lunes, 9 de diciembre de 2024

Crisis petrolera mundial

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Continúa sostenido el precio del petróleo. Preocupa a los países ricos y afecta a todos. Bill Clinton prevé que aletargue el ritmo económico de EE.UU. Efectos en la Argentina. Reacciones en Francia y España.

Las informaciones procedentes de los mercados internacionales indican que el precio del petróleo no muestra tendencias a decrecer, como lo señala el hecho de que en las ventas a futuro recién aparece una cotización de US$ 30 por barril para junio de 200l.

Las empresas radicadas en la Argentina estiman exportar por un valor de US$ 600 millones más que en 1999, cuando obtuvieron por esas ventas US$ 1.543 millones.

Al efecto benéfico sobre la balanza comercial, se anteponen los negativos para quienes consumen combustible para su actividad económica o deben llenar los tanque de sus automóviles para desplazarse.

Las perspectivas son aún peores para los países importadores de combustible, como Brasil, ya que los observadores aseguran que la escala de precios no se amortiguará en el plazo inmediato.

El arribo del invierno en el hemisferio Norte marca un normal aumento de la demanda; los países del Pacífico, incluido Japón, se preocupan por armar stock preventivo y los productores agrupados en la OPEP, que se reúnen este fin de semana, parecen dispuestos a aumentar la producción de manera limitada, en términos que no provoque una disminución del precio internacional.

En la Argentina, con un mercado desregulado, se abren diversas incógnitas sobre el comportamiento de la sociedad y de los sectores económicos.

La vista está puesta en Francia y en España, donde se realizan movilizaciones de consumidores para exigir una disminución en el precio de venta minorista de combustibles.

La incógnita está planteada respecto de lo que ocurrirá a nivel oficial, en vista de que con la liberación de precios no se registró la esperada nivelación con los valores internacionales, a punto tal que la nafta súper costó (libre de impuestos) 21% más en las refinerías locales que la paridad de importación y que el gasoil supera al costo del importado en 12%.

Contrariamente a lo que pudiera suponerse, el aumento de precio no beneficia la recaudación fiscal. Por el contrario, entre agosto de este año y el mismo mes del anterior, la recaudación por ventas de combustibles descendió 1,6%.

En el primer semestre del año la venta de nafta disminuyó 20%, informó el Instituto Argentino del Petróleo y Gas. Hecho atribuido a la persistente recesión.

En los primeros meses del año se recaudaron por ese concepto $ 2250 millones contra $ 2286 millones del mismo lapso de 1999. La recaudación registra caídas en los últimos años. En 1998 bajó 6% y en 1999, 2,8%.

Entre los expertos en energía a nivel mundial se plantea la perspectiva de una crisis que podría alcanzar los niveles de la de 1973, ante la posibilidad de que el barril siga trepando hasta los US$ 40.

Bill Clinton, desde Londres, advirtió que la suba amenaza aletargar el desarrollo de la economía de su país; hasta se aventuró a hablar de una eventual recesión.

Mientras el mandatario norteamericano hablaba, el precio del crudo de Brent para las entregas de octubre superaba la barrera de los US$ 34, para llegar a US$ 34,5, el mayor nivel en 10 años.

La OPEP se reúne el domingo para considerar el aumento de las cuotas de producción, cuya limitación empuja los precios hacia arriba, ante la demanda de un mundo en crecimiento económico.

Se estima que al menos resolverá un incremento de 500.000 barriles diarios, aunque Arabia Saudita y Kuwait podrían estirar la cuota de producción diaria a los 700.000 barriles (ver más información en “La UE presiona a la Opep”, en esta misma sección).

Las bases de la crisis, según el analista de mercado Philip Verleger, son una limitación de la oferta decidida por los productores, el aumento de la demanda por los países económicamente más fuertes y una merma en las inversiones en exploración y explotación.

Mientras Shell anuncia inversiones por US$ 1.200 millones en el Mar del Norte y British Petroleum pondría en sus planes la explotación de yacimientos con 4.000 millones de barriles, tal vez debería esperarse una aceleración de los proyectos para explotar en el futuro las eventuales reservas de hidrocarburos que rodean, según los expertos, las islas Malvinas.

Y la reactivación de posibles negociaciones entre la Argentina y Gran Bretaña para resolver las alternativas existentes entre una viable cooperación o, en caso contrario, litigios jurídicos y diplomáticos.

Las informaciones procedentes de los mercados internacionales indican que el precio del petróleo no muestra tendencias a decrecer, como lo señala el hecho de que en las ventas a futuro recién aparece una cotización de US$ 30 por barril para junio de 200l.

Las empresas radicadas en la Argentina estiman exportar por un valor de US$ 600 millones más que en 1999, cuando obtuvieron por esas ventas US$ 1.543 millones.

Al efecto benéfico sobre la balanza comercial, se anteponen los negativos para quienes consumen combustible para su actividad económica o deben llenar los tanque de sus automóviles para desplazarse.

Las perspectivas son aún peores para los países importadores de combustible, como Brasil, ya que los observadores aseguran que la escala de precios no se amortiguará en el plazo inmediato.

El arribo del invierno en el hemisferio Norte marca un normal aumento de la demanda; los países del Pacífico, incluido Japón, se preocupan por armar stock preventivo y los productores agrupados en la OPEP, que se reúnen este fin de semana, parecen dispuestos a aumentar la producción de manera limitada, en términos que no provoque una disminución del precio internacional.

En la Argentina, con un mercado desregulado, se abren diversas incógnitas sobre el comportamiento de la sociedad y de los sectores económicos.

La vista está puesta en Francia y en España, donde se realizan movilizaciones de consumidores para exigir una disminución en el precio de venta minorista de combustibles.

La incógnita está planteada respecto de lo que ocurrirá a nivel oficial, en vista de que con la liberación de precios no se registró la esperada nivelación con los valores internacionales, a punto tal que la nafta súper costó (libre de impuestos) 21% más en las refinerías locales que la paridad de importación y que el gasoil supera al costo del importado en 12%.

Contrariamente a lo que pudiera suponerse, el aumento de precio no beneficia la recaudación fiscal. Por el contrario, entre agosto de este año y el mismo mes del anterior, la recaudación por ventas de combustibles descendió 1,6%.

En el primer semestre del año la venta de nafta disminuyó 20%, informó el Instituto Argentino del Petróleo y Gas. Hecho atribuido a la persistente recesión.

En los primeros meses del año se recaudaron por ese concepto $ 2250 millones contra $ 2286 millones del mismo lapso de 1999. La recaudación registra caídas en los últimos años. En 1998 bajó 6% y en 1999, 2,8%.

Entre los expertos en energía a nivel mundial se plantea la perspectiva de una crisis que podría alcanzar los niveles de la de 1973, ante la posibilidad de que el barril siga trepando hasta los US$ 40.

Bill Clinton, desde Londres, advirtió que la suba amenaza aletargar el desarrollo de la economía de su país; hasta se aventuró a hablar de una eventual recesión.

Mientras el mandatario norteamericano hablaba, el precio del crudo de Brent para las entregas de octubre superaba la barrera de los US$ 34, para llegar a US$ 34,5, el mayor nivel en 10 años.

La OPEP se reúne el domingo para considerar el aumento de las cuotas de producción, cuya limitación empuja los precios hacia arriba, ante la demanda de un mundo en crecimiento económico.

Se estima que al menos resolverá un incremento de 500.000 barriles diarios, aunque Arabia Saudita y Kuwait podrían estirar la cuota de producción diaria a los 700.000 barriles (ver más información en “La UE presiona a la Opep”, en esta misma sección).

Las bases de la crisis, según el analista de mercado Philip Verleger, son una limitación de la oferta decidida por los productores, el aumento de la demanda por los países económicamente más fuertes y una merma en las inversiones en exploración y explotación.

Mientras Shell anuncia inversiones por US$ 1.200 millones en el Mar del Norte y British Petroleum pondría en sus planes la explotación de yacimientos con 4.000 millones de barriles, tal vez debería esperarse una aceleración de los proyectos para explotar en el futuro las eventuales reservas de hidrocarburos que rodean, según los expertos, las islas Malvinas.

Y la reactivación de posibles negociaciones entre la Argentina y Gran Bretaña para resolver las alternativas existentes entre una viable cooperación o, en caso contrario, litigios jurídicos y diplomáticos.

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