Sin eufemismos, el vicepresidente de la Nación, Carlos Alvarez, denunció la votación del Senado contra los decretos de reajuste como “golpe administrativo e institucional”, términos severos que crearon escozor en las filas del Justicialismo.
Minimizó la postura opositora, reduciéndola a un intento de “quedarse con la caja del senado porque creen que es una caja partidaria”. Una caja que tiene un tamaño considerable; su presupuesto anual asciende a US$ 139 millones, destinados al pago de personal al servicio de los legisladores, pasajes de aviones y otros beneficios.
Muchos consideran que gran parte de esos fondos sirven para financiar campañas políticas. El afloramiento de estas cuestiones no beneficia de manera alguna la imagen de la clase política argentina, sobre todo en momentos en que la población es sometida a renovados recortes de sus ingresos.
Durante una reunión ,celebrada anoche en el Partido Justicialista, se analizaron las palabras del vicepresidente y se decidió evitar que la polémica desborde a límites incontrolables. Por otra parte, en la reunión del gabinete nacional se alzaron voces para atemperar los ánimos.
Sin eufemismos, el vicepresidente de la Nación, Carlos Alvarez, denunció la votación del Senado contra los decretos de reajuste como “golpe administrativo e institucional”, términos severos que crearon escozor en las filas del Justicialismo.
Minimizó la postura opositora, reduciéndola a un intento de “quedarse con la caja del senado porque creen que es una caja partidaria”. Una caja que tiene un tamaño considerable; su presupuesto anual asciende a US$ 139 millones, destinados al pago de personal al servicio de los legisladores, pasajes de aviones y otros beneficios.
Muchos consideran que gran parte de esos fondos sirven para financiar campañas políticas. El afloramiento de estas cuestiones no beneficia de manera alguna la imagen de la clase política argentina, sobre todo en momentos en que la población es sometida a renovados recortes de sus ingresos.
Durante una reunión ,celebrada anoche en el Partido Justicialista, se analizaron las palabras del vicepresidente y se decidió evitar que la polémica desborde a límites incontrolables. Por otra parte, en la reunión del gabinete nacional se alzaron voces para atemperar los ánimos.