Dureza del FMI con Argentina: predice alta inflación en 2006-7

Rodrigo Rato y un informe muy sesgado contra el gobierno de Néstor Kirchner pronostican 12,3% en 2006 y 11,4% en 2007. El Fondo Monetario se refiere al índice de precios al consumidor y desborda las previsiones de Buenos Aires.

16 septiembre, 2006

Tras admitir que el país seguirá figurando entre los de mayor crecimiento del producto bruto interno en la región, el ente se manifiesta preocupado por las “medidas populistas” que cunden por Latinoamérica. En este sentido, pone juntos a Argentina y Venezuela como promotores del fenómeno.

A poco de abrir la asamblea semestral de FMI y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o Banco Mundial), el lunes en Singapur, el Fondo resaltó que esos dos países quedarán al frente de su área en inflación, pero también en expansión económica. Varios expertos de sorprendieron por el tono político empleado y esperan una reacción fuerte en Caracas.

En la revista semestral de perspectivas mundiales, el organismo estima que el PBI argentino subirá 8% este año (en el informe anterior, esperaba 7,3%) y 6% en 2007. Por otra parte, los pronósticos sobre inflación parecen tener alto contenido político en este caso y el venezolano. El director gerente del organismo se encargó de confirmar esa impresión: Rato pidió ajuste monetario, austeridad fiscal y un dólar más barato. Esto último parece más “lobby” financiero que otra cosa, pues históricamente el Fondo suele preferir dólar alto (como sigue haciéndolo en el caso brasileño).

Se sabe que el gobierno argentino trata de que el alza del índice minorista quede por debajo de 10% este año, tomando de enero a diciembre (doce meses, no “diciembre a diciembre”, como dicen los estadígrafos). En cuanto a la región, el FMI espera 4,8% de crecimiento económico promedio (en abril calculaba 4,2%). Curiosamente, mientras aumentan signos de enfriamiento con inflación en Estados Unidos, el Fondo tiene perspectivas optimistas sobre la economía global, aunque critique a China.

“En Latinoamérica latina, el crecimiento se ha incrementado, pero se mantiene modesto comparado con otras regiones en desarrollo”, indicó –sin explicar cuáles son sus parámetros- el director del investigaciones económicas, Raghuram Rajan (tan monetarista como su compatriota, Anup Singh).

Insistiendo es posturas muy alejadas de lo técnico, Rajan se declara preocupado por “incremento de incertidumbres política y populismo en la región. Existen dudas sobre la capacidad de varios gobiernos para resistir la tendencia”.

Al ser consultado sobre esos puntos, Rajan achacó la situación a que el crecimiento ha favorecido a la población de forma muy desigual. Ello da lugar a demandas de mejor acceso a educación y salud, que están encontrando su voz en los movimientos más populistas”. Lo curioso es que, desde siempre, la prosperidad económica ha tenido efectos sociales desiguales en gran parte del mundo. Los casos de India y China son ejemplos actuales.

“Volver al viejo populismo sería probablemente equivocado”, agregó el alto funcionario, aludiendo a la Argentina. En una crítica indirecta a Kirchner, objetó “el aumento y el destino dado al gasto público en el país”.

“Preferiríamos ver esfuerzos para dedicar ese gasto más a prioridades sociales y de infraestructura. Trabajos realizados recientemente muestran que los programas sociales focalizados pueden ser muy efectivos para aliviar la pobreza y aumentar las oportunidades para los segmentos más humildes”. Esta inédita inquietud social del ente coincide, en el fondo, con algunas posturas de Buenos Aires.

No obstante, “es mucho menos efectivo proveer subsidios globales o apelar a controles de precios”, consideró otro analista del Fondo, Charles Collyns. Por supuesto, Rajan y Rato dedicaron sus críticas más duras a Evo Morales, el presidente boliviano, empleando un tono muy poco apropiado para quien hable en nombre del FMI.

Tras admitir que el país seguirá figurando entre los de mayor crecimiento del producto bruto interno en la región, el ente se manifiesta preocupado por las “medidas populistas” que cunden por Latinoamérica. En este sentido, pone juntos a Argentina y Venezuela como promotores del fenómeno.

A poco de abrir la asamblea semestral de FMI y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o Banco Mundial), el lunes en Singapur, el Fondo resaltó que esos dos países quedarán al frente de su área en inflación, pero también en expansión económica. Varios expertos de sorprendieron por el tono político empleado y esperan una reacción fuerte en Caracas.

En la revista semestral de perspectivas mundiales, el organismo estima que el PBI argentino subirá 8% este año (en el informe anterior, esperaba 7,3%) y 6% en 2007. Por otra parte, los pronósticos sobre inflación parecen tener alto contenido político en este caso y el venezolano. El director gerente del organismo se encargó de confirmar esa impresión: Rato pidió ajuste monetario, austeridad fiscal y un dólar más barato. Esto último parece más “lobby” financiero que otra cosa, pues históricamente el Fondo suele preferir dólar alto (como sigue haciéndolo en el caso brasileño).

Se sabe que el gobierno argentino trata de que el alza del índice minorista quede por debajo de 10% este año, tomando de enero a diciembre (doce meses, no “diciembre a diciembre”, como dicen los estadígrafos). En cuanto a la región, el FMI espera 4,8% de crecimiento económico promedio (en abril calculaba 4,2%). Curiosamente, mientras aumentan signos de enfriamiento con inflación en Estados Unidos, el Fondo tiene perspectivas optimistas sobre la economía global, aunque critique a China.

“En Latinoamérica latina, el crecimiento se ha incrementado, pero se mantiene modesto comparado con otras regiones en desarrollo”, indicó –sin explicar cuáles son sus parámetros- el director del investigaciones económicas, Raghuram Rajan (tan monetarista como su compatriota, Anup Singh).

Insistiendo es posturas muy alejadas de lo técnico, Rajan se declara preocupado por “incremento de incertidumbres política y populismo en la región. Existen dudas sobre la capacidad de varios gobiernos para resistir la tendencia”.

Al ser consultado sobre esos puntos, Rajan achacó la situación a que el crecimiento ha favorecido a la población de forma muy desigual. Ello da lugar a demandas de mejor acceso a educación y salud, que están encontrando su voz en los movimientos más populistas”. Lo curioso es que, desde siempre, la prosperidad económica ha tenido efectos sociales desiguales en gran parte del mundo. Los casos de India y China son ejemplos actuales.

“Volver al viejo populismo sería probablemente equivocado”, agregó el alto funcionario, aludiendo a la Argentina. En una crítica indirecta a Kirchner, objetó “el aumento y el destino dado al gasto público en el país”.

“Preferiríamos ver esfuerzos para dedicar ese gasto más a prioridades sociales y de infraestructura. Trabajos realizados recientemente muestran que los programas sociales focalizados pueden ser muy efectivos para aliviar la pobreza y aumentar las oportunidades para los segmentos más humildes”. Esta inédita inquietud social del ente coincide, en el fondo, con algunas posturas de Buenos Aires.

No obstante, “es mucho menos efectivo proveer subsidios globales o apelar a controles de precios”, consideró otro analista del Fondo, Charles Collyns. Por supuesto, Rajan y Rato dedicaron sus críticas más duras a Evo Morales, el presidente boliviano, empleando un tono muy poco apropiado para quien hable en nombre del FMI.

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