¿Cuáles son las causas reales del déficit norteamericano?

“Cuando George W.Bush y sus asesores hablan sobre el creciente déficit fiscal, lo atribuyen- entre otras causas- a la recesión de 2000/1 y los ataques terroristas del 11 de septiembre. La oficina presupuestaria del Congreso no piensa igual”.

18 marzo, 2004

Así señala el analista británico Edmund Andrews, aludiendo al reciente informe legislativo sobre la ejecución fiscal del ejercicio 2003 (cerró en septiembre pasado) y las perspectivas para 2004. Por ejemplo, los contadores del Capitolio estiman que los efectos de aquella “minirrecesión” explican apenas 6% de un rojo que, este año, podría superar los US$ 500.000 millones.

El documento se conoció este lunes. Entre otras conclusiones, hay una muy sugestiva: “el repunte económico aumentará la recaudación, pero el déficit no bajará de US$ 474.000 millones”. Cabe apuntar que, en general, las proyecciones de esta oficina quedan por detrás de los cierres consolidados. De ahí la diferencia entre las dos cifras citadas.

La fuente parlamentaria confirma algo que muchos analistas venían presumiendo: los déficit federales hasta la próxima década derivarán, mayormente, del mayor gasto oficial y las rebajas tributarias. El segundo paquete lanzados por el gobierno tiene vigencia hasta 2012. Sin duda, el Poder Ejecutivo o el Congreso podrían dejarlo sin efectos antes del término fijado, pero ello demandaría un cambio radical en la Casa Blanca y la licuación de la mayoría republicana en ambas cámaras.

Los funcionarios del gobierno, con Alan Greenspan y John Snow (secretario de Hacienda) a la cabeza, no discuten la magnitud de los rojos. Pero insisten en que el propio ritmo de crecimiento y futuras restricciones al gasto podrán reducir el déficit en cinco años.

“La actitud imperante en Washington es ambigua”, apunta Andrews. “Exhibiendo un PBI capaz de aumentar 4% este año, siguen atribuyendo los déficit esencialmente a problemas fuera de su control”.

Tanto el presidente como sus equipos se aferran a una lista de reveses económicos. Desde la recesión –empezó poco antes de asumir Bush- hasta el terrorismo, el desinfle de la burbuja punto.com y una larga serie de escándalos en el sector privado.

Tampoco hay una gran brecha entre estimaciones. Joshua Bolten, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (presidencia), en su última propuesta a Bush, pronostica un déficit de US$ 521.000 millones en el ejercicio actual. Sus argumentos son idénticos a los de Snow y se oponen, claro, a los de sus colegas en el Capitolio.

El informe legislativo concluye que los “factores ocasionales o cíclicos” (menor crecimiento, etc.) son parte mínima del problema general. La oficina, por otro lado, admite que el menor crecimiento –sumado a las rebajas tributarias- había recortado la recaudación fiscal de 2002 en US$ 53.000 millones y todavía representaba un tercio del rojo presupuestario.

Ya en 2003, las mismas causas redujeron en US$ 68.000 millones los ingresos del fisco. Pero el déficit total, US$ 375.000 millones, reflejaba –sin duda- otra combinación: rebajas impositivas y gastos en Irak.

Los críticos del gobierno tienen su propia interpretación. A su juicio, los problemas fiscales resultan de cambios aprobados por el propio Poder Legislativo. Desde partidas adicionales para gastos en Irak hasta rebajas tributarias progresivas y subsidios sectoriales. Los factores cíclicos casi no cuentan ya.

“La administración ha intentado, una y otra vez, atribuir los déficit a hechos fuera de su control”, subraya Thomas Kahn, asesor demócrata del comité presupuestario en la cámara baja. “Este informe evidencia que Bush nos ha metido en una trampa de déficit estructurales. Se requerirán decisiones muy, muy duras para desmontarla”.

Brian Reidl, principal analista presupuestario en la Heritage Foundation –un grupo conservador-, recomienda “un efectivo control del gasto federal. El informe parlamentario proyecta 42% de aumento real de erogaciones entre 1999 y 2005, pero apenas 19% en la recaudación tributaria. A este paso, los déficit nunca cederán”.

Así señala el analista británico Edmund Andrews, aludiendo al reciente informe legislativo sobre la ejecución fiscal del ejercicio 2003 (cerró en septiembre pasado) y las perspectivas para 2004. Por ejemplo, los contadores del Capitolio estiman que los efectos de aquella “minirrecesión” explican apenas 6% de un rojo que, este año, podría superar los US$ 500.000 millones.

El documento se conoció este lunes. Entre otras conclusiones, hay una muy sugestiva: “el repunte económico aumentará la recaudación, pero el déficit no bajará de US$ 474.000 millones”. Cabe apuntar que, en general, las proyecciones de esta oficina quedan por detrás de los cierres consolidados. De ahí la diferencia entre las dos cifras citadas.

La fuente parlamentaria confirma algo que muchos analistas venían presumiendo: los déficit federales hasta la próxima década derivarán, mayormente, del mayor gasto oficial y las rebajas tributarias. El segundo paquete lanzados por el gobierno tiene vigencia hasta 2012. Sin duda, el Poder Ejecutivo o el Congreso podrían dejarlo sin efectos antes del término fijado, pero ello demandaría un cambio radical en la Casa Blanca y la licuación de la mayoría republicana en ambas cámaras.

Los funcionarios del gobierno, con Alan Greenspan y John Snow (secretario de Hacienda) a la cabeza, no discuten la magnitud de los rojos. Pero insisten en que el propio ritmo de crecimiento y futuras restricciones al gasto podrán reducir el déficit en cinco años.

“La actitud imperante en Washington es ambigua”, apunta Andrews. “Exhibiendo un PBI capaz de aumentar 4% este año, siguen atribuyendo los déficit esencialmente a problemas fuera de su control”.

Tanto el presidente como sus equipos se aferran a una lista de reveses económicos. Desde la recesión –empezó poco antes de asumir Bush- hasta el terrorismo, el desinfle de la burbuja punto.com y una larga serie de escándalos en el sector privado.

Tampoco hay una gran brecha entre estimaciones. Joshua Bolten, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (presidencia), en su última propuesta a Bush, pronostica un déficit de US$ 521.000 millones en el ejercicio actual. Sus argumentos son idénticos a los de Snow y se oponen, claro, a los de sus colegas en el Capitolio.

El informe legislativo concluye que los “factores ocasionales o cíclicos” (menor crecimiento, etc.) son parte mínima del problema general. La oficina, por otro lado, admite que el menor crecimiento –sumado a las rebajas tributarias- había recortado la recaudación fiscal de 2002 en US$ 53.000 millones y todavía representaba un tercio del rojo presupuestario.

Ya en 2003, las mismas causas redujeron en US$ 68.000 millones los ingresos del fisco. Pero el déficit total, US$ 375.000 millones, reflejaba –sin duda- otra combinación: rebajas impositivas y gastos en Irak.

Los críticos del gobierno tienen su propia interpretación. A su juicio, los problemas fiscales resultan de cambios aprobados por el propio Poder Legislativo. Desde partidas adicionales para gastos en Irak hasta rebajas tributarias progresivas y subsidios sectoriales. Los factores cíclicos casi no cuentan ya.

“La administración ha intentado, una y otra vez, atribuir los déficit a hechos fuera de su control”, subraya Thomas Kahn, asesor demócrata del comité presupuestario en la cámara baja. “Este informe evidencia que Bush nos ha metido en una trampa de déficit estructurales. Se requerirán decisiones muy, muy duras para desmontarla”.

Brian Reidl, principal analista presupuestario en la Heritage Foundation –un grupo conservador-, recomienda “un efectivo control del gasto federal. El informe parlamentario proyecta 42% de aumento real de erogaciones entre 1999 y 2005, pero apenas 19% en la recaudación tributaria. A este paso, los déficit nunca cederán”.

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