Conexión del referendo con la gran desigualdad

Sería poco preciso atribuir exclusivamente el resultado del voto al tema de los inmigrantes o a la crisis financiera. La razón de fondo –aunque menos visible- es la desigualdad geográfica como se advierte en el mapa de los resultados.

26 junio, 2016

Esa realidad pesó en el desenlace y no fue advertida por la clase política hasta que fue demasiado tarde. Es cierto que las consecuencias para todos los británicos, pero en especial para los desencantados que votaron por abandonar la UE, serán pronto peores en términos de futura calidad de vida, efectos sobre el empleo, sueldos y precios, que serán todavía más relevantes que el pronunciado descenso registrado en el valor de la libra esterlina o de las acciones bursátiles.

El desenlace electoral –aunque no se advierta todavía con claridad- está muy conectado con cultura, perspectiva sobre la vida, calidad de la vida cotidiana y un fuerte sentido de pertenencia a la sociedad en la que se está inmerso.

Sin duda el proceso de ajustar los estándares de vida desde comienzos del siglo, jugó un papel importante en que mucha gente perdiera su fe en la política británica, cuando además se creía con derecho a que la economía les dispensara mejor tratamiento.

No todo se explica, sin embargo, por el pasado reciente. Cuando se revisa el mapa electoral, condado por condado, se advierte que no siempre hay correspondencia entre el voto triunfante y la situación económica dominante. Hubo lugares que mejoraron notablemente sus ingresos y sin embargo votaron por abandonar a los socios europeos. Y hubo otros, empobrecidos sin tregua, que votaron a favor de permanecer en la UE. No es tan simplista la explicación inicial preferida.

Hacen falta otros elementos, y con perspectiva histórica para enriquecer la explicación de lo que realmente ocurrió. El impacto de la desigualdad a tener en cuenta no es únicamente sobre lo ocurrido en la reciente recesión, o al efecto de la emigración europea en la depresión de los salarios.

El efecto neagativo de la desigualdad geográfica que ha tenido incidencia sobre el Brexit, es mucho más antiguo. Es una desigualdad que ya era más que evidente en los años 80 –cuando no había migración europea-, donde los costos se concentraban en determinadas áreas, sin que hubiera voluntad política o social de corregir esas distorsiones.

Una lección dura: los partidos políticos, a partir de ahora, deberán replantear a fondo estos temas centrales como inmigración, comercio y empleo.

 

 

 

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