De la Rúa hizo su balance

El presidente aseguró que el mayor logro durante los primeros doce meses de gestión fue sostener una situación complicada a pesar del escaso crecimiento, y pronosticó que el año que viene será muy diferente.

9 diciembre, 2000

En un simposio de negocios celebrado ayer por la mañana (viernes 08) en el Hotel Intercontinental, el presidente Fernando De la Rúa hizo un repaso de su primer año de gobierno y expresó que sus logros fueron soportar y hacer frente a las dificultades económicas con muchos cambios en varias áreas y en medio de una coyuntura internacional más que desfavorable.

El mandatario dijo antes de partir hacia la ciudad de Córdoba que lo más preocupante es que tras las“duras” medidas de gobierno aun no se ha visto un gran crecimiento, pero también dejó entrever que, en su opinión, gran parte del problema radica en el ánimo caído de la gente, y en cómo desde algunos sectores se trata de incentivar este desánimo.

“Lamentablemente –reflexionó- cuando se hace cundir la crítica o el pesimismo, esto se demora o se frena. Debíamos haber crecido mucho más este año, porque los principios de saneamiento de la economía eran muy positivos”.

A pesar de todo, el Presidente aseguró que aun “están las condiciones para que la Argentina vaya adelante”.

De la Rúa aprovechó la situación para reclamar un “compromiso histórico” de todos los sectores con el crecimiento del país, y en ese sentido dijo estar preocupado por la demora en la aprobación del presupuesto para el próximo año.

El mandatario dijo estar “muy preocupado” por las reformas introducidas por el Senado y reclamó a Diputados que “revean” la modificación del recorte salarial para el sector público.

De la rúa le agradeció al pueblo argentino el esfuerzo y la responsabilidad para afrontar los recortes y las reformas fiscales, pero dijo que aquellas medidas eran necesarias para llegar al orden y a la prolijidad fiscal de la actualidad.

“Esta –dijo- será la mejor plataforma para el espectacular crecimiento que le espera a la Argentina el próximo año”.

Desde que el Presidente asumió el poder al frente la Alianza, que logró 48,5% de los votos, su imagen ido empeorando, como han mostrado en distintos momentos las encuestas.

A poco de llegar al poder, el gobierno aplicó una polémica suba de los impuestos que afectó especialmente a la clase media con el argumento de que era necesario bajar el déficit público “heredado” en 1999 de la administración precedente, de casi US$ 8.500 millones.

Después dispuso un recorte de entre 12% y 15% en los salarios del sector público superiores a los $ 1.000, lo que fue criticado junto a la anterior medida por distintos economistas, que consideraban que ello iba a impedir al país salir de la recesión en la que está inmerso desde 1998 y que obedece a factores externos e internos.

Pero en sus promesas electorales, la Alianza de la Unión Cívica Radical y el Frente del País Solidario (Frepaso) habían anunciado que iban a reducir el gasto público y aumentar los recursos sin incrementar la presión tributaria.

Fernando de la Rúa también se comprometió a disminuir el desempleo, la mayor preocupación de los argentinos, que en la actualidad afecta a 15,4% de la población activa.

La última cifra oficial difundida en el mandato de Carlos Menem (1989-99) fue de 14,9%, índice que la Alianza consideró en su momento erróneo y calculada a la baja.

En el mismo plano económico, el gobierno tuvo que desdecirse en varias ocasiones sobre las previsiones de crecimiento económico para este año, que en un primer momento iban a ser de cerca de 4% y en la actualidad se redujeron a 0,5%.

El gobierno encontró además en el sector sindical una férrea oposición a sus medidas de ajuste, que se tradujo en la radicalización del movimiento obrero y en las tres huelgas generales que tuvieron lugar entre abril y noviembre pasados.

Pero la situación empeoró para el gobierno en agosto último a raíz del escándalo desatado por las denuncias de que se pagaron sobornos en el Senado para la aprobación de una ley de reforma laboral que exigía el FMI.

La crisis política alcanzó su pico máximo a principios de octubre, con la renuncia del líder del Frepaso, Carlos Alvarez, a la vicepresidencia del país en desacuerdo con la forma, a su entender tibia, en que Fernando de la Rúa había encarado el escándalo.

Antes de que termine el 2000, el gobierno apuesta a conseguir una serie de créditos del FMI, del gobierno español y otros organismos internacionales por al menos US$ 20.000 millones para pagar los vencimientos de la deuda y financiar el déficit público, que no debe superar los US$ 7.000 millones en el 2001.

