De la Rúa promueve a la Argentina

Mostró imagen de decisión política y rasgos de humor. Firmeza en el ajuste del gasto y programa de inversiones: telecomunicaciones, turismo y gran minería.

13 junio, 2000

Fernando de la Rúa protagonizó ayer el papel de primer promotor de la Argentina ,y de su gobierno, ante los poderes económicos y financieros de Estados Unidos. Sus esfuerzos estuvieron dirigidos primordialmente a convencer a su auditorio de que será mantenida ,con toda decisión, la política de ajuste de gastos públicos y de que el país es confiable para los inversores.

Hoy intentará lograr el mayor apoyo del Presidente Bill Clinton para que se vea respaldado su programa económico y concretar eventuales inversiones norteamericanas por valor de US$ 6.500 millones, el principal pivote para fortificar la economía argentina.

Los comentaristas señalan a la jornada como decisiva para los objetivos que fijó de la Rúa para su viaje a la mayor potencia mundial. Tendrá oportunidad de mantener una conversación ,en la intimidad de la Casa Blanca, con su par de Estados Unidos, participar de una reunión conjunta de los gabinetes de ambos gobiernos y prolongar el contacto personal en el transcurso de un almuerzo.

Las expectativas de la delegación argentina que comienzan a corporizarse giran en torno a tres temas fundamentales:
1. Se esperan inversiones del orden de US$ 4.500 millones en empresas de telecomunicaciones, informática e Internet.

2. Las metas fijadas para el aumento del turismo hacia la Argentina apuntan a otros US$ 1.000 millones.

3. Se esperan inversiones en la gran minería, en especial en la explotación de oro, por valor de US$ 1.000 millones más. Logro que ,en buena parte, hacen posible las excelente relaciones con el Presidente chileno Ricardo Lagos y la perspectiva de llegar a un acuerdo definitivo sobre la cooperación trasandina en el desarrollo de los yacimientos cordilleranos y el acceso sin trabas a los puertos del Pacífico. Para el gobierno argentino este tipo de producción reviste el doble carácter de demandante de mano de obra y de fuente de imposición de relieve.

Fernando de la Rúa creó buena impresión en los empresarios, banqueros y asesores financieros con los que tuvo contacto en la víspera en Nueva York. Habló en inglés, ayudado en algún término no incorporado a su léxico en ese idioma, y tuvo expresiones en las que, por momentos, se unieron una fuerte decisión política y rasgos de humor no habituales en sus exteriorizaciones públicas. Al mejor estilo norteamericano.

Fernando de la Rúa protagonizó ayer el papel de primer promotor de la Argentina ,y de su gobierno, ante los poderes económicos y financieros de Estados Unidos. Sus esfuerzos estuvieron dirigidos primordialmente a convencer a su auditorio de que será mantenida ,con toda decisión, la política de ajuste de gastos públicos y de que el país es confiable para los inversores.

Hoy intentará lograr el mayor apoyo del Presidente Bill Clinton para que se vea respaldado su programa económico y concretar eventuales inversiones norteamericanas por valor de US$ 6.500 millones, el principal pivote para fortificar la economía argentina.

Los comentaristas señalan a la jornada como decisiva para los objetivos que fijó de la Rúa para su viaje a la mayor potencia mundial. Tendrá oportunidad de mantener una conversación ,en la intimidad de la Casa Blanca, con su par de Estados Unidos, participar de una reunión conjunta de los gabinetes de ambos gobiernos y prolongar el contacto personal en el transcurso de un almuerzo.

Las expectativas de la delegación argentina que comienzan a corporizarse giran en torno a tres temas fundamentales:
1. Se esperan inversiones del orden de US$ 4.500 millones en empresas de telecomunicaciones, informática e Internet.

2. Las metas fijadas para el aumento del turismo hacia la Argentina apuntan a otros US$ 1.000 millones.

3. Se esperan inversiones en la gran minería, en especial en la explotación de oro, por valor de US$ 1.000 millones más. Logro que ,en buena parte, hacen posible las excelente relaciones con el Presidente chileno Ricardo Lagos y la perspectiva de llegar a un acuerdo definitivo sobre la cooperación trasandina en el desarrollo de los yacimientos cordilleranos y el acceso sin trabas a los puertos del Pacífico. Para el gobierno argentino este tipo de producción reviste el doble carácter de demandante de mano de obra y de fuente de imposición de relieve.

Fernando de la Rúa creó buena impresión en los empresarios, banqueros y asesores financieros con los que tuvo contacto en la víspera en Nueva York. Habló en inglés, ayudado en algún término no incorporado a su léxico en ese idioma, y tuvo expresiones en las que, por momentos, se unieron una fuerte decisión política y rasgos de humor no habituales en sus exteriorizaciones públicas. Al mejor estilo norteamericano.

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