Cundía el desabastecimiento y el gobierno optaba por un discurso anacrónico

Fogoneado por el extremismo de Gualeguaychú –su experiencia contra Uruguay le da alas-, persistían el paro hasta el miércoles y su nanifestación socialmente màs peligrosa, los bloqueos de rutas.

31 marzo, 2008

“Si no reacciona a tiempo, Cristina Fernández Kirchner tendrá graves problemas de gobernabilidad”, coinciden dos o tres medios europeos por internet. A su vez, Brasil le recomendó a la mandataria, discretamente, sacarse de encima a Luis d’Elia y Guillermo Moreno, dos factores irritantes que traban. Éste era el clima hasta el lunes 31, pero el gobbniero optó por financiar otra “plaza llena”.

Aferrado al mito “cincuentista”, Néstor K. -que no comprende a las grandes ciudades, como le ocurría a Carlos Ménem- se irrita y fomenta nuevas movilizaciones de incondicionales. Con ello, no se aventa la peor crisis socieconómica en años. Ahora, se lanzan subsidios para pequeños productores, pero quizá no sea bastante.

Además, la secretaría de agricultura sigue en manos de un santacruceño, muy distante de la región pampeana y sus problemas. Aun dentro del justicialismo (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba) se estima que se ha agotado el ciclo de los “pingüinos K”. Es posible que la suspensión del viaje a Londres responda a una urgencia insoslayable: retomar la iniciativa.

Concretamente, circula una propuesta interna (funcionarios ajenos a Néstor K.) de armar rápidamente un gabinete de emergencia. Entretanto, se anuncia un plan con retenciones móviles más ecuánimes y subvenciones a insumos claves, entre ellos fertilizantes, para pequeños productores. Esto será más útil que los cuantiosos subsidios a medios de transporte público cuyos empresarios no hacen casi nada para mejorar los servicios.

En cierto sentido, se acaba un ciclo político y la presidente debiera romper lazos con su antecesor y su gente todavía en el gobierno. No obstante ello, la oposición tiene parte de las culpas, encerrada entre el setentismo de Elisa Carrió y grupos conservadores cuyos medios -vía columnistas otrora allegados a regímenes militares- critican a Gualeguachú cuanto bloquea puentes a Uruguay y lo exaltan cuando bloquea rutas argentinas.

Precisamente, la obstrucción a camiones en las rutas del Mercosur inquieta al gobierno brasileño. Por supuesto, también afecta a la imagen en el exterior el faltazo de la presidente a la cita con Gordon Brown, primer ministro británico. En el plano local, el ministro de economía, Martín Lousteau, no la pasa bien. Este miércoles parece decisivo.

“Si no reacciona a tiempo, Cristina Fernández Kirchner tendrá graves problemas de gobernabilidad”, coinciden dos o tres medios europeos por internet. A su vez, Brasil le recomendó a la mandataria, discretamente, sacarse de encima a Luis d’Elia y Guillermo Moreno, dos factores irritantes que traban. Éste era el clima hasta el lunes 31, pero el gobbniero optó por financiar otra “plaza llena”.

Aferrado al mito “cincuentista”, Néstor K. -que no comprende a las grandes ciudades, como le ocurría a Carlos Ménem- se irrita y fomenta nuevas movilizaciones de incondicionales. Con ello, no se aventa la peor crisis socieconómica en años. Ahora, se lanzan subsidios para pequeños productores, pero quizá no sea bastante.

Además, la secretaría de agricultura sigue en manos de un santacruceño, muy distante de la región pampeana y sus problemas. Aun dentro del justicialismo (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba) se estima que se ha agotado el ciclo de los “pingüinos K”. Es posible que la suspensión del viaje a Londres responda a una urgencia insoslayable: retomar la iniciativa.

Concretamente, circula una propuesta interna (funcionarios ajenos a Néstor K.) de armar rápidamente un gabinete de emergencia. Entretanto, se anuncia un plan con retenciones móviles más ecuánimes y subvenciones a insumos claves, entre ellos fertilizantes, para pequeños productores. Esto será más útil que los cuantiosos subsidios a medios de transporte público cuyos empresarios no hacen casi nada para mejorar los servicios.

En cierto sentido, se acaba un ciclo político y la presidente debiera romper lazos con su antecesor y su gente todavía en el gobierno. No obstante ello, la oposición tiene parte de las culpas, encerrada entre el setentismo de Elisa Carrió y grupos conservadores cuyos medios -vía columnistas otrora allegados a regímenes militares- critican a Gualeguachú cuanto bloquea puentes a Uruguay y lo exaltan cuando bloquea rutas argentinas.

Precisamente, la obstrucción a camiones en las rutas del Mercosur inquieta al gobierno brasileño. Por supuesto, también afecta a la imagen en el exterior el faltazo de la presidente a la cita con Gordon Brown, primer ministro británico. En el plano local, el ministro de economía, Martín Lousteau, no la pasa bien. Este miércoles parece decisivo.

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