En un simposio de negocios celebrado ayer por la mañana (viernes 08) en el Hotel Intercontinental, el presidente Fernando De la Rúa hizo un repaso de su primer año de gobierno y expresó que sus logros fueron soportar y hacer frente a las dificultades económicas con muchos cambios en varias áreas y en medio de una coyuntura internacional más que desfavorable.

El mandatario dijo antes de partir hacia la ciudad de Córdoba que lo más preocupante es que tras las“duras” medidas de gobierno aun no se ha visto un gran crecimiento, pero también dejó entrever que, en su opinión, gran parte del problema radica en el ánimo caído de la gente, y en cómo desde algunos sectores se trata de incentivar este desánimo.

“Lamentablemente –reflexionó- cuando se hace cundir la crítica o el pesimismo, esto se demora o se frena. Debíamos haber crecido mucho más este año, porque los principios de saneamiento de la economía eran muy positivos”.

A pesar de todo, el Presidente aseguró que aun “están las condiciones para que la Argentina vaya adelante”.

De la Rúa aprovechó la situación para reclamar un “compromiso histórico” de todos los sectores con el crecimiento del país, y en ese sentido dijo estar preocupado por la demora en la aprobación del presupuesto para el próximo año.

El mandatario dijo estar “muy preocupado” por las reformas introducidas por el Senado y reclamó a Diputados que “revean” la modificación del recorte salarial para el sector público.

De la rúa le agradeció al pueblo argentino el esfuerzo y la responsabilidad para afrontar los recortes y las reformas fiscales, pero dijo que aquellas medidas eran necesarias para llegar al orden y a la prolijidad fiscal de la actualidad.

“Esta –dijo- será la mejor plataforma para el espectacular crecimiento que le espera a la Argentina el próximo año”.

Desde que el Presidente asumió el poder al frente la Alianza, que logró 48,5% de los votos, su imagen ido empeorando, como han mostrado en distintos momentos las encuestas.

A poco de llegar al poder, el gobierno aplicó una polémica suba de los impuestos que afectó especialmente a la clase media con el argumento de que era necesario bajar el déficit público “heredado” en 1999 de la administración precedente, de casi US$ 8.500 millones.

Después dispuso un recorte de entre 12% y 15% en los salarios del sector público superiores a los $ 1.000, lo que fue criticado junto a la anterior medida por distintos economistas, que consideraban que ello iba a impedir al país salir de la recesión en la que está inmerso desde 1998 y que obedece a factores externos e internos.

Pero en sus promesas electorales, la Alianza de la Unión Cívica Radical y el Frente del País Solidario (Frepaso) habían anunciado que iban a reducir el gasto público y aumentar los recursos sin incrementar la presión tributaria.

Fernando de la Rúa también se comprometió a disminuir el desempleo, la mayor preocupación de los argentinos, que en la actualidad afecta a 15,4% de la población activa.

La última cifra oficial difundida en el mandato de Carlos Menem (1989-99) fue de 14,9%, índice que la Alianza consideró en su momento erróneo y calculada a la baja.

En el mismo plano económico, el gobierno tuvo que desdecirse en varias ocasiones sobre las previsiones de crecimiento económico para este año, que en un primer momento iban a ser de cerca de 4% y en la actualidad se redujeron a 0,5%.

El gobierno encontró además en el sector sindical una férrea oposición a sus medidas de ajuste, que se tradujo en la radicalización del movimiento obrero y en las tres huelgas generales que tuvieron lugar entre abril y noviembre pasados.

Pero la situación empeoró para el gobierno en agosto último a raíz del escándalo desatado por las denuncias de que se pagaron sobornos en el Senado para la aprobación de una ley de reforma laboral que exigía el FMI.

La crisis política alcanzó su pico máximo a principios de octubre, con la renuncia del líder del Frepaso, Carlos Alvarez, a la vicepresidencia del país en desacuerdo con la forma, a su entender tibia, en que Fernando de la Rúa había encarado el escándalo.

Antes de que termine el 2000, el gobierno apuesta a conseguir una serie de créditos del FMI, del gobierno español y otros organismos internacionales por al menos US$ 20.000 millones para pagar los vencimientos de la deuda y financiar el déficit público, que no debe superar los US$ 7.000 millones en el 2001.

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