Devolución de Iva y créditos blandos para pymes, en la agenda inmediata de Peirano
Preparará en la órbita del Palacio de Hacienda una mesa de diálogo con industriales y sindicalistas para amortiguar malestares sectoriales que puedan ser explotados para obstaculizar la campaña electoral blindada de Cristina.
El nuevo ministro de Economía, Miguel Peirano, tiene tres acciones en carpeta
para instrumentar rápidamente y cubrir el escándalo que rodeó
a su antecesora, Felisa Miceli:
1) armar una mesa de diálogo con la UIA y la CGT para acordar una tregua
hasta que asuma el próximo gobierno;
2) normalizar el funcionamiento del Indec reviendo los cuestionamientos que han
minado la confianza en sus mediciones de precios y en el personal;
3) Lanzar medidas de apoyo a la industria y al campo, como la agilización
de reintegros del Iva y una línea de créditos blandos a las pyme.
Peirano recibió un espaldarazo inmediato del gobierno, sorprendido por
el poder de convocatoria que demostró en el acto de asunción, al
que asistieron desde el líder de Techint, Paolo Rocca, hasta conspicuos
dirigentes empresarios, en señal de apoyo.
El presidente Néstor Kirchner no dejó pasar la oportunidad para
estimular a Peirano a que utilice el poco tiempo que queda hasta terminar el mandato
e instrumente acciones que den la sensación de movimiento y, a la vez,
que bloqueen quejas sectoriales por el racionamiento energético o el deterioro
de los salarios.
El primer mandatario y su esposa alentaron a Peirano con la chance cierta de que
pueda trascender este breve interregno, si logra destacarse, y pueda quedar en
el cargo en el siguiente período presidencial.
Una de las recomendaciones que le hizo fue evitar choques mediáticos con
el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien es permanentemente cuestionado
por los empresarios por sus malos modales. Pero Lassie afronta en estos momentos
problemas judiciales que diezman su imagen autoritaria.
El titular del Palacio de Hacienda quiere dejar bien marcada en su gestión
la impronta industrialista que traía desde el cargo de secretario de Estado,
y atender al sector agrícola para aliviar las tensiones.
El debut con el anuncio de la inversión de 100 millones de dólares
por parte de Honda fue un buen augurio en tal sentido.
Para instrumentar el diálogo económico y social, el ministro tendrá
que hacer malabares para no herir susceptibilidades en la interna sindical. Juan
Carlos Lascurain no ahorra esfuerzos para acercar al secretario general de la
UOM, Antonio Caló, a la esfera oficial.
El regreso de la UOM
Ya resultó ser el primero de los popes sindicales en visitar al presidente
Kirchner una vez cerrado el convenio con los metalúrgicos, madrugando
al propio Hugo Moyano, y ahora priorizan su presencia ante Peirano.
El camionero Moyano, ni lerdo ni perezoso, ya preparó las carpetas con
los cálculos de mínimo no imponible del impuesto a las ganancias,
las asignaciones familiares y la jubilación mínima para presentarle
a Peirano en cuanto lo reciba.
El gobierno necesita abrir el juego de la CGT y tomar alguna distancia de Moyano,
para lo cual amagan con darle la personería a la CTA disidente.
Los avances del camionero sobre los otros gremios, como Comercio, por ejemplo,
insumieron un fuerte desgaste al Ministerio de Trabajo, que siempre tuvo que
fallarle a favor en los conflictos.
La opción de Caló, cuyo gremio se apartó de las internas
en la CGT desde que ésta se unificara en 2004, es una condición
que acercará las posiciones hacia una mesa de diálogo, que atraería
a otro gran ausente del proceso último sindical: el Smata.
Peirano ha cultivado una excelente relación con el ministro de Planificación
Julio de Vido, y en homenaje a ello es que podría protegerse de los avances
de Moreno, apelando a su mediación.
Los industriales que tuvieron contacto con el nuevo ministro en las últimas
horas destacaron que se mantendrá la política de estímulo
al consumo, por más que no haya inversiones que mejoren la oferta de
bienes y servicios, lo cual descarta de plano que se esté por enfriar
la economía, como se dijo en algunos informes que circulan por la City.
