Convocarán al diálogo social

El gobierno llamará al diálogo social preservando su autoridad. Se hará por separado con los sectores de la sociedad, para crear demanda de empleo y atender a los grupos desguarnecidos.

14 junio, 2000

Sectores sociales y políticos serán convocados por el gobierno para abrir un diálogo sobre la problemática actual del país. Puede apreciarse en los alcances del llamado la preocupación oficial por mantener en sus manos las riendas de la situación y no difundir una imagen de debilidad a la sociedad.

Fernando de la Rúa es celoso de la amplitud del mandato recibido en las elecciones que lo consagraron en la primera magistratura y no está dispuesto a resignar uno solo de sus atributos. Por lo tanto, la convocatoria no tendrá el carácter de una gran mesa redonda, sino de reuniones parciales que el gobierno mantendrá con los sectores convocados en base a una agenda precia.

El Jefe del Gabinete Rodolfo Terragno fue explícito al dialogar con la prensa y aclaró que el Poder Ejecutivo se propone movilizar acuerdos para la generación de empleos y de asistencia a los grupos socialmente desguarnecidos.

El tratamiento de los temas será coordinado por Terragno, Jorge de la Rúa y Federico Storani. El primero actuará como hombre de contacto con las representaciones partidarias en el Congreso de la Nación. Storani lo hará con los líderes de los partidos que tienen representación parlamentaria; ya lo hizo con el Partido Justicialista, mediante su vicepresidente primero , Rubén Marín, gobernador de La Pampa y hombre de confianza de Carlos Saúl Menem.

El contacto con los gremios corresponde a Alberto Flamarique. El ministro de Trabajo dialogará por separado con las centrales sindicales que participaron del último paro general de actividades. José Luis Machinea, como es obvio, tendrá a su cargo las deliberaciones con el empresariado.

Esta iniciativa oficial surgió ,en términos concretos, de la reunión de gabinete presidida por el vicepresidente en ejercicio de la Presidencia, Carlos Alvarez, celebrada en la víspera. En ella se convino en evitar que los conflictos sociales creen un aislamiento que impida el diálogo fluido con la sociedad y en consolidar los lineamientos de cooperación surgidos de las filas del Partido Justicialista, donde se percibe una clara determinación de evitar tropiezos a la libre marcha del sistema democrático y establecer vínculos de cooperación que resguarden la identidad política de las partes.

En cuanto a la Iglesia argentina, que no desea comprometerse como parte en conflicto, sino aspira a ser vínculo de acercamiento y de reflexión, se le asigna un papel importante. Sin embargo, se intentará mitigar la rigidez de las críticas lanzadas contra la política económica por los obispos que integran la Pastoral Social.

Sectores sociales y políticos serán convocados por el gobierno para abrir un diálogo sobre la problemática actual del país. Puede apreciarse en los alcances del llamado la preocupación oficial por mantener en sus manos las riendas de la situación y no difundir una imagen de debilidad a la sociedad.

Fernando de la Rúa es celoso de la amplitud del mandato recibido en las elecciones que lo consagraron en la primera magistratura y no está dispuesto a resignar uno solo de sus atributos. Por lo tanto, la convocatoria no tendrá el carácter de una gran mesa redonda, sino de reuniones parciales que el gobierno mantendrá con los sectores convocados en base a una agenda precia.

El Jefe del Gabinete Rodolfo Terragno fue explícito al dialogar con la prensa y aclaró que el Poder Ejecutivo se propone movilizar acuerdos para la generación de empleos y de asistencia a los grupos socialmente desguarnecidos.

El tratamiento de los temas será coordinado por Terragno, Jorge de la Rúa y Federico Storani. El primero actuará como hombre de contacto con las representaciones partidarias en el Congreso de la Nación. Storani lo hará con los líderes de los partidos que tienen representación parlamentaria; ya lo hizo con el Partido Justicialista, mediante su vicepresidente primero , Rubén Marín, gobernador de La Pampa y hombre de confianza de Carlos Saúl Menem.

El contacto con los gremios corresponde a Alberto Flamarique. El ministro de Trabajo dialogará por separado con las centrales sindicales que participaron del último paro general de actividades. José Luis Machinea, como es obvio, tendrá a su cargo las deliberaciones con el empresariado.

Esta iniciativa oficial surgió ,en términos concretos, de la reunión de gabinete presidida por el vicepresidente en ejercicio de la Presidencia, Carlos Alvarez, celebrada en la víspera. En ella se convino en evitar que los conflictos sociales creen un aislamiento que impida el diálogo fluido con la sociedad y en consolidar los lineamientos de cooperación surgidos de las filas del Partido Justicialista, donde se percibe una clara determinación de evitar tropiezos a la libre marcha del sistema democrático y establecer vínculos de cooperación que resguarden la identidad política de las partes.

En cuanto a la Iglesia argentina, que no desea comprometerse como parte en conflicto, sino aspira a ser vínculo de acercamiento y de reflexión, se le asigna un papel importante. Sin embargo, se intentará mitigar la rigidez de las críticas lanzadas contra la política económica por los obispos que integran la Pastoral Social.

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