<p>En otras palabras, el australiano no está prófugo para su país de origen, ni en EE.UU. y otras jurisdicciones involucradas en las actividades de WikiLeaks. Menos lo estará si Ecuador, Venezuela o Costa Rica le dan residencia. Entretanto, las gestiones norteamericanas ante Interpol y demás instancias pueden encontrar un obstáculo de otro tipo: delirantes como Michael Huckabee –ex precandidato republicano a presidente- exigen la pena de muerte para Assange.<br />
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Yendo un paso adelante, Thomas Flanagan (asesor de Stephen Harper, primer ministro canadiense) recomienda a Barack Obama “contratar un sicario para liquidar al dueño de WikiLeaks”. ¿Dónde podría encontrarlo? ¿Tal vez en el vecino México? ¿Y cómo lo alquilaría? ¿Acaso por alguna red social, expuesta a las intromisiones de Assange? Ni pensar si éste aparece cosido a balazos en Inglaterra. <br />
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Volviendo a un eventual proceso no ya en Suecia, el departamento federal de justicia investiga cientos de miles de mensajes, pocos de ellos documentos formales o judiciables (contra cuanto imaginan medios italianos, rusos, argentinos, etc.). Pero varios jurisconsultos sostienen que demandar o denunciar al australiano oculto en Gran Bretaña requiere probar que no sólo conspiraba con representantes de otros países.<br />
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También ha de demostrarse que pretendía difundir secretos de estado, no simples chimentos de boudoir. O versiones de terceros, como las que tocan a Vilma Martínez, embajadora de Washington en Buenos Aires. Mark Zaid, letrado defensor experto en casos de inteligencia y seguridad, opina que “será muy difícil para el gobierno procesar a Assange dentro de EE.UU. Existen leyes capaces de llevarlo ante los estrados por revelar sin autorización la identidad de agentes federales o datos secretos sobre armas de destrucción masiva. Pero no hay aún evidencias –señala el abogado- de que WikiLeaks haya caído en esas cosas”.<br />
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Por su parte, este lunes el fiscal general Eric Holder informó que su área iniciaba investigaciones penales, aunque admitiendo que aún ignora en virtud de qué leyes. Al presente, entonces, Holder busca “transgresores para identificarlos y actuar”. Sin embargo, “hasta que haya cargos específicos y concretos, no podré aportar nombres ni datos”.<br />
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Ni siquiera quiso comentar acerca de un caso potencialmente útil como precedente, según afirma Mark Stephens, letrado londinense de Assange. Se trata de Bradley Manning, ex analista de inteligencia en el ejército estadounidense, detenido durante otra indagación sobre filtraciones de WikiLeaks. A comienzos de año, se supo que Manning había substraído más de 150.000 mensajes al departamento de estado, mientras trabajaba en Irak. Como no tenía permiso, hubo claros fundamentos para procesarlo. “Por el contrario –subraya Stephens-, Assange jamás tuvo conexiones ni obligaciones con el gobierno”. Todo este lío quizá le cueste la cabeza a Hillary Rodham Clinton, mientras el silencio de Obama es ensordecedor.</p>
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¿De qué delito se puede incriminar a WikiLeaks?
Mientras suben las presiones internacionales para acabar con el sitio de Julian Assange, o con él, Estados Unidos no encuentra bases jurídicas capaces de llevarlo a la picota. La orden de captura internacional es sueca y por un delito sexual.