Tampoco figura en su agenda tocar las tarifas de los servicios que se encuentran
congeladas.
El nuevo ministro de Economía, Miguel Peirano, tiene tres acciones en carpeta
para instrumentar rápidamente y cubrir el escándalo que rodeó
a su antecesora, Felisa Miceli:
1) armar una mesa de diálogo con la UIA y la CGT para acordar una tregua
hasta que asuma el próximo gobierno;
2) normalizar el funcionamiento del Indec reviendo los cuestionamientos que han
minado la confianza en sus mediciones de precios y en el personal;
3) Lanzar medidas de apoyo a la industria y al campo, como la agilización
de reintegros del Iva y una línea de créditos blandos a las pyme.
Peirano recibió un espaldarazo inmediato del gobierno, sorprendido por
el poder de convocatoria que demostró en el acto de asunción, al
que asistieron desde el líder de Techint, Paolo Rocca, hasta conspicuos
dirigentes empresarios, en señal de apoyo.
El presidente Néstor Kirchner no dejó pasar la oportunidad para
estimular a Peirano a que utilice el poco tiempo que queda hasta terminar el mandato
e instrumente acciones que den la sensación de movimiento y, a la vez,
que bloqueen quejas sectoriales por el racionamiento energético o el deterioro
de los salarios.
El primer mandatario y su esposa alentaron a Peirano con la chance cierta de que
pueda trascender este breve interregno, si logra destacarse, y pueda quedar en
el cargo en el siguiente período presidencial.
Una de las recomendaciones que le hizo fue evitar choques mediáticos con
el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien es permanentemente cuestionado
por los empresarios por sus malos modales. Pero Lassie afronta en estos momentos
problemas judiciales que diezman su imagen autoritaria.
El titular del Palacio de Hacienda quiere dejar bien marcada en su gestión
la impronta industrialista que traía desde el cargo de secretario de Estado,
y atender al sector agrícola para aliviar las tensiones.
El debut con el anuncio de la inversión de 100 millones de dólares
por parte de Honda fue un buen augurio en tal sentido.
Para instrumentar el diálogo económico y social, el ministro tendrá
que hacer malabares para no herir susceptibilidades en la interna sindical. Juan
Carlos Lascurain no ahorra esfuerzos para acercar al secretario general de la
UOM, Antonio Caló, a la esfera oficial.
El regreso de la UOM
Ya resultó ser el primero de los popes sindicales en visitar al presidente
Kirchner una vez cerrado el convenio con los metalúrgicos, madrugando
al propio Hugo Moyano, y ahora priorizan su presencia ante Peirano.
El camionero Moyano, ni lerdo ni perezoso, ya preparó las carpetas con
los cálculos de mínimo no imponible del impuesto a las ganancias,
las asignaciones familiares y la jubilación mínima para presentarle
a Peirano en cuanto lo reciba.
El gobierno necesita abrir el juego de la CGT y tomar alguna distancia de Moyano,
para lo cual amagan con darle la personería a la CTA disidente.
Los avances del camionero sobre los otros gremios, como Comercio, por ejemplo,
insumieron un fuerte desgaste al Ministerio de Trabajo, que siempre tuvo que
fallarle a favor en los conflictos.
La opción de Caló, cuyo gremio se apartó de las internas
en la CGT desde que ésta se unificara en 2004, es una condición
que acercará las posiciones hacia una mesa de diálogo, que atraería
a otro gran ausente del proceso último sindical: el Smata.
Peirano ha cultivado una excelente relación con el ministro de Planificación
Julio de Vido, y en homenaje a ello es que podría protegerse de los avances
de Moreno, apelando a su mediación.
Los industriales que tuvieron contacto con el nuevo ministro en las últimas
horas destacaron que se mantendrá la política de estímulo
al consumo, por más que no haya inversiones que mejoren la oferta de
bienes y servicios, lo cual descarta de plano que se esté por enfriar
la economía, como se dijo en algunos informes que circulan por la City.
Tampoco figura en su agenda tocar las tarifas de los servicios que se encuentran
congeladas.
