Marina Dal Poggetto, directora de Eco Go, advirtió sobre las consecuencias del actual esquema cambiario aplicado por la administración de Javier Milei. Según la economista, un tipo de cambio deliberadamente bajo y un marcado déficit de cuenta corriente —que superó los US$ 5.191 M en el primer trimestre— amenazan la estabilidad externa y requieren una redefinición del programa económico
El déficit en cuenta corriente, según el Indec, alcanzó US$ 5.191 M en el primer trimestre de 2025, un giro abrupto tras el superávit de US$ 176 M de igual periodo en 2024.
El deterioro se debió principalmente a un récord negativo en la balanza de servicios (US$ 4.502 M), influenciado por el turismo de argentinos en el exterior, y al incremento significativo de las importaciones de bienes de capital.
La advertencia de Dal Poggetto
En el panel del IAE Summit (2 de julio), Dal Poggetto expresó que, si bien el mercado cambiario se presenta como flexible, el Gobierno pisa deliberadamente el dólar para mantenerlo bajo, alimentando el consumo externo y profundizando el déficit.
Advirtió que esta estrategia podría mantenerse hasta octubre, pero luego el rojo externo obligaría a ajustes en el tipo de cambio, vinculados a las necesidades de divisas para turismo, importaciones y deuda.
El Gobierno, a través del ministro Luis Caputo y el viceministro José Luis Daza, calificó el déficit como “esperable y razonable” en una economía que crece al 6 %.
Daza sostuvo que el desequilibrio, equivalente a 2 % del PBI, tiene respaldo en la inversión y se financia mayoritariamente con capitales privados, no con reservas del Banco Central.
Debate técnico
El contraste entre la mirada de Eco Go y la oficial revela una diferencia en el diagnóstico:
- Para Dal Poggetto, el esquema actual borra incentivos para liquidar exportaciones y complica el financiamiento del déficit. “La definición del tipo de cambio la dará el programa financiero”, advirtió.
- El Gobierno, por su parte, confía en la sostenibilidad del equilibrio fiscal, la eliminación de controles cambiarios y el crecimiento como respaldo del régimen de flotación.
Riesgos y escenarios futuros
El desequilibrio externo presiona un programa económico que depende del financiamiento —privado y externo— para sostener un dólar contenido.
Si los flujos de capital no alcanzan o se encarecen, el tipo de cambio enfrentará presión alcista. Una depreciación brusca podría desanclar expectativas y tensionar aún más los precios.
Por su parte, el FMI monitorea el cumplimiento del acuerdo por US$ 20.000 M, en particular en relación con reservas y financiamiento de corto plazo, lo que añade un componente externo que influye decisivamente sobre la estrategia cambiaria.
El análisis de Marina Dal Poggetto señala que el actual costo de un tipo de cambio bajo y controlado es un déficit externo elevado, que genera vulnerabilidades financieras y exige una reconsideración del esquema cambiario.
La controversia revela la tensión entre dos visiones: una que percibe límites urgentes dentro del plan económico y otra que observa un desequilibrio tolerable ante un ciclo expansivo.
Resultará clave el ritmo de financiamiento externo, el comportamiento del turismo y la capacidad del Gobierno para manejar la narrativa en el plano cambiario. El cierre del año electoral y el flujo de divisas, tanto por exportaciones como por crédito, pronostican algo parecido a una encrucijada: o se ajusta, o el tipo de cambio dejará de ser un ancla y emergente la presión inflacionaria.