Duras advertencias saudíes y oposición de Rice al plan Baker
En una reunión entre Saudiarabia y sus satélites Kuweit, Qatar, UEA, Omán, Bahréin-, Abdallá sostuvo que vivimos sobre un polvorín. Mientras, en Washington, Condoleezza Rice secunda maniobras dilatorias de George W.Bush sobre Irak.
Hablando ante consejo de cooperación del golfo, el monarca saudí se mostró muy pesimista sobre el futuro inmediato de la región. Amén de las vacilaciones del presidente norteamericano en aceptar “una propuesta razonable sobre Irak”, a criterio del rey “los palestinos afrontan una terrible ocupación israelí y el Líbano vive otra crisis de gobierno”.
En realidad, Riyadh ve más peligrosos ”los conflictos entre al-Fataj y Hamás o entre Beirut y Hezbollá, que la intransijencia de Tel Aviv”. Sin decirlo, dejó la impresión de apoyar la eventual convocatoria del presidente palestino Majmud Abbás a elecciones anticipadas. Como se sabe, el primer ministro Ismaíl Haniyé (Hezbollá) se opone pero, al mismo tiempo, no ha logrado conformar un gabinete aceptable.
Entretanto, se complica la interna de la Casa Blanca. Influida –según varios legisladores- por el vicepresidente Richard Cheney, que no quiere pasar a segundo plano, la secretaria de estado secunda las tácticas dilatorias de Bush. En otras palabras, bloquea el informe presentado por el grupo de estudio sobre Irak.
Cabe señalar que el documento bipartidario no estaba destinado a poder ejecutivo, sino al legislativo. James Baker, Lee Hamilton y sus colaboradores preveían trabas de Bush. Se habían resignado, pues, a que las decisiones efectivas fuesen impuestas al presidente por el próximo congreso, bajo control demócrata, que sesiona desde el 20 de enero.
El factor sorpresivo no es la actitud de Bush, sino la de Rice, considerada hasta hace pocos días como una moderada. “Ahora habla como una ideóloga afín a Cheney, Donald Rumsfeld y Karl Rove”, afirma el “New York times”. El diario recuerda que Rice fue discípula de su antecesor, Colin Powell, y trabajó antes con George W.H.Bush, padre del actual mandatario. Justamente, su mano y la de Henry Kissinger están detrás del proyecto Baker-Hamilton.
Hablando ante consejo de cooperación del golfo, el monarca saudí se mostró muy pesimista sobre el futuro inmediato de la región. Amén de las vacilaciones del presidente norteamericano en aceptar “una propuesta razonable sobre Irak”, a criterio del rey “los palestinos afrontan una terrible ocupación israelí y el Líbano vive otra crisis de gobierno”.
En realidad, Riyadh ve más peligrosos ”los conflictos entre al-Fataj y Hamás o entre Beirut y Hezbollá, que la intransijencia de Tel Aviv”. Sin decirlo, dejó la impresión de apoyar la eventual convocatoria del presidente palestino Majmud Abbás a elecciones anticipadas. Como se sabe, el primer ministro Ismaíl Haniyé (Hezbollá) se opone pero, al mismo tiempo, no ha logrado conformar un gabinete aceptable.
Entretanto, se complica la interna de la Casa Blanca. Influida –según varios legisladores- por el vicepresidente Richard Cheney, que no quiere pasar a segundo plano, la secretaria de estado secunda las tácticas dilatorias de Bush. En otras palabras, bloquea el informe presentado por el grupo de estudio sobre Irak.
Cabe señalar que el documento bipartidario no estaba destinado a poder ejecutivo, sino al legislativo. James Baker, Lee Hamilton y sus colaboradores preveían trabas de Bush. Se habían resignado, pues, a que las decisiones efectivas fuesen impuestas al presidente por el próximo congreso, bajo control demócrata, que sesiona desde el 20 de enero.
El factor sorpresivo no es la actitud de Bush, sino la de Rice, considerada hasta hace pocos días como una moderada. “Ahora habla como una ideóloga afín a Cheney, Donald Rumsfeld y Karl Rove”, afirma el “New York times”. El diario recuerda que Rice fue discípula de su antecesor, Colin Powell, y trabajó antes con George W.H.Bush, padre del actual mandatario. Justamente, su mano y la de Henry Kissinger están detrás del proyecto Baker-Hamilton.
