Diez claves del año 1: constitución fantasma en la UE
Entre los titulares que luego fueron diluyéndose en el año, el fracaso o la suspensión sine die de plebiscitos en la Unión Europea es una de las claves con indudable proyección al futuro. Para bien o para mal.
Franceses y holandeses rechazaron de plano el farragoso proyecto de tratado constitucional. Británicos, polacos o luxemburgueses ni sqiuiera tuvieron oportunidad de expedirse: las consultas fueron al congelador. ¿Vuelta a empezar de cero? No. Bruselas insistirá en la integración política, les guste o no a los votantes…
Daniel Hannan, legislador del parlamento europeo escéptico en cuanto al sueño constitucional, ha descubierto que hay por lo menos doce cláusulas relevantes del proyecto ya en instrumentación. O sea, sin hacer caso de los veredictos en Francia y Holanda.
Esas “transgresiones” incluyen una agencia europea de Defensa, su vewrsión espacial y una cancillería de la UE. Es decir, tres burocracias tan costosas como poco necesarias; en particular, un cuerpo diplomático poco útil en tiempos de Internet y otras comunicaciones directas entre gobiernos o sus jefes.
El polaco Mikolaj Dowgielewicz, vocewro de la Comisión Europea sostuvo que seguir adelante con ese tipo de estructuras “no es problemas, porque la gente no votó en contra o ewn favor der ellas, sino de la constitución”. Curiosa interpretación, porque se trata justamente de organismos previstos por esa constitución que está en el limbo.
“Probablemente, si las poblaciones consultadas hubiesen sabido que esas entidades estaba en el tratado, “el voto negativo habría alcanzado mayor volumen”, comentaba el “Financial Times”. Para colmo, el luxemburgués Jean-Claude Junker -presidente de turno sdaliente en la UE- va más lejos: “Ni franceses ni holandeses en verdad votaron contra la constitución”, afrimaban días atrás.
Entonces, se preguntaban “Le monde”, el “Frankfurter Allgemeine” o el “Guardian”, qué demonios se votó en esos plesbiscitos y por qué se suspendieron los otros. Parte de la explicación puede hallarse en las pretemnsiones de Junker, que busca ser el primer canciller de la UE.
Franceses y holandeses rechazaron de plano el farragoso proyecto de tratado constitucional. Británicos, polacos o luxemburgueses ni sqiuiera tuvieron oportunidad de expedirse: las consultas fueron al congelador. ¿Vuelta a empezar de cero? No. Bruselas insistirá en la integración política, les guste o no a los votantes…
Daniel Hannan, legislador del parlamento europeo escéptico en cuanto al sueño constitucional, ha descubierto que hay por lo menos doce cláusulas relevantes del proyecto ya en instrumentación. O sea, sin hacer caso de los veredictos en Francia y Holanda.
Esas “transgresiones” incluyen una agencia europea de Defensa, su vewrsión espacial y una cancillería de la UE. Es decir, tres burocracias tan costosas como poco necesarias; en particular, un cuerpo diplomático poco útil en tiempos de Internet y otras comunicaciones directas entre gobiernos o sus jefes.
El polaco Mikolaj Dowgielewicz, vocewro de la Comisión Europea sostuvo que seguir adelante con ese tipo de estructuras “no es problemas, porque la gente no votó en contra o ewn favor der ellas, sino de la constitución”. Curiosa interpretación, porque se trata justamente de organismos previstos por esa constitución que está en el limbo.
“Probablemente, si las poblaciones consultadas hubiesen sabido que esas entidades estaba en el tratado, “el voto negativo habría alcanzado mayor volumen”, comentaba el “Financial Times”. Para colmo, el luxemburgués Jean-Claude Junker -presidente de turno sdaliente en la UE- va más lejos: “Ni franceses ni holandeses en verdad votaron contra la constitución”, afrimaban días atrás.
Entonces, se preguntaban “Le monde”, el “Frankfurter Allgemeine” o el “Guardian”, qué demonios se votó en esos plesbiscitos y por qué se suspendieron los otros. Parte de la explicación puede hallarse en las pretemnsiones de Junker, que busca ser el primer canciller de la UE.
