Cuatro tormentas se ciernen sobre EE.UU.

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Exactamente cuando se despejaba el horizonte económico norteamericano, cuatro nubarrones comienzan a taparlo. Uno es tan trágico como imprevisible: el cataclismo acaecido en Japón, tercera potencia mundial. Los otros no lo son tanto.

<p>Meses atr&aacute;s, la recuperaci&oacute;n del pa&iacute;s parec&iacute;a ir viento en popa y a un ritmo superior al augurado por una mayor&iacute;a de expertos, dentro o fuera de Wall Street. Por ende, varios gur&uacute;es elevaron sus predicciones con vistas a 2011. Se supon&iacute;a inclusive que el sector privado preparaba listas de recontrataciones laborales. Por ende, al desempleo podr&iacute;a abandonar la cota de 9,5% de la poblaci&oacute;n activa.<br />
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Hasta este trimestre, la salud econ&oacute;mica estadounidense mejoraba. Por ejemplo, la cartera Standard &amp; Poor&rsquo;s virtualmente se dobl&oacute; en el bienio 2009/10. No obstante y sin extrapolar un choque futuro (Jap&oacute;n), &iquest;qu&eacute; podr&iacute;a suceder?<br />
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Primer factor, el petr&oacute;leo. No hace tanto, nadie esperaba la ca&iacute;da del egipcio Hosni Mubarak ni que Muammar Ghadafi desencadenara una sangrienta guerra de final incierto. Hoy ese sector est&aacute; siendo sacudido desde Tokio: Libia representa apenas 2% de la oferta mundial de crudos, pero las compras japoneses s&oacute;lo son superadas por las de EE.UU. y China.<br />
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No obstante, una cantidad de analistas en Nueva York o Londres estimaba que el crudo tejano intermedio debiera tocar US$ 125 por barril en Nueva York. Ahora, Jap&oacute;n podr&iacute;a empujarlo a US$ 145/50.<br />
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Segundo factor, las econom&iacute;as centrales. Como se sabe, la recesi&oacute;n de 2007/09 deriv&oacute; de la crisis sist&eacute;mica iniciada en 2007 y, desde 2010, desemboca en el sobreendeudamiento soberano de la Eurozona. En EE.UU., el problema exige dise&ntilde;ar un programa plausible para controlar gastos y elevar ingresos fiscales. Allende el Atl&aacute;ntico, es preciso encarar una realidad dura, al menos para los monetaristas: el sistema financiero colectivo es insostenible y el Banco Central Europeo es un lastre.<br />
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Factor tres, los mercados emergentes. No sin cierto regodeo, el Wall Street Journal los ve &ldquo;ensimismados en su propio &eacute;xito, o sea haber eludido la crisis de Occidente. Pero ello puede crear una complacencia inoportuna.<br />
China, Brasil, Turqu&iacute;a o Indonesia avanzan hacia un crecimiento capaz de sobrecalentar sus econom&iacute;as y conducir a la b&ecirc;te noire de los ortodoxos estilo Fondo Monetario Internacional, Angela Merkel y David Cameron. Vale decir, la inflaci&oacute;n. En esta trama, irrumpe el cuarto factor, la cat&aacute;strofe japonesa, de ramificaciones y futuro todav&iacute;a imposibles de evaluar.<br />
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