Economía y sensación térmica

¿Se puede afirmar que la reactivación está más cerca? ¿Cuál es el valor de las cifras reales y cuánto de presión política hay sobre ellas?

29 marzo, 2000

Durante las últimas semanas se ha instalado en el escenario político y económico nacional, con una fuerza no desdeñable, la idea de que la situación actual y las perspectivas de la economía argentina son escasamente alentadoras. Aunque el gobierno está gastando crecientes energías en tratar de revertir esas expectativas, hasta ahora los resultados no han sido demasiado halagüeños.

En efecto, las autoridades económicas, por sí o presionadas por los líderes políticos, se apresuraron a anunciar la finalización del más largo período recesivo desde que, en abril de 1991, se puso en marcha el régimen económico asociado a la convertibilidad de la moneda. Al respecto, a comienzos de enero y sobre la base de un número reducido de indicadores del nivel de actividad, se trató de insuflar una dosis de optimismo cuando todavía no se habían acallado los ruidos alrededor del debate de la reforma impositiva y el ajuste fiscal.

El informe dado a conocer la semana anterior por el equipo económico sobre el comportamiento del PBI durante el cuarto trimestre del año anterior confirma que, para ese momento, los números permitían ser razonablemente optimistas. Así, aunque la comparación interanual arroja un magro aumento de 0,1%, los valores sin estacionalidad muestran un crecimiento del producto de 2,1% respecto del nivel que se había alcanzado en el tercer trimestre de 1999.

En esas condiciones, y en el supuesto de que a lo largo del corriente año se mantuviera el nivel de PBI de los últimos tres meses de 1999, el año 2000 exhibiría un incremento del producto de 1,4%.

Sin embargo, las informaciones sobre el desempeño de los indicadores económicos en el primer bimestre de este año desdibujaron rápidamente ese alentador panorama. En tal sentido, los datos sobre la evolución de la actividad industrial, las ventas en supermercados y en centros de compra, los cargos en tarjetas de crédito, el empleo en el área metropolitana, el crédito al sector privado no financiero y los flujos de capital al país apuntaban, en conjunto, hacia un cuadro de situación de continuidad o, al menos, de una muy lenta salida de la recesión.

Evidencias y opiniones

No obstante, las autoridades se empeñaron en mostrar que la situación actual, en relación con la existente un año atrás, había mejorado. Aunque las evidencias en este sentido no son concluyentes, no es menos cierto que la opinión prevaleciente, en términos generales, tiende a ser coincidente. Pero también se afirma la sensación de que el panorama ha desmejorado respecto de fines de 1999. El reciente desempeño del estimador mensual de la actividad industrial es un claro ejemplo de este doble juego de interpretaciones.

En efecto, aceptando que es conveniente considerar en conjunto a la evolución fabril del bimestre (por el problema de los cambios en las paradas técnicas que, en forma habitual, se realizan durante el período estival), el relevamiento del Indec muestra un incremento de la producción manufacturera de 3,1% en relación con los dos primeros meses de 1999. Sin embargo, si la comparación se realiza respecto de los valores que se habían alcanzado a fines del año anterior, el primer bimestre de 2000, en valores sin estacionalidad, exhibe una caída de casi 6%.

Vale señalar que los niveles de actividad de los dos primeros meses de este año siguen siendo inferiores, en 3,9%, a los registros de igual lapso de 1998.

Un cuadro semejante aparece cuando se considera el desempeño del sector de la construcción durante el primer bimestre. Al comparar el nivel de 2000 con el de igual lapso de 1999 se registra una suave contracción, del orden de 0,8%. Sin embargo, si la comparación es con el valor sin estacionalidad de diciembre pasado, la caída llega a 6%. Más aun, trepa a casi 12% cuando se tienen en cuenta los registros de los dos primeros meses de 1998.

Esta doble impresión de que el cuadro actual tiende a mejorar respecto del año anterior, pero que muestra un cierto deterioro en relación con fines de 1999, queda, de alguna manera, reflejado en la reciente evolución del índice de confianza del consumidor elaborado mensualmente por la Universidad Di Tella. Al respecto, el valor que se alcanzó en marzo, respecto del registro observado en el mes previo, muestra una disminución de 8,3%. En cambio, la comparación con marzo de 1999 arroja un crecimiento de 11,3%.

N.E.B.

Durante las últimas semanas se ha instalado en el escenario político y económico nacional, con una fuerza no desdeñable, la idea de que la situación actual y las perspectivas de la economía argentina son escasamente alentadoras. Aunque el gobierno está gastando crecientes energías en tratar de revertir esas expectativas, hasta ahora los resultados no han sido demasiado halagüeños.

En efecto, las autoridades económicas, por sí o presionadas por los líderes políticos, se apresuraron a anunciar la finalización del más largo período recesivo desde que, en abril de 1991, se puso en marcha el régimen económico asociado a la convertibilidad de la moneda. Al respecto, a comienzos de enero y sobre la base de un número reducido de indicadores del nivel de actividad, se trató de insuflar una dosis de optimismo cuando todavía no se habían acallado los ruidos alrededor del debate de la reforma impositiva y el ajuste fiscal.

El informe dado a conocer la semana anterior por el equipo económico sobre el comportamiento del PBI durante el cuarto trimestre del año anterior confirma que, para ese momento, los números permitían ser razonablemente optimistas. Así, aunque la comparación interanual arroja un magro aumento de 0,1%, los valores sin estacionalidad muestran un crecimiento del producto de 2,1% respecto del nivel que se había alcanzado en el tercer trimestre de 1999.

En esas condiciones, y en el supuesto de que a lo largo del corriente año se mantuviera el nivel de PBI de los últimos tres meses de 1999, el año 2000 exhibiría un incremento del producto de 1,4%.

Sin embargo, las informaciones sobre el desempeño de los indicadores económicos en el primer bimestre de este año desdibujaron rápidamente ese alentador panorama. En tal sentido, los datos sobre la evolución de la actividad industrial, las ventas en supermercados y en centros de compra, los cargos en tarjetas de crédito, el empleo en el área metropolitana, el crédito al sector privado no financiero y los flujos de capital al país apuntaban, en conjunto, hacia un cuadro de situación de continuidad o, al menos, de una muy lenta salida de la recesión.

Evidencias y opiniones

No obstante, las autoridades se empeñaron en mostrar que la situación actual, en relación con la existente un año atrás, había mejorado. Aunque las evidencias en este sentido no son concluyentes, no es menos cierto que la opinión prevaleciente, en términos generales, tiende a ser coincidente. Pero también se afirma la sensación de que el panorama ha desmejorado respecto de fines de 1999. El reciente desempeño del estimador mensual de la actividad industrial es un claro ejemplo de este doble juego de interpretaciones.

En efecto, aceptando que es conveniente considerar en conjunto a la evolución fabril del bimestre (por el problema de los cambios en las paradas técnicas que, en forma habitual, se realizan durante el período estival), el relevamiento del Indec muestra un incremento de la producción manufacturera de 3,1% en relación con los dos primeros meses de 1999. Sin embargo, si la comparación se realiza respecto de los valores que se habían alcanzado a fines del año anterior, el primer bimestre de 2000, en valores sin estacionalidad, exhibe una caída de casi 6%.

Vale señalar que los niveles de actividad de los dos primeros meses de este año siguen siendo inferiores, en 3,9%, a los registros de igual lapso de 1998.

Un cuadro semejante aparece cuando se considera el desempeño del sector de la construcción durante el primer bimestre. Al comparar el nivel de 2000 con el de igual lapso de 1999 se registra una suave contracción, del orden de 0,8%. Sin embargo, si la comparación es con el valor sin estacionalidad de diciembre pasado, la caída llega a 6%. Más aun, trepa a casi 12% cuando se tienen en cuenta los registros de los dos primeros meses de 1998.

Esta doble impresión de que el cuadro actual tiende a mejorar respecto del año anterior, pero que muestra un cierto deterioro en relación con fines de 1999, queda, de alguna manera, reflejado en la reciente evolución del índice de confianza del consumidor elaborado mensualmente por la Universidad Di Tella. Al respecto, el valor que se alcanzó en marzo, respecto del registro observado en el mes previo, muestra una disminución de 8,3%. En cambio, la comparación con marzo de 1999 arroja un crecimiento de 11,3%.

N.E.B.

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