Douglas Lute, tsar de la guerra, quizá ya no deba asumir

El general tres estrellas recién nombrado por George W.Bush disiente con el presidente. Se declara escéptico sobre un ulterior aumento de tropas. Por el contrario, cree que “disminuirlas obligará al gobierno local a hacer cambios necesarios”.

8 junio, 2007

Respondiendo al senador Carl Levin, jefe del comité para las fuerzas armadas, el “tsar” admitió que el legislador demócrata por Michigan tiene razón. En efectom desde hace meses Levin sostiene que el régimen iraquí recién se ocupará en serio de limitar la guerra civil (sunníes contra shi’íes) cuando Estados Unidos empiece a evacuar efectivos.

“Debiéramos considerar una retirada gradual”, señalò el coordinador de operaciones en Irak y Afganistàn. Tampoco es optimista en cuanto a la interminable guerra entre el gobierno de Kabul y una coalición rebelde que incluye al-Qa’eda y tribus baluchíes (Pakistán). En otra palabras, Lute se distancia de Bush (en realidad, del vicepresidente Richard Cheney) y a se acerca al grupo bipartidario de estudio sobre Irak, encabezado por James Baker y Lee Hamilton.

Levin subrayó la idoneidad profesional de Lute, cuyo nombramiento debía ser confirmado por la cámara alta. Pero advirtió que el nuevo cargo carece de facultades ejecutivas suficientes y ello trabará la acción del general. “Ni siquiera Condoleezza Rice y Robert Gates, dos miembros del gabinete, han logrado neutralizar a Cheney y Karl Rove, puntales del belicismo”, recordó el parlamentario.

Otro senador demócrata del comité, Jack Reed (Rhode island), llegó a sugerir que Lute desista de ocupar el puesto. “Al aprobarlo ahora –señaló-, le hacemos flaco favor y lo colocamos en una situación imposible”. Los miembros republicanos del panel trataron de sonar menos pesimistas, pero ninguno cree que Lute pueda dar vuelta la violencia sectaria en la Mesopotamía ni Afganistán.

Otra componente del comité, la precandidata demócrata Hillary Rodham Clinton, fue aún mas pesimista que Reed o Levin. “El general Lute es un militar serio. Por eso mismo –manifestó-, no podrá penetrar fàcilmente el cerrado cículos de quienes adoptan o sugieren decisiones en la Casa Blanca. Es un grupo cada día más chico, acorralado por la opinión pública dentro y fuera del país”.

Respondiendo al senador Carl Levin, jefe del comité para las fuerzas armadas, el “tsar” admitió que el legislador demócrata por Michigan tiene razón. En efectom desde hace meses Levin sostiene que el régimen iraquí recién se ocupará en serio de limitar la guerra civil (sunníes contra shi’íes) cuando Estados Unidos empiece a evacuar efectivos.

“Debiéramos considerar una retirada gradual”, señalò el coordinador de operaciones en Irak y Afganistàn. Tampoco es optimista en cuanto a la interminable guerra entre el gobierno de Kabul y una coalición rebelde que incluye al-Qa’eda y tribus baluchíes (Pakistán). En otra palabras, Lute se distancia de Bush (en realidad, del vicepresidente Richard Cheney) y a se acerca al grupo bipartidario de estudio sobre Irak, encabezado por James Baker y Lee Hamilton.

Levin subrayó la idoneidad profesional de Lute, cuyo nombramiento debía ser confirmado por la cámara alta. Pero advirtió que el nuevo cargo carece de facultades ejecutivas suficientes y ello trabará la acción del general. “Ni siquiera Condoleezza Rice y Robert Gates, dos miembros del gabinete, han logrado neutralizar a Cheney y Karl Rove, puntales del belicismo”, recordó el parlamentario.

Otro senador demócrata del comité, Jack Reed (Rhode island), llegó a sugerir que Lute desista de ocupar el puesto. “Al aprobarlo ahora –señaló-, le hacemos flaco favor y lo colocamos en una situación imposible”. Los miembros republicanos del panel trataron de sonar menos pesimistas, pero ninguno cree que Lute pueda dar vuelta la violencia sectaria en la Mesopotamía ni Afganistán.

Otra componente del comité, la precandidata demócrata Hillary Rodham Clinton, fue aún mas pesimista que Reed o Levin. “El general Lute es un militar serio. Por eso mismo –manifestó-, no podrá penetrar fàcilmente el cerrado cículos de quienes adoptan o sugieren decisiones en la Casa Blanca. Es un grupo cada día más chico, acorralado por la opinión pública dentro y fuera del país”.

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