Crisis en EE.UU.: ¿creciente injerencia del estado federal?

En la última reunión del comité de política monetaria, dos vocales no aprobaron la rebaja de tasas básicas. Ambos temen que la Reserva Federal sea ariete de la intervención gubernamental en la economía norteamericana.

19 marzo, 2008

En otra notable muestra del “haz lo que digo, no lo que hago”, la administración republicana no sigue la receta que suele recomendar a los países en desarrollo, cifradas en la intangibilidad de los mercados financieros. Al cabo de tres megapaquetes concertados con otros bancos centrales desde setiembre, el rescate de bancos firmas de valores y otros malos apostadores ha quemado ya cerca de US$ 1,3 billones.

En el caso de Estados Unidos, la injerencia estatal llega al extremo de inducir a ciertos bancos (por ejemplo, JP Morgan Chase) a comprar por muy poco entidades en situación terminal. En efecto, Bear Stearns –que venía cuesta abajo desde 2001- se malvendió en US$ 236 millones, apenas dos dólares, en una transacción virtualmente forzada por Henry Paulsen, quizás uno de los peores secretarios de hacienda en decenios.

Dichos de otro modo, JPMCh fue “premiado” den Wall Street por encabeza una eventual ola de fusiones y adquisiciones orientada a salvar firmas de valores (Lehman Brothers podría ser la segunda) y otros intermediarios financieros. El rebote artificial del martes 17 no aventó los temores sobre repercusiones de la doble crisis –malas hipotecas, iliquidez- en la economía física del país.

Mientras tanto, el lunes 17 las bolsas de Asia oriental y sudoriental caían no por problemas locales, sino por efectos del derrumbe occidental. Fuera de ese contagio coyuntural o de los efectos inflaciones de materias primas caras, grandes mercados como Tokio, Shanghai, Hongkong, Singapur, Bombay o San Pablo sigue desacoplándose de Occidente. Si no fuera por la pertinacia del Banco Central europeo en mantener su tasa en 4%, la Eurozona estaría desacoplándose de EE.UU.

Ahora hasta los medios más ortodoxos –“Wall Street journal, Financial Times, Frankfurter Allgemeine”- admiten que las crisis actuales reflejan la incapacidad de reguladores, bancos, empresas y público de captarlos riesgos de un sistema financiero tan poco diáfano como desmesurado. Entonces ¿qué hace el gobierno? Pues apelar a creciente intervención en los mercados para rescatar bancas que debieran liquidarse.

Nadie se anima todavía a decirlo, pero el camino iniciado por Washington puede desembocar en la restricción de instrumentos especulativos (derivados, por ejemplo), fondo de cobertura, fondos extrabursátiles, etc. Sin duda, quedará un tendal como en 1907 o 1929/32.

En otra notable muestra del “haz lo que digo, no lo que hago”, la administración republicana no sigue la receta que suele recomendar a los países en desarrollo, cifradas en la intangibilidad de los mercados financieros. Al cabo de tres megapaquetes concertados con otros bancos centrales desde setiembre, el rescate de bancos firmas de valores y otros malos apostadores ha quemado ya cerca de US$ 1,3 billones.

En el caso de Estados Unidos, la injerencia estatal llega al extremo de inducir a ciertos bancos (por ejemplo, JP Morgan Chase) a comprar por muy poco entidades en situación terminal. En efecto, Bear Stearns –que venía cuesta abajo desde 2001- se malvendió en US$ 236 millones, apenas dos dólares, en una transacción virtualmente forzada por Henry Paulsen, quizás uno de los peores secretarios de hacienda en decenios.

Dichos de otro modo, JPMCh fue “premiado” den Wall Street por encabeza una eventual ola de fusiones y adquisiciones orientada a salvar firmas de valores (Lehman Brothers podría ser la segunda) y otros intermediarios financieros. El rebote artificial del martes 17 no aventó los temores sobre repercusiones de la doble crisis –malas hipotecas, iliquidez- en la economía física del país.

Mientras tanto, el lunes 17 las bolsas de Asia oriental y sudoriental caían no por problemas locales, sino por efectos del derrumbe occidental. Fuera de ese contagio coyuntural o de los efectos inflaciones de materias primas caras, grandes mercados como Tokio, Shanghai, Hongkong, Singapur, Bombay o San Pablo sigue desacoplándose de Occidente. Si no fuera por la pertinacia del Banco Central europeo en mantener su tasa en 4%, la Eurozona estaría desacoplándose de EE.UU.

Ahora hasta los medios más ortodoxos –“Wall Street journal, Financial Times, Frankfurter Allgemeine”- admiten que las crisis actuales reflejan la incapacidad de reguladores, bancos, empresas y público de captarlos riesgos de un sistema financiero tan poco diáfano como desmesurado. Entonces ¿qué hace el gobierno? Pues apelar a creciente intervención en los mercados para rescatar bancas que debieran liquidarse.

Nadie se anima todavía a decirlo, pero el camino iniciado por Washington puede desembocar en la restricción de instrumentos especulativos (derivados, por ejemplo), fondo de cobertura, fondos extrabursátiles, etc. Sin duda, quedará un tendal como en 1907 o 1929/32.

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