Dólar débil, clave del petróleo y otros rubros primarios caros

En verdad, no hay auge de crudos sino reflujo del dólar, moneda usada para fijar tarifas. Por cierto, para emular los récordas de 1979/80 a precios constantes, el petróleo debiera costar hoy US$ 125 por barril. Todavía le falta.

27 septiembre, 2007

Como divisa referencial, el dólar siempre ha influido en los precios de hidrocarburos, metales preciosos, insumos críticos y materias primas. Al estar sus valores fijados en téminos de una moneda cuya decadencia refleja la de Estados Unidos mismo, hoy se mueven reaccionando ante la depreciación del “verde”.

El margen de declinación está dado por el aumento del euro, que esta semana ha marcado máximos de US$ 1,415 al contado. Paralelamente, los crudos alcanzaron en Londres picos de US$ 83,50 y el oro rozó US$ 750, valor inédito desde hace más de 28 años. Sólo este rubro y la plata siguen, empero, registrando los récords al 20 de enero de 1980: US$ 850 y 50 la onza, respectivamente.

Los nexos entre dólar débil y crudos caros son obvios. Con incremento de existencias en la Opep, demanda mundial inferior a la prevista y una temporada de huracanes “suaves” en el golfo de México, el petróleo no debiera estar por encima de US$ 65 el barril. Pero su referencia tarifaria infla ese valor y plantea severas disyuntivas a mercados, exportadores e importadores.

En otros tiempos, los dólares ganados por los países productores de petróleo fluían hacia activos e inversiones en la economía norteamericana. Como contrapartida, EE.UU. colocaba deuda pública entre tomadores netos como China, Japón, etc.

Verbigracia, según Lehman Brothers, los países de la península arábiga acumulan cerca de US$ 3,5 billones en reservas dolarizadas. Pero los petrodólares originados durante la actual fase de crudos caros no han marchado hacia EE.UU. Ahora optan por colocarse en casa, economías en desarrollo y, principalmente, en la compra de activos europeos, bolsas inclusive.

Casi por casualidad, la ola de iliquidez financiera occidental, que congela o suspende compras apalancadas, obra en favor de potentados islámicos. Por ejemplo, el fondo Delta Two (propiedad del emir de Qatar) ha ofrecido comprar en unos US$ 21.300 millones la cadena minorista británica de almecenes J.Sainsbury. La propia comisión de valores qatarí pelea con Dubái (otro emirato) y Nasdaq group para quedarse con OMX, alianza de siete bolsas escandinavas.

Al cabo de años, el dólar es un riesgo para los precios reales de hidrocarburos y otros rubros. Una creciente masa de bancos, firmas de valores, compañías financieras y usina especulativas (fondos de cobertura y de capital extrabursátil) se ha lanzado sobre los mercados de materias primas e insumos críticos. Esta tendencia afecta el papel del dólar como divisa referencial.

Como divisa referencial, el dólar siempre ha influido en los precios de hidrocarburos, metales preciosos, insumos críticos y materias primas. Al estar sus valores fijados en téminos de una moneda cuya decadencia refleja la de Estados Unidos mismo, hoy se mueven reaccionando ante la depreciación del “verde”.

El margen de declinación está dado por el aumento del euro, que esta semana ha marcado máximos de US$ 1,415 al contado. Paralelamente, los crudos alcanzaron en Londres picos de US$ 83,50 y el oro rozó US$ 750, valor inédito desde hace más de 28 años. Sólo este rubro y la plata siguen, empero, registrando los récords al 20 de enero de 1980: US$ 850 y 50 la onza, respectivamente.

Los nexos entre dólar débil y crudos caros son obvios. Con incremento de existencias en la Opep, demanda mundial inferior a la prevista y una temporada de huracanes “suaves” en el golfo de México, el petróleo no debiera estar por encima de US$ 65 el barril. Pero su referencia tarifaria infla ese valor y plantea severas disyuntivas a mercados, exportadores e importadores.

En otros tiempos, los dólares ganados por los países productores de petróleo fluían hacia activos e inversiones en la economía norteamericana. Como contrapartida, EE.UU. colocaba deuda pública entre tomadores netos como China, Japón, etc.

Verbigracia, según Lehman Brothers, los países de la península arábiga acumulan cerca de US$ 3,5 billones en reservas dolarizadas. Pero los petrodólares originados durante la actual fase de crudos caros no han marchado hacia EE.UU. Ahora optan por colocarse en casa, economías en desarrollo y, principalmente, en la compra de activos europeos, bolsas inclusive.

Casi por casualidad, la ola de iliquidez financiera occidental, que congela o suspende compras apalancadas, obra en favor de potentados islámicos. Por ejemplo, el fondo Delta Two (propiedad del emir de Qatar) ha ofrecido comprar en unos US$ 21.300 millones la cadena minorista británica de almecenes J.Sainsbury. La propia comisión de valores qatarí pelea con Dubái (otro emirato) y Nasdaq group para quedarse con OMX, alianza de siete bolsas escandinavas.

Al cabo de años, el dólar es un riesgo para los precios reales de hidrocarburos y otros rubros. Una creciente masa de bancos, firmas de valores, compañías financieras y usina especulativas (fondos de cobertura y de capital extrabursátil) se ha lanzado sobre los mercados de materias primas e insumos críticos. Esta tendencia afecta el papel del dólar como divisa referencial.

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