Contradicciones de los republicanos ante Obama

En Estados Unidos hay una notoria brecha de lógica que afecta al núcleo mismo de la intransigencia opositora en materia de endeudamiento federal. Irónicamente, es presidente quien se ha encargado de ponerla en evidencia esta borrascosa semana.

12 julio, 2011

<p>El partido Republicano sostiene, como art&iacute;culo de fe &ndash;sin evidencias- que la creciente deuda p&uacute;blica es el motivo de dos lacras persistentes, desempleo y estancamiento. No obstante, estos mismos republicanos rechazan el nuevo compromiso ofrecido por Barack Obama para disminuir esa deuda en los pr&oacute;ximos diez ejercicios porque, con buen sentido, el mandatario insiste en que cualquier trato incluya alg&uacute;n grado de aumento tributario.<br />
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&ldquo;&iquest;D&oacute;nde est&aacute;n ubicados? preguntaba en la reciente rueda de prensa. &ldquo;Si afirman que ser&aacute; el mayor impulso a la confianza &iquest;d&oacute;nde est&aacute; la trampa?&rdquo; Por supuesto, la trampa reside en que los republicanos &ndash;gracias al Tea Party- est&aacute;n atados a metas ideol&oacute;gicas. Vale decir, al recorte del gobierno y los impuestos, m&aacute;s que a reducir el d&eacute;ficit. As&iacute;, han rechazado varias ofertas de Washington, aunque los incrementos quedasen neutralizados por los recortes de gastos.<br />
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Este rechazo por el rechazo mismo se puso en evidencia la noche del s&aacute;bado, cuando el diputado John Boehner fue obligado por los republicanos a abandonar un plan que hab&iacute;a discutido con Obama. Su objeto era podar el rojo en cuatro billones durante diez a&ntilde;os fiscales (octubre a septiembre).<br />
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El esquema habr&iacute;a ido demasiado lejos en recortar gastos discrecionales y sociales, restando demasiadas partidas a la econom&iacute;a, en un momento cuando &eacute;sta precisa desesperadamente inversiones p&uacute;blicas. Aun as&iacute;, era mejor que la virtual quema de partidas exigida por los republicanos, pues al menos elevaba de US$ 700.000 millones a un bill&oacute;n (+42,5%) en entradas adicionales, desde 2013/14, terminando con descuentos impositivos al sector privado y las familias que ganen US$ 250.000 anuales o m&aacute;s, dictados bajo el gobierno de George W.Bush. No por casualidad, el mismo que meti&oacute; a EE.UU. en tres guerras imposibles, Irak, Somal&iacute;a y Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n. <br />
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Eric Cantor, jefe del bloque opositor en la c&aacute;mara baja, insisti&oacute; ante Boehner que sus correligionarios, uncidos a promesas antitributarias, no podr&iacute;an aceptar el nuevo plan. Desde este martes, entonces, los negociadores tratan de llegar a un acuerdo para reducir el d&eacute;ficit por alrededor de &ldquo;s&oacute;lo&rdquo; dos billones en un decenio. Pero las consecuencias para la econom&iacute;a f&iacute;sica y la vida de los norteamericanos ser&aacute;n desastrosas de todas maneras.<br />
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Es bueno ver a Obama desafiando al Tea Party y su il&oacute;gico fundamentalismo de pueblo chico, para imponer un acuerdo antes de que sea demasiado tarde y el 2 de agosto llegue sin nuevo tope para el endeudamiento federal. Pero muchos economistas serios temen que la clase de trato en vista pueda llevar a m&aacute;s a&ntilde;os de estancamiento y dejar sin poder pol&iacute;tico al propio presidente. Justamente, lo que buscan los republicanos. No advierten que, cuando lleguen a la Casa Blanca, el pa&iacute;s puede ser un tembladeral donde se hundan ambos partidos.</p>
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