El intendente y otros dos funcionarios de Victorica, provincia de La Pampa, se bajó el sueldo para afrontar la caída de la recaudación.
Norberto Nicolás, el intendente, resolvió ajustar los números de la comuna ante la crisis de la producción ganadera, la actividad económica que mueve la zona: se rebajó el sueldo. Ahora cobrará $ 1.300 pesos de bolsillo, en vez de los $1.700 que recibía antes.
Victorica es un pueblo cercano a Santa Rosa, la capital provincial; hay cuatro grandes firmas ferieras que se dedican al remate de hacienda y concentran la producción del oeste pampeano y del sur de San Luis. A la hacienda la compran los frigoríficos.
Pero esa rueda económica se quebró. Empezó a frenarse con el bajo precio de la carne y ahora, con la crisis por la aftosa, se estancó.
“Nosotros vivimos de la ganadería. Si anda mal, no hay actividad económica”, explica Nicolás; “Y si bien teníamos que ahorrar, no podíamos pensar en una reducción de personal, porque hoy el único trabajo es el empleo público”, asegura.
El intendente rebajó su sueldo un 24%; el secretario (que cumple funciones de tesorero), un 10%, y el capataz general, un 5%: éstos son los cargos de funcionarios que Nicolás conservó. “Había 12 cargos en 1995. Nosotros prometimos que íbamos a sacar la burocracia”, dijo.
También el ajuste alcanza a los empleados: sólo se autorizarán las horas extras “indispensables” para el accionar municipal.
El plan se completa con un recorte del 50% de los gastos de cortesía y publicidad.
El dinero que ahorren lo van a destinar a una iniciativa concreta: un horno de adobones (ladrillos de mayor dimensión que los comunes). “Queremos vender a precio subsidiado, para que no se siga comprando el adobón mendocino.” La compra de ese material se lleva mucho dinero del pueblo.
Por su parte, el intendente de El Bolsón, Sergio Wisky, quiere donar su sueldo al municipio para ayudar a combatir la fuerte crisis económica que soporta el pueblo y propone debatir a fondo el gasto que ocasiona a los argentinos la “corporación política”.
A cambio, Wisky pide que el Concejo Deliberante le permita trabajar algunas horas en el hospital local para poder mantener a su familia.
“A los políticos siempre se nos escucha debatir sobre cualquier tema —dice Wisky a Clarín—, pero cuando se pone sobre la mesa el desproporcionado gasto político surge un profundo silencio y el tema desaparece”. Señala el funcionario.
El intendente y otros dos funcionarios de Victorica, provincia de La Pampa, se bajó el sueldo para afrontar la caída de la recaudación.
Norberto Nicolás, el intendente, resolvió ajustar los números de la comuna ante la crisis de la producción ganadera, la actividad económica que mueve la zona: se rebajó el sueldo. Ahora cobrará $ 1.300 pesos de bolsillo, en vez de los $1.700 que recibía antes.
Victorica es un pueblo cercano a Santa Rosa, la capital provincial; hay cuatro grandes firmas ferieras que se dedican al remate de hacienda y concentran la producción del oeste pampeano y del sur de San Luis. A la hacienda la compran los frigoríficos.
Pero esa rueda económica se quebró. Empezó a frenarse con el bajo precio de la carne y ahora, con la crisis por la aftosa, se estancó.
“Nosotros vivimos de la ganadería. Si anda mal, no hay actividad económica”, explica Nicolás; “Y si bien teníamos que ahorrar, no podíamos pensar en una reducción de personal, porque hoy el único trabajo es el empleo público”, asegura.
El intendente rebajó su sueldo un 24%; el secretario (que cumple funciones de tesorero), un 10%, y el capataz general, un 5%: éstos son los cargos de funcionarios que Nicolás conservó. “Había 12 cargos en 1995. Nosotros prometimos que íbamos a sacar la burocracia”, dijo.
También el ajuste alcanza a los empleados: sólo se autorizarán las horas extras “indispensables” para el accionar municipal.
El plan se completa con un recorte del 50% de los gastos de cortesía y publicidad.
El dinero que ahorren lo van a destinar a una iniciativa concreta: un horno de adobones (ladrillos de mayor dimensión que los comunes). “Queremos vender a precio subsidiado, para que no se siga comprando el adobón mendocino.” La compra de ese material se lleva mucho dinero del pueblo.
Por su parte, el intendente de El Bolsón, Sergio Wisky, quiere donar su sueldo al municipio para ayudar a combatir la fuerte crisis económica que soporta el pueblo y propone debatir a fondo el gasto que ocasiona a los argentinos la “corporación política”.
A cambio, Wisky pide que el Concejo Deliberante le permita trabajar algunas horas en el hospital local para poder mantener a su familia.
“A los políticos siempre se nos escucha debatir sobre cualquier tema —dice Wisky a Clarín—, pero cuando se pone sobre la mesa el desproporcionado gasto político surge un profundo silencio y el tema desaparece”. Señala el funcionario.