Crisis griega, otro hito en una larga historia
Nos parecemos a la Argentina, sostiene Konstantinos Lapavistas, economista sistémico. En realidad, la crisis helena no es sólo financiera, sino también política y data de la independencia, 1830. Así opina el analista italiano Sergio Romano.
1 julio, 2011
<p>Ni 180 años bastaron para resolver los problemas surgidos tras la separación griega del imperio Otomano, producto de las presiones británicas, rusas y francesas sobre un sultanato en veloz declive. Ya en el siglo XX, apunta el experto, “la Turquía post-otomana atravesó desde 1915 momentos difíciles. Por ejemplo golpes de estado, terrorismo y la masacre armenia”.<br />
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Pero, a diferencia de Grecia, Estambul “tenía una tradición estatal de siglos y, merced a Mustafá Kemal Atatürk, fuerzas armadas verticalistas y laicas. Por el contrario, desde 1830 la historia helena ha sido una larga crónica de crisis constitucionales o económicas, dictaduras y conatos de guerra civil”.<br />
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Las lacras griegas –tribalismo político, corrupción rampante, evasión fiscal- eran viejas cuando en 1981 arribó al poder Andreas Papandreu, padre y antecesor de Giorgios, y el movimiento socialista panelénico (Pasok) Era un demagogo tan ambiguo que, siendo miembro de la OTAN, coqueteaba todo el tiempo con la entonces Unión Soviética. <br />
Esta característica explica que Andreas amenazase cada tanto con cerrar las bases de la organización en su territorio.<br />
A la inversa, Turquía sigue siendo un puntal de Occidente entre Rusia, Irán y el mundo árabe, como muestran su papel en la guerra civil siria o su moderación con la minoría kurda propia. En esta coyuntura, la crisis griega resalta las diferencias de gestión financiera entre Angora y Atenas.<br />
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Inclusive, en cuanto al “absurdo programa de austeridad impuesto por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, cuyo destino es un cese de pagos y el abandono de euro”. En esto coinciden Lapavistas, Paul Krugman y Joseph Stiglitz. El primero no se priva de comparar Grecia con el caso argentino de 2001/02, salvo que Buenos Aires salió en dirección opuesta a Atenas. Ello permitió “una recuperación sostenida aunque no perfecta”.<br />
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