Dolarización: ¿cambia la tendencia?

Un sondeo de CEPAL indica corriente en dirección contraria.

1 marzo, 2000

La decisión de Ecuador de dolarizar su economía encendió el debate que ocupó la atención de la región en los primeros meses de 1999.

Defensores de la dolarización han empezado a retratar este desarrollo en el país andino, como indicativo de una tendencia. El hecho es que el año pasado la tendencia se ha dirigido en dirección contraria, esto es, hacia un sistema más flexible de tasas de cambio.

La CEPAL, en su Panorama Preliminar de las Economías de América latina y el Caribe 1999, incluye una revisión de esa área, que nosotros reproducimos más abajo como contribución al entendimiento de lo que realmente ha estado pasando en la región.

En 1999 ha habido más flexibilidad en el manejo de las tasas de cambio. Cuatro países (Brasil, Colombia, Chile y Ecuador) abandonaron el esquema de bandas de cambio a favor de regímenes flotantes, que ahora es el sistema más común en la región. El anterior enfoque de bandas de cambio ha sido blanco de críticas a la luz de su vulnerabilidad a los ataques especulativos.

El debate

La primera mitad del año vio intensos debates sobre las ventajas y desventajas de flotación libre de las monedas o tasas fijas de cambio de alta credibilidad (basados en la convertibilidad o la completa dolarización).

Las controversias se calmaron, dando lugar al consenso, excepto casos específicos, la situación nacional e internacional imponían una tasa de cambio más flexible.

Sólo tres países (Argentina, El Salvador y Panamá) y un grupo de pequeñas economías del Caribe Oriental aún tienen paridad fija, de hecho o legal, del dólar.
Todos los sistemas de flotación requieren una insignificante intervención. En México y Brasil las autoridades monetarias intervinieron repetidamente para moderar las fluctuaciones en la tasa de cambio, y la política monetaria continúa siendo altamente dependiente de factores externos.

Tasas de cambio el año pasado

Los cambios en las tasas de cambio nominales fueron muy diferentes en América del Sur del resto de la región. El incremento en la tasa nominal de devaluación, que ha comenzado a fines de 1997, ganó ímpetu en enero de 1999 por la devaluación en Brasil. La más aguda devaluación ocurrió en Ecuador (99%), Brasil (57%) y Colombia (24%).

El mercado de monedas en México y Centroamérica, luego de sufrir el impacto de la crisis en Brasil en el primer trimestre, volvieron a su nivel normal. El éxito de México en volver a ganar la confianza de los inversionistas fue un importante factor, puesto que es un mercado líder en la subregión.

Los países del Caribe, con un patrón que ya era visible en años anteriores, permanecieron aislado de turbulencia financiera internacional que afectó a otros países de la región. Acá, las alteraciones en las tasas de cambio siguieron igual que antes, con devaluaciones promedio del orden de 2%.

Con una inflación en descenso en casi todos los países de la región, las variaciones en las tasas reales de cambio se modificaron muy poco.

En 1999, la moneda de América latina, en su conjunto, se depreció 3,5% (el promedio simple de depreciación de varias monedas). Sólo la subregión caribeña mostró un crecimiento pequeño (1,7%).

Esto confirma el cambio que ya era visible en 1998 y contrasta con los dos años previos (1996 y 1997), cuando los países de la región vieron un aumento real de sus monedas.

La decisión de Ecuador de dolarizar su economía encendió el debate que ocupó la atención de la región en los primeros meses de 1999.

Defensores de la dolarización han empezado a retratar este desarrollo en el país andino, como indicativo de una tendencia. El hecho es que el año pasado la tendencia se ha dirigido en dirección contraria, esto es, hacia un sistema más flexible de tasas de cambio.

La CEPAL, en su Panorama Preliminar de las Economías de América latina y el Caribe 1999, incluye una revisión de esa área, que nosotros reproducimos más abajo como contribución al entendimiento de lo que realmente ha estado pasando en la región.

En 1999 ha habido más flexibilidad en el manejo de las tasas de cambio. Cuatro países (Brasil, Colombia, Chile y Ecuador) abandonaron el esquema de bandas de cambio a favor de regímenes flotantes, que ahora es el sistema más común en la región. El anterior enfoque de bandas de cambio ha sido blanco de críticas a la luz de su vulnerabilidad a los ataques especulativos.

El debate

La primera mitad del año vio intensos debates sobre las ventajas y desventajas de flotación libre de las monedas o tasas fijas de cambio de alta credibilidad (basados en la convertibilidad o la completa dolarización).

Las controversias se calmaron, dando lugar al consenso, excepto casos específicos, la situación nacional e internacional imponían una tasa de cambio más flexible.

Sólo tres países (Argentina, El Salvador y Panamá) y un grupo de pequeñas economías del Caribe Oriental aún tienen paridad fija, de hecho o legal, del dólar.
Todos los sistemas de flotación requieren una insignificante intervención. En México y Brasil las autoridades monetarias intervinieron repetidamente para moderar las fluctuaciones en la tasa de cambio, y la política monetaria continúa siendo altamente dependiente de factores externos.

Tasas de cambio el año pasado

Los cambios en las tasas de cambio nominales fueron muy diferentes en América del Sur del resto de la región. El incremento en la tasa nominal de devaluación, que ha comenzado a fines de 1997, ganó ímpetu en enero de 1999 por la devaluación en Brasil. La más aguda devaluación ocurrió en Ecuador (99%), Brasil (57%) y Colombia (24%).

El mercado de monedas en México y Centroamérica, luego de sufrir el impacto de la crisis en Brasil en el primer trimestre, volvieron a su nivel normal. El éxito de México en volver a ganar la confianza de los inversionistas fue un importante factor, puesto que es un mercado líder en la subregión.

Los países del Caribe, con un patrón que ya era visible en años anteriores, permanecieron aislado de turbulencia financiera internacional que afectó a otros países de la región. Acá, las alteraciones en las tasas de cambio siguieron igual que antes, con devaluaciones promedio del orden de 2%.

Con una inflación en descenso en casi todos los países de la región, las variaciones en las tasas reales de cambio se modificaron muy poco.

En 1999, la moneda de América latina, en su conjunto, se depreció 3,5% (el promedio simple de depreciación de varias monedas). Sólo la subregión caribeña mostró un crecimiento pequeño (1,7%).

Esto confirma el cambio que ya era visible en 1998 y contrasta con los dos años previos (1996 y 1997), cuando los países de la región vieron un aumento real de sus monedas.

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