálgicos ciudadanos que, al parecer, han sucumbido ante la fortaleza del patrón dólar.

El próximo sábado, 9 de septiembre, se cumple el plazo para que los ecuatorianos puedan usar el sucre como especie de intercambio, pues a partir de esa fecha ninguna transacción podrá hacerse en moneda nacional, sólo en dólares.

Desde ese día, los ecuatorianos que aún tengan en su poder sucres podrán canjearlos por la divisa estadounidense sólo en las oficinas del Banco Central o ciertas instituciones previstas por el instituto emisor que le ayuden en esa tarea.

El proceso de canje en el Banco Central se extenderá hasta el 9 de marzo del próximo año.

El sucre, con 188 años de existencia, se resiste a morir, pues según sus máximos defensores, los frentes sociales, las protestas que llevarán a cabo también alientan la posibilidad de revertir el proceso de dolarización para implantar un sistema dual que suponga la coexistencia de las dos divisas (dólares y sucres).

La poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) ha presentado firmas de respaldo para que las autoridades electorales convoquen una consulta popular sobre el asunto.

También algunos expertos financieros y empresarios condenan el sistema, pero sobre todo a su gestor, el ex presidente Jamil Mahuad, que el 9 de enero pasado, a 12 días antes de ser derrocado, anunció la aplicación de la dolarización en el peor momento de su corto mandato de 17 meses.

El economista Washington Herrera manifiesta que “esa locura de Mahuad”, seguida por su sucesor, Gustavo Noboa, no ha logrado cumplir sus objetivos.

Si bien no existe devaluación, por el cambio fijo de 25.000 sucres por dólar, la inflación se ha disparado a 104%en los últimos 12 meses, aunque con tendencia a bajar a un dígito en el próximo año, según las autoridades.

Herrera considera que una “hiperinflación” en dolarización es un crimen, pero señala que ahora ya es tarde para dar marcha atrás.

Quizá en el futuro, según el analista, puedan darse condiciones para resucitar a la moneda nacional, pero la reversión sería perjudicial.

También el presidente de la Federación de Exportadores, Luis Maldonado, asegura que la dolarización no funcionará y que el desencanto se apreciará en la medida que transcurra el tiempo y la población constate sus desventajas.

Maldonado también considera que la aparente estabilidad del sistema monetario se debe al aporte de divisas adicionales que ha dejado las exportaciones petroleras.

Otros analistas consideran que la dolarización ha convertido al país en un vertedero de dólares falsos y de divisas de dudosa procedencia.

Sin embargo, el Gobierno, muy por el contrario, afirma que la población ha asumido la moneda estadounidense porque le ha dado la estabilidad que el sucre nunca le ofreció.

Las autoridades también consideran que la dolarización, tarde o temprano, será una estrategia continental.

De hecho, en Costa Rica o la Argentina ya se han oído voces que alientan esos procesos, aunque la región vigila de cerca el proceso ecuatoriano.

Varios ciudadanos, en las postrimerías de la existencia del sucre, le han permitido revitalizarse, confeccionando vistosos álbumes con billetes y monedas nacionales.

Dichos álbumes, en sucres reportan una inversión de US$ 3,46, pero la venta supone un pago de entre cinco y diez dólares, dependiendo de la calidad del producto.

Los coleccionistas y los nostálgicos los adquieren sin regatear el precio, pues consideran que el documento será una reliquia y una historia para contar a las futuras generaciones.

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