Cumbre de gobernadores justicialistas

Los gobernadores justicialistas se consolidan como polo de poder. Objetan eventuales medidas de López Murphy y enfrentan al sector liderado por Menem.

10 marzo, 2001

Nueve de los catorce gobernadores justicialistas se reunieron el martes 6 en La Plata y solicitaron que el nuevo ministro de Economía, Rodolfo López Murphy, se empeñe en la reactivación del mercado interno, mediante el aumento del consumo popular, para crear una mayor demanda de empleo.

Sentados en torno de una mesa, sugestivamente redonda, en la cual nadie se atreve a proclamarse el Rey Arturo y el liderazgo parece compartido por los miembros del triunvirato representado por Carlos Ruckauf (Buenos Aires; José Manuel De la Sota (Córdoba) y Carlos Reutemann (Santa Fe) – ausente con aviso –, marcaron condiciones para el “acompaña miento crítico” que ofrecen a Fernando de la Rúa.

La declaración emitida al finalizar el encuentro fue firmado por Angel Mazza (La Rioja), Néstor Kirshner (Santa Cruz), Julio Miranda (Tucumán), Rubén Marín (La Pampa), Eduardo Fellner (Jujuy), Gildo Insfrán (Formosa) y Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego), además de Ruckauf y De la Sota.

Aún con algunas ausencias, el grupo de mandatarios parece encaminado a constituirse en un polo de poder político y social que aspira a ser algo más que espectador pasivo de los acontecimientos.

Pretenden ser consultados por el Poder Ejecutivo antes de que se adopten medidas a nivel nacional que afecten los intereses provinciales y han señalado en sus diálogos con el periodismo que no existe en ellos predisposición alguna a renegociar nada más con la Casa Rosada a partir de los acuerdos alcanzados oportunamente por los que las provincias congelaron por cinco años los gastos primarios.

En particular se evidencia una compacta posición de resistencia a eventuales intenciones de reducir los subsidios al uso de combustibles en la Patagonia y al tabaco, sobre los que reposan en buena medida las economía del Sur y del Noroeste del país.

Durante la reunión se analizó las líneas de resistencia con la que deberá encontrarse López Murphy si pretende aplicar una política neoliberal rígidamente ortodoxa, entre las que señaló la reticencia de Raúl Alfonsín, de Carlos Alvarez y de un sector importante de legisladores de la Alianza a firmarle un cheque en blanco.

El mismo día martes 6, el Consejo Nacional Justicialista, liderado por Carlos Menem, salió a respaldar la designación del ministro de Economía y dejó constancia del compromiso de colaborar con el éxito de su gestión; una expresión genérica que, de todas maneras, no significa un apoyo concreto a medidas de orden puntual en el futuro.

Al día siguiente, en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), hubo una nueva reunión de gobernadores del peronismo y de otro origen político, como los de Río Negro, Chubut y Neuquén – común denominador, los yacimientos petrolíferos – y Carlos Ruckauf, de Buenos Aires, quien anunció su compromiso de apoyar la Ley de Hidrocarburos que promueven sus colegas.

Este último aprovechó la oportunidad para cruzar lanzas con Carlos Saúl Menem.

Los medios reprodujeron textualmente sus declaraciones: “Las recetas ultraliberales que propone López Murphy, como antes proponía Roque Fernández, tienen solamente en el Partido Justicialista el aval de Menem, pero de ninguno de nosotros, que sí creemos que es imprescindible reactivar la economía y el empleo”.

Ese mismo día, en el Senado de la Nación, el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, dijo que intuía que se intenta realizar un nuevo ajuste; el que – a su juicio– “puede hacerse por consenso o por espanto. Espero que no sea por espanto”, sostuvo.

También expresó que lo peor que podía ocurrir al país es que se rompiera el acuerdo fiscal que debe durar hasta 2005; oportunidad en la que deslizó una advertencia: “No quiero sospechar que se quiera romper estos acuerdos, porque podríamos tener problemas”.

Nueve de los catorce gobernadores justicialistas se reunieron el martes 6 en La Plata y solicitaron que el nuevo ministro de Economía, Rodolfo López Murphy, se empeñe en la reactivación del mercado interno, mediante el aumento del consumo popular, para crear una mayor demanda de empleo.

Sentados en torno de una mesa, sugestivamente redonda, en la cual nadie se atreve a proclamarse el Rey Arturo y el liderazgo parece compartido por los miembros del triunvirato representado por Carlos Ruckauf (Buenos Aires; José Manuel De la Sota (Córdoba) y Carlos Reutemann (Santa Fe) – ausente con aviso –, marcaron condiciones para el “acompaña miento crítico” que ofrecen a Fernando de la Rúa.

La declaración emitida al finalizar el encuentro fue firmado por Angel Mazza (La Rioja), Néstor Kirshner (Santa Cruz), Julio Miranda (Tucumán), Rubén Marín (La Pampa), Eduardo Fellner (Jujuy), Gildo Insfrán (Formosa) y Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego), además de Ruckauf y De la Sota.

Aún con algunas ausencias, el grupo de mandatarios parece encaminado a constituirse en un polo de poder político y social que aspira a ser algo más que espectador pasivo de los acontecimientos.

Pretenden ser consultados por el Poder Ejecutivo antes de que se adopten medidas a nivel nacional que afecten los intereses provinciales y han señalado en sus diálogos con el periodismo que no existe en ellos predisposición alguna a renegociar nada más con la Casa Rosada a partir de los acuerdos alcanzados oportunamente por los que las provincias congelaron por cinco años los gastos primarios.

En particular se evidencia una compacta posición de resistencia a eventuales intenciones de reducir los subsidios al uso de combustibles en la Patagonia y al tabaco, sobre los que reposan en buena medida las economía del Sur y del Noroeste del país.

Durante la reunión se analizó las líneas de resistencia con la que deberá encontrarse López Murphy si pretende aplicar una política neoliberal rígidamente ortodoxa, entre las que señaló la reticencia de Raúl Alfonsín, de Carlos Alvarez y de un sector importante de legisladores de la Alianza a firmarle un cheque en blanco.

El mismo día martes 6, el Consejo Nacional Justicialista, liderado por Carlos Menem, salió a respaldar la designación del ministro de Economía y dejó constancia del compromiso de colaborar con el éxito de su gestión; una expresión genérica que, de todas maneras, no significa un apoyo concreto a medidas de orden puntual en el futuro.

Al día siguiente, en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), hubo una nueva reunión de gobernadores del peronismo y de otro origen político, como los de Río Negro, Chubut y Neuquén – común denominador, los yacimientos petrolíferos – y Carlos Ruckauf, de Buenos Aires, quien anunció su compromiso de apoyar la Ley de Hidrocarburos que promueven sus colegas.

Este último aprovechó la oportunidad para cruzar lanzas con Carlos Saúl Menem.

Los medios reprodujeron textualmente sus declaraciones: “Las recetas ultraliberales que propone López Murphy, como antes proponía Roque Fernández, tienen solamente en el Partido Justicialista el aval de Menem, pero de ninguno de nosotros, que sí creemos que es imprescindible reactivar la economía y el empleo”.

Ese mismo día, en el Senado de la Nación, el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, dijo que intuía que se intenta realizar un nuevo ajuste; el que – a su juicio– “puede hacerse por consenso o por espanto. Espero que no sea por espanto”, sostuvo.

También expresó que lo peor que podía ocurrir al país es que se rompiera el acuerdo fiscal que debe durar hasta 2005; oportunidad en la que deslizó una advertencia: “No quiero sospechar que se quiera romper estos acuerdos, porque podríamos tener problemas”.

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