Duhalde tras Davos: “La globalización es un diseño de politicas impuestas del centro a la periferia”

El presidente afirmó que "la globalización corre peligro, no como fenómeno de integración, sino como diseño de políticas impuestas del centro a la periferia".

27 enero, 2003

En ese sentido, Duhalde enfatizó que “la globalización, recién
nacida como proceso, enfrenta su primer y grave desafío: mantener
las actuales políticas mundiales y poner en peligro la paz y la
estabilidad del planeta o marchar hacia nuevos diseños que
permitan superar los problemas del presente y garantizar así un
futuro de paz y bienestar para la humanidad”.

“Junto a otros países de América latina, Argentina sufre un
trato discriminatorio como país productor de alimentos y materias
primas. El proteccionismo obsceno que directa o indirectamente se
practica en países que a su vez nos exigen la apertura total de
nuestros mercados, afecta las posibilidades de incrementar nuestro
comercio exterior y agrava aún más los efectos del endeudamiento
externo”, añadió el jefe de Estado.

Al respecto, en una nota de opinión que lleva su firma y que
fue publicada hoy en un matutino porteño, Duhalde afirmó: “Tras la
superación de la división del mundo en dos ideologías, se ha
producido el fenómeno de una nueva división entre naciones ricas y
naciones pobres. Entre una concentración inédita de la riqueza y
una generalización escandalosa de la pobreza”.

El presidente sostuvo que “el proceso de la globalización, o de
mundialización, es irreversible. Podemos –y debemos– analizarlo
de manera crítica, pero jamás negarlo. Nuestra tarea como
gobernantes no es ignorar un mundo crecientemente global, sino
leer el signo de los tiempos, anticiparnos a los acontecimientos
que vendrán y, por lo tanto, asegurarnos de que este nuevo orden
mundial sea una fuente de bienestar y paz para nuestros pueblos”.

“Explico a quienes me lo requieren que Argentina vivió hace un
año una verdadera implosión social, económica y política,
sumiéndose en la peor de sus crisis. Explico que por más que
encontremos componentes indudablemente locales en la crisis
argentina, compartimos con las dos terceras partes del planeta
otras causas que obedecen al diseño, hasta el presente, de las
políticas globales”, añadió.

Luego, Duhalde remarcó: “La crisis argentina, la crisis de
América latina, las crisis de otras naciones y de otras regiones
se verifica de modo incontrastable en la creciente pobreza, la
disminución de su nivel de producción y comercio interno y
externo, la desocupación y un endeudamiento externo enorme y
asfixiante”.

“Esta gran crisis mundial –agregó el Presidente– no es la
sumatoria de esas crisis locales. Es el fracaso de un orden que
aún no encuentra su rumbo. En efecto, desde el campo teórico con
las críticas a las políticas emanadas de los ´Consensos de
Washington´, hasta el campo popular con las permanentes
movilizaciones de organizaciones políticas y sindicales,
pacifistas, ecologistas y de defensa de los derechos humanos, una
ola de creciente malestar se esparce por el planeta”.

En ese marco, Duhalde sostuvo que “atender a esas voces,
interpretarlas y ofrecerles respuestas es nuestra obligación. Pero
es también responsabilidad de los líderes de los países que
diseñaron el actual orden mundial poner el oído en esas voces e
iniciar un proceso de cambio, si verdaderamente queremos mantener
la democracia, la libertad, la justicia y la paz en el planeta”.

En ese sentido, Duhalde enfatizó que “la globalización, recién
nacida como proceso, enfrenta su primer y grave desafío: mantener
las actuales políticas mundiales y poner en peligro la paz y la
estabilidad del planeta o marchar hacia nuevos diseños que
permitan superar los problemas del presente y garantizar así un
futuro de paz y bienestar para la humanidad”.

“Junto a otros países de América latina, Argentina sufre un
trato discriminatorio como país productor de alimentos y materias
primas. El proteccionismo obsceno que directa o indirectamente se
practica en países que a su vez nos exigen la apertura total de
nuestros mercados, afecta las posibilidades de incrementar nuestro
comercio exterior y agrava aún más los efectos del endeudamiento
externo”, añadió el jefe de Estado.

Al respecto, en una nota de opinión que lleva su firma y que
fue publicada hoy en un matutino porteño, Duhalde afirmó: “Tras la
superación de la división del mundo en dos ideologías, se ha
producido el fenómeno de una nueva división entre naciones ricas y
naciones pobres. Entre una concentración inédita de la riqueza y
una generalización escandalosa de la pobreza”.

El presidente sostuvo que “el proceso de la globalización, o de
mundialización, es irreversible. Podemos –y debemos– analizarlo
de manera crítica, pero jamás negarlo. Nuestra tarea como
gobernantes no es ignorar un mundo crecientemente global, sino
leer el signo de los tiempos, anticiparnos a los acontecimientos
que vendrán y, por lo tanto, asegurarnos de que este nuevo orden
mundial sea una fuente de bienestar y paz para nuestros pueblos”.

“Explico a quienes me lo requieren que Argentina vivió hace un
año una verdadera implosión social, económica y política,
sumiéndose en la peor de sus crisis. Explico que por más que
encontremos componentes indudablemente locales en la crisis
argentina, compartimos con las dos terceras partes del planeta
otras causas que obedecen al diseño, hasta el presente, de las
políticas globales”, añadió.

Luego, Duhalde remarcó: “La crisis argentina, la crisis de
América latina, las crisis de otras naciones y de otras regiones
se verifica de modo incontrastable en la creciente pobreza, la
disminución de su nivel de producción y comercio interno y
externo, la desocupación y un endeudamiento externo enorme y
asfixiante”.

“Esta gran crisis mundial –agregó el Presidente– no es la
sumatoria de esas crisis locales. Es el fracaso de un orden que
aún no encuentra su rumbo. En efecto, desde el campo teórico con
las críticas a las políticas emanadas de los ´Consensos de
Washington´, hasta el campo popular con las permanentes
movilizaciones de organizaciones políticas y sindicales,
pacifistas, ecologistas y de defensa de los derechos humanos, una
ola de creciente malestar se esparce por el planeta”.

En ese marco, Duhalde sostuvo que “atender a esas voces,
interpretarlas y ofrecerles respuestas es nuestra obligación. Pero
es también responsabilidad de los líderes de los países que
diseñaron el actual orden mundial poner el oído en esas voces e
iniciar un proceso de cambio, si verdaderamente queremos mantener
la democracia, la libertad, la justicia y la paz en el planeta”.